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Reducir el consumo de plásticos para contribuir a disminuir la contaminación, es un tema que hemos tratado a lo largo todo el Observatorio. En este artículo queremos darte algunos consejos para facilitarte la ruta hacia la desplastificación
Residuos18/09/2020
Antes de comenzar nos gustaría dejar claro que estas son algunas ideas sobre cómo reducir los plásticos, por supuesto no están recogidas todas las posibles y te invitamos a que sigas investigando. Tampoco pretendemos que, después de leerlas y en un breve tiempo, puedas cumplirlas todas. Te recomendamos que hagas un listado con estas y otras propuestas y te plantees si crees que puedes evitar, reducir, reutilizar, reciclar o rechazar el producto plástico, cómo lo vas a hacer y cuándo vas a comenzar. Ejemplos, rechazaré la pajita de plástico que me ofrezcan en el bar desde hoy, o evitaré el estropajo de plástico adquiriendo uno de fibra natural de lufa el próximo fin de semana.
Según el documento “Reusable & toxic-free menstrual products. Making women’s lives better while fighting plastic pollution.” (Zero Waste Europe y Health and Environment Justice Support, 2018), una mujer tendrá a lo largo de su vida hasta 3.000 días con la regla, o el equivalente a 8,2 años. Durante ese tiempo, puede utilizar un promedio 12.000 productos menstruales desechables (compresas y tampones), el equivalente a 150 kilogramos por mujer, o suficiente para llenar dos minibuses. Se ha calculado que, en promedio, el 90% de cada artículo menstrual es plástico, para que te hagas una idea un paquete convencional de compresas supone el equivalente a 4 bolsas de plástico. Uno de los problemas es que el conjunto de materiales que componen estos productos desechables no tiene que ser divulgado por ley, ya que se consideran dispositivos médicos. Sin embargo, las compañías que han puesto a disposición esta información manifiestan que el plástico es el componente principal. Además, las compresas pueden contener productos químicos como BPA, ftalatos y aditivos petroquímicos siendo el polietileno el plástico más utilizado. Algunas de estas sustancias pueden alterar el sistema endocrino y están relacionadas con diversas enfermedades: cardíacas, de infertilidad y cáncer. Incluso en tampones se han encontrado tóxicos asociados con un mayor riesgo de menopausia precoz y trastornos menstruales.
Según cita el informe anterior, la Comisión Europea clasifica a los productos menstruales como el quinto artículo de plástico de un solo uso más comúnmente encontrados en el medio marino. Compresas y tampones pueden terminar en el medioambiente acuático después de ser arrojadas por el inodoro, llegando finalmente a ríos y mares, causando un significativo impacto negativo en el medio marino: pueden ser ingeridos por animales; liberar productos químicos en el agua, incluidos los microplásticos; contribuir al transporte de especies invasoras; y tienen un impacto económico negativo tanto en el turismo como en la pesca.
Después de leer estas cifras, si no la utilizas ya, seguro que querrás probar la copa menstrual, puede ser de silicona natural, caucho, etc. (una “copa” que insertas en la vagina y en la que se recoge el flujo, tendrás que vaciarla entre 4 y 12 horas). Con su uso todo son beneficios, evitarás una gran cantidad de residuos, los posibles efectos negativos para tu salud y para el medio ambiente de los productos desechables, esto sin contar el coste económico que, según el informe anterior, aunque varía significativamente según el país de la UE, se estima para una mujer a lo largo de sus vida entre más de 1.500 y 7.500 euros en los países de la UE, en comparación con menos de 100 euros cuando se usan las alternativas reutilizables.
Si no te haces con la copa o para aquellas situaciones en las que resulta complicado su uso por la necesidad de tener un lugar para vaciar y aclararla con agua, existen otras alternativas las compresas de tela lavables y reutilizables, esponjas de origen marino 100% naturales o recurrir a compresas y tampones ecológicos.
Fuente: 360.dkvseguros (.com)

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