¿Son realmente mejores para el medio ambiente las bolsas “ecológicas”?

Una bolsa de plástico tarda entre 400 y 1000 años en degradarse una vez descartada. Pero los otros materiales también tienen un importante costo ecológico al ser producidas.

Residuos 30/10/2019 Fuente: Radio Mitre (Buenos Aires-Argentina)
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En los últimos años, tanto las organizaciones ambientales como gobiernos municipales han desalentado sistemáticamente el uso de las bolsas de plástico. Los motivos sobran: cada una de ellas tarda entre 400 y 1000 años en degradarse, por lo que su contaminación plástica causa graves trastornos a nivel ecológico.

 
 
 
Aunque deshacerse de las bolsas plásticas requiere todo un cambio de costumbre, de un tiempo a esta parte proliferan las bolsas de algodón o de papel, que permiten su reutilización y tardan más tiempo en ser desechadas por los usuarios. De todas maneras, los especialistas advierten que esos tipos tampoco contribuyen demasiado a la estabilidad del medio ambiente. Incluso, las de algodón podrían ser peores que las reciclables de origen plástico.

 
Aunque habitualmente pensamos que su daño se genera una vez descartadas, las bolsas tienen un enorme costo de producción que afectan directamente a la ecología. La cantidad de energía que se usa para su creación, las veces que pueden reutilizarse, cuán fácil es en verdad reciclarlas y cuánto tardan en descomponerse son algunas de variables que deben tomarse en cuenta para calcular su impacto real en el medio ambiente.

Por empezar, fabricar una bolsa de papel consume cuatro veces la energía que necesita una de plástico. Y si bien estas últimas se crean a partir de petróleo refinado, las de papel requieren la tala de árboles. Pero Margaret Bates, profesora de Gestión Sostenible en la Universidad de Northampton, opina en diálogo con la BBC que el peor tipo es el algodón. “Es un cultivo intenso de producir, por lo que lleva las mismas preocupaciones que con algunas prendas de moda”, afirma.

La Agencia Medioambiental de Reino Unido estudió en 2006 las bolsas de diferentes materiales para determinar su durabilidad y reutilización, para determinar el impacto real en el calentamiento global en relación al producido por el plástico. En promedio, para ser sustentables, las de papel debían ser reutilizadas al menos tres veces, mientras que las de algodón, no menos de 131.

¿Cuál utilizar, entonces? Para los especialistas, el quid de la cuestión no está en el tipo de material. Aunque por supuesto que las de plástico son muchísimo más dañinas que el resto en particular a la hora de degradarse, las otras impactan en sus costos de producción. Por eso, Bates afirma que lo importante para amortiguar el impacto es “reutilizar cada bolsa tanto como sea posible”, independientemente del material del que sean.

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