La evolución como sustentabilidad en una sociedad interconectada

La relación entre evolución y sustentabilidad se presenta como una realidad innegable. La evolución de nuestra sociedad depende en gran medida de la capacidad para ser sustentables en todas sus aristas. Una mirada sobre un tema que interpela a las sociedades modernas y que excede la coyuntura

Minería y Extracción de Recursos 20/09/2023 Marcos Bach Marcos Bach
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MARCOS BACH

En un mundo en constante cambio, la evolución se manifiesta no sólo como un proceso biológico, sino como un principio fundamental que subyace en la sustentabilidad de nuestra sociedad. En este contexto, mientras la guerra se desvanece gradualmente, vivir en una sociedad interconectada parece haberse vuelto la nueva normalidad. Sin embargo, esta normalidad está teñida de una preocupante falta de sensibilidad y una incomprensible destrucción, ambas generadas por la misma especie que busca evolucionar: los seres humanos.

La sustentabilidad no es un objetivo distante, sino una necesidad apremiante, dada la creciente interconexión de nuestra sociedad global. En este viaje hacia la sustentabilidad, las acciones colectivas desempeñan un papel crucial. Es en estas acciones donde reside el futuro de la sustentabilidad, una teoría que busca abrir nuestras mentes a las carencias sociales, económicas y sustentables que aquejan a nuestra sociedad en la actualidad.

La base de esta sustentabilidad radica en la acción colectiva, como describen en el medio MDZOL de Argentina. A medida que nos unimos para abordar los desafíos que enfrentamos, el núcleo de la sociedad se fortalece. Es un proceso de retroalimentación constante, capaz de articular un equilibrio entre la evolución y el desarrollo sostenible. Sin embargo, comprender plenamente la importancia de la acción colectiva no es tarea fácil. Requiere aceptar que nuestra sociedad debe desprenderse de las cadenas que la someten y neutralizan el desarrollo innovador que brota de nuestras bases sociales. Esta aceptación es esencial para enfrentar con éxito los desafíos que el futuro nos depara.

Estos desafíos no solo son inherentes a nuestra supervivencia como sociedad, sino que también pueden ser el catalizador que impulse la cuarta revolución. Esta revolución se centra en la transición energética hacia una base sustentable, desprendiéndose del concepto de sustentabilidad que tanto se menciona en términos económicos y políticos.

La verdadera sustentabilidad va más allá de una palabra de moda. Se arraiga en las raíces de nuestra sociedad, comenzando desde las bases más pequeñas. Requiere planes visibles y transparentes que muestren sinergia y compatibilidad social. A través de una competencia saludable, podemos nutrir y establecer los primeros pasos para que nuestros modelos tengan la capacidad de proyectar un futuro más integrado para todos.

Esta responsabilidad no recae únicamente en nosotros, los adultos, sino en nuestros hijos y jóvenes en esta sociedad interconectada. La sustentabilidad es una palabra que une a todos, permitiendo la implementación de diversas variables capaces de moldear una imagen del desarrollo futuro. No obstante, estos conceptos deben fortalecerse en un escenario en el que la política, con su poder destructivo, amenaza el proceso de innovación y socava los cimientos de la creatividad e innovación, pilares fundamentales de la sustentabilidad. Estos pilares se desvanecen cuando observamos la falta de acción colectiva en nuestra sociedad.

La acción colectiva se presenta como una de las funciones más libres y democráticas. Nos permite, como sociedad, limitar y controlar el poder político que puede perjudicar nuestras decisiones y futuro. Estas acciones, impulsadas por todos nosotros en conjunto, constituyen los pilares de la sustentabilidad de la que tanto se habla. Tenemos el poder de actuar y superar la imprudencia que amenaza nuestro futuro.

En resumen, la evolución y la sustentabilidad están inextricablemente vinculadas en nuestra sociedad interconectada. La acción colectiva se erige como la herramienta fundamental que nos permitirá forjar un camino hacia un futuro sostenible y equitativo. Esta es nuestra responsabilidad hacia las generaciones futuras y hacia nosotros mismos en el delicado tejido de la vida en la tierra.

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