Cinco claves para proteger el medio ambiente desde casa

El crecimiento del home office no nos salva de la huella ambiental y, en algunos casos, la profundiza. Poné en práctica estos consejos.

Noticias Generales10/06/2020
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Sin traslados, sin cafés de pasada, sin papelería corporativa y sin monitores encendidos 24x7, pareciera que le hemos dado una pausa a nuestra huella ambiental cotidiana. Pero no, nuestra estadía en casa también puede ser contaminante o, visto desde otro lado, podemos aprovechar el tiempo en el hogar para concretar pequeños cambios de hábitos que ayudan a minimizar el impacto ambiental.

Marian Ventura, asesora en comunicación y sustentabilidad, compartió cinco hábitos para reducir nuestra huella ambiental durante el home office.

1) Afiná tu huella energética

El consumo de energía eléctrica es lo que más impacto ambiental tiene. Muchos dispositivos consumen energía eléctrica aún apagados, lo que puede representar hasta el 20% de tu factura de electricidad. Para no estar pendientes, existen enchufes inteligentes que detectan cuando un aparato no está en uso y cortan la alimentación automáticamente.

Además, muchos de nuestros dispositivos electrónicos vienen con un modo ecológico. Cuando no necesitemos que funcionen a su máxima capacidad, podemos habilitar este modo para ahorrar energía. Y recordar usarlos, como el modo suspensión de la computadora portátil, cada vez que nos alejemos de ella.

Si tenemos luz natural, aprovecharla para iluminar nuestro espacio de trabajo.

2) Las 5R: rechazar, reducir, reutilizar, recuperar y reciclar

El promedio de desechos generados por cada habitante de la Argentina es de más de un kilo por día. Y con los nuevos hábitos de prevención por la pandemia de covid-19, aumenta el uso de materiales descartables, como embalajes y deliverys, que engrosan los basurales y contaminan los océanos.

Para evitarlo, este ejercicio se practica de cinco maneras distintas. En primer lugar, rechazando materiales de un solo uso, como bolsas plásticas y contenedores de alimentos de telgopor; luego, reduciendo el uso de recursos valiosos como el papel, digitalizando nuestras anotaciones. A continuación, reutilizando artículos en vez de usar desechables, y para eso nada más práctico que incorporar botellas de agua, tazas térmicas, bolsas de telas y contenedores herméticos a nuestras oficinas. Finalmente, recuperando todo lo que pueda tener una segunda vida y, lo que no, separándolo y llevándolo a un centro de disposición adecuado para que pueda ser reciclado. Los materiales complejos de reciclar, como el aluminio y plásticos pequeños, pueden ser comprimidos en una botella plástica que puede acercarse a un punto de acopio para que una organización social las convierta en mobiliario con un fin solidario.

3) Llevá la naturaleza a tu escritorio

Una investigación realizada por la NASA reveló que las plantas de interior reducen hasta el 87% de los contaminantes del aire en 24 horas. Además de relajar la vista, plantas como los lirios de paz, árboles de hoja perenne chinos, las hiedras inglesas, las sansevierias y los ficus, pueden mejorar la calidad general del aire y absorber contaminantes nocivos como el monóxido de carbono, formaldehído, tricloroetileno y benceno. A estos beneficios, muchos estudios agregan que permanecer entre la vegetación aumenta la productividad y los niveles cognitivos, reduce las enfermedades y mejora la calidad del sueño. Bonus track: estos tipos de plantas necesitan muy poco mantenimiento.

4) Apoyá a un emprendedor con impacto

Todos los días hay un nuevo emprendedor sostenible que diseña bajo los conceptos de la economía circular, poniendo en ejercicio su creatividad para lograr recuperar, reutilizar y/o reciclar materia prima posconsumo. Además de incentivar la valorización de los recursos naturales, en este contexto no hay gesto más sostenible que el de ayudar a un emprendedor.

5) Practicá la eficiencia con propósito

Hay una relación directa entre eficiencia y huella ambiental. Si lo pensamos, una buena organización de nuestra jornada, que implique tener videollamadas más breves y productivas, enviar una menor cantidad e-mails, videos y audios innecesarios; reducir procesos y alivianar gestiones; redundará en un menor impacto ambiental. Porque se traducirá en un menor consumo de ancho de banda, de centros de datos, de electricidad y por ende, de quema de combustibles fósiles. Así que, en esta nueva oficina, podemos ejercitar poner nuestra productividad y eficiencia al servicio de un propósito mayor: el de contribuir a la lucha contra la emergencia climática.

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