
Desmontando los mitos que nos privan de la vital infraestructura arboleda en la lucha climática
Especialistas afirman que estamos ante la “sexta generación” de incendios. A futuro, varias zonas de Argentina correrán peligro.
Arbolado20/01/2020 Fuente: La Gaceta (Tucuman, Argentina)Los daños irreversibles a raíz de los incendios forestales de Australia han conmocionado el mundo. Los análisis y las responsabilidades medioambientales son varias, pero existe una causa que nos compete a todas las personas por igual: el cambio climático.
¿El motivo? Como consecuencia del recalentamiento de la atmósfera, en relación con otros años hay una mayor virulencia en los incendios. “El cambio climático tiene un rol central en el asunto. Aunque no produce los megaincendios, sí genera las condiciones naturales propicias para su propagación. El caso australiano muestra concretamente hacia dónde vamos con el clima. No sólo aumentó la temperatura global, sino la frecuencia de eventos extremos”, comentó Inés Camilloni, doctora en Ciencias de la Atmósfera, a la agencia de noticias Télam.
De continuar con la situación el pronóstico es poco alentador. “Están sucediendo fenómenos que habían sido vaticinados para 2030/2040. Las grandes sequías generan bosques totalmente estresados y disponibles para quemar. Es decir, grandes masas de combustible”, explicó Norberto Ovando, experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas, espacio de consulta pertinente a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Ante los cambios en su modus operandi los especialistas han denominado a los incendios como “siniestros de sexta generación”. “El concepto de cuarta generación surgió luego de los años '90 y alude a un fuego de interfase que ocurre dentro de urbanizaciones con poca o mucha forestación. Después, llegaron los incidentes de quinta generación: megafuegos que se originan al combinar olas de calor con mucha sequías. Estos son incontrolables”, detalló Edgardo Mensegue, responsable del Departamento de Incendios Forestales de la Academia Nacional de Bomberos.
Ovando explicó que los incendios de sexta generación son aún más inmanejables que sus antecesores. La referencia está en La Pampa y las 1,1 millón de hectáreas consumidas por las llamas en 2017. “La gravedad está en las tormentas de fuego porque el fenómeno genera rayos e incendios que se replican en otras distancias. Consumen entre 4.000 y 13.000 hectáreas por hora y los efectos se propagan a una velocidad de dos a cinco kilómetros”, definió el biólogo. Agregó que desde 2007 las proyecciones del cambio climático habían predicho las posibilidades de incendios en Australia, en algunas regiones de Sudamérica y en el continente africano.
Los especialistas sostienen que Argentina también tiene regiones vulnerables. “Por las olas de calor intensas, la zona andino-patagónica es sensible a las tragedias. En especial, ante la disminución de lluvias en la región boscosa”, resaltó Camilloni. A la cuestión se suma otro inconveniente. “Esta generación vuelve obsoletos los modelos tradicionales de gestión de incendios. Nuestro país debe repensar su accionar en la materia. Al tiempo que se crean políticas de prevención adaptadas a la era que atravesamos”, finalizó Ovando.
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