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Desgraciadamente se ha normalizado el encontrarse con colillas de tabaco en las aceras y calles, así como ver constantemente a personas lanzar sus colillas a los alcorques de los árboles o depositarlas en jardineras de flores y plantas.
Residuos25/04/2020
Una mala costumbre diaria, no extensible a todas las personas fumadoras, pero sí a una gran mayoría. Deberían darse cuenta que ya no es una cuestión banal, porque sin saberlo podrían estar propiciando un aumento de carga viral en las calles de su población o ciudad.
Porque precisamente las colillas de tabaco tienen un contacto directo con la boca y por lo tanto con la propia saliva de las personas, y según concluye la OMS, el coronavirus que provoca el COVID-19 se transmite por el contacto con gotitas de saliva. De poco sirve que todos los días se barran las calles, se desinfecten o se baldeen, porque seguramente alguien pasará por allí mismo a los pocos minutos y en un acto inconsciente lanzará desde su boca una colilla a la calle, o bien intentará encestarla en una jardinera o un alcorque de un árbol, como si de un juego se tratara. Pero el único juego puesto al azar es el posible contagio a terceras personas en caso de ser persona portadora de alguna infección, sabiéndolo o no.
Además, debemos acordarnos de las personas que trabajan en la ciudad para mantener la salubridad y el bienestar en la población. Porque mientras estamos encerrados para asegurar nuestra salud y la de nuestras familias, estos operarios y operarias se la juegan desde bien temprano día a día limpiando y recogiendo nuestros residuos. O bien aquellos jardineros y jardineras que trabajan por mantener una población más verde y con más oxigeno, también se la juegan sacando colillas de maceteros y jardineras como pueden, con alguna herramienta o con sus propias manos, por la dificultad de extraer las dichosas colillas de entre las plantas, árboles y flores.
El Informe «Ocean Conservancy» asegura que el 75% de las colillas se tiran al suelo. Un dato que representa 4,5 billones de colillas en el mundo que acaban en el suelo de entornos urbanos, rurales o naturales, como playas y montes. En definitiva, un gran peligro para la humanidad y la biodiversidad mundial.
En los últimos tiempos, países y ciudades han ido declarando el Estado de Emergencia Climática, para profundizar en el cambio de modelo de abastecimiento energético basándose principalmente en fuentes renovables, apostando por la reducción y mayor eficacia en la gestión de nuestros residuos y mayor compromiso con la educación y sensibilización hacia el cambio de comportamiento de la ciudadanía, propulsando un nuevo paradigma en su movilidad y hábitos de consumo. Actualmente, en situación de pandemia mundial declarada, con una gran crisis sanitaria y en estado de alarma en nuestro país, es hora de concienciarnos y cambiar nuestras desastrosas costumbres que solo derivan en aumentar la inseguridad de las personas y expandir posibles contagios indiscriminadamente, así como ir matando nuestro planeta poco a poco. Stop a las colillas, Stop al Coronavirus.
Fuente: Levante, el Mercante Valenciano (España)

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