Los ftalatos están en todas partes

Las diferentes fuentes de ftalatos generan una exposición continua de la población

Residuos10/05/2021
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Si hay un grupo de sustancias a las que puede estar expuesta la totalidad de la población y entre las cuales se cuentan algunas que la Ciencia ha asociado a diversos problemas sanitarios, este grupo es el de los ftalatos.

Son contaminantes globales

Los ftalatos no son solo, por supuesto, contaminantes presentes en espacios interiores como los hogares. Son contaminantes presentes, de modo más amplio, como contaminantes ambientales generales, habiendo sido medidos a lo largo y ancho del planeta en los suelos, en alimentos marinos, en el aire exterior, etc52. Primero fueron encontrados como contaminantes del aire urbano53 y pronto se vio que eran contaminantes globales54. Después comenzaría a registrarse su notable presencia dentro de los edificios55 donde obviamente los niveles de exposición pueden ser mucho mayores.

¿Desde dónde se liberan los ftalatos? Fuentes de exposición

El hecho de que los ftalatos sean uno de los grupos de sustancias químicas con un más alto nivel de producción a escala mundial explica en parte

la amplia exposición humana a ellos. Se producen anualmente millones de toneladas de estas sustancias que terminan integrándose en productos muy diversos como los suelos de PVC, alfombras y moquetas, juguetes, papeles pintados, cables, pegamentos y adhesivos, aparatos electrónicos, materiales de construcción, productos de limpieza, productos de aseo personal (geles, champús, jabones, lociones, cosméticos,…), perfumes, envases (tales como botellas de agua), pinturas, barnices, arcilla para modelar, ceras, tintas de impresión, ropas y tejidos, ambientadores, pesticidas,…

Uno de los principales usos de los ftalatos es su empleo como flexibilizadores del PVC, por lo cual podemos encontrarlos en los más diversos artículos fabricados con este tipo de plástico, desde suelos a bolsas para transfusiones de sangre pasando por muchas otras posibilidades.

Los ftalatos (diésteres del ácido bencenodicarboxílico) son los plastificantes más comúnmente usados. Un producto de PVC puede contener entre un 10 y un 60% de su peso en plastificantes (frecuentemente

son mezclas de varios de ellos a la vez). Y teniendo en cuenta la omnipresencia de los plásticos en el mundo actual (dejando a un lado que los ftalatos están además en muchas más cosas además de en los plásticos) podemos comprender perfectamente por qué los ftalatos son unos contaminantes tan universales.

La contaminación por ftalatos es tan ubicua que ha sido un reto estudiarlos por la mera dificultad de encontrar laboratorios donde las muestras no estuviesen contaminadas por ellos.

Es tal la omnipresencia de la contaminación con estas sustancias que pueden ser detectados en la mayor parte de las muestras que procesan los laboratorios químicos de todo el mundo si no se toman medidas extremas para evitarlo.

Para su análisis se ha puesto el foco en cosas tales como el análisis de los metabolitos de los ftalatos, esto es, las sustancias en las que los ftalatos se convierten dentro del organismo humano y que son huella segura de la exposición a estas sustancias.

Hace unos años, se estimaba que solo en Europa Occidental se producían anualmente nada menos que un millón de toneladas de ftalatos al año. Un 90% de ésa producción se destinaba a dar plasticidad al PVC, siendo los ftalatos más comunes el diisononil ftalato (DiNP), el diisodecil ftalato (DiDP), y el di-2-etil-hexil ftalato (DEHP).

Una cosa importante a tener en cuenta y que explica parte de los problemas que pueden producir es que los ftalatos no se unen químicamente a los productos plásticos a los que son añadidos y al final terminan siendo liberados desde ellos progresivamente al medio circundante58.
Los ftalatos se liberan constantemente bien directamente, bien por migración, por evaporación, por abrasión, etc. Se desprenden desde los productos de PVC que los contienen hacia el aire, el polvo, las aguas, los suelos, la comida,...

Ésas y otras fuentes de ftalatos, sumadas, generan una exposición continua de la población60. De modo que no debe extrañar que diferentes investigaciones los hayan encontrado de forma generalizada en la orina humana en países industrializados.

Las vías por las que estas sustancias contaminan el cuerpo humano son muy diversas, contándose, entre ellas, -por ejemplo para el DEHP- la alimentación (especialmente los alimentos grasos), diferentes artículos de consumo e incluso médicos.

Aunque los ftalatos no sean, en general, demasiado volátiles, se encuentran también en el aire del interior de los hogares y en el polvo doméstico. Se ha visto que factores como la humedad pueden favorecer la degradación de los suelos de PVC causando elevadas concentraciones de sustancias como el 2-etil-1-hexanol -procedente de la hidrólisis del DEHP- en el aire interior de las casas62. Así, a los ftalatos que ingerimos se suman los que podemos inhalar en nuestra propia casa y otros espacios cerrados, e incluso los que absorbemos por la piel (a través por ejemplo de productos cosméticos), entre otras posibles vías.

A consecuencia de su presencia, a veces en grandes concentraciones, en tantos productos cotidianos no es de extrañar que los ftalatos sean uno de los grupos de sustancias contaminantes que más preocupan a los científicos a consecuencia de la amplia exposición humana a los mismos por las más diversas vías (preocupando en especial escenarios como el de la exposición doméstica a estas sustancias).

Para evaluar la exposición humana63 han de tenerse en cuenta los diferentes cauces a través de los cuales puede producirse, desde la alimentación o el agua, a la respiración del aire o polvo doméstico, pasando por el uso de productos de aseo personal y cosméticos. Así pues, pueden llegarnos por vías como la ingestión, la inhalación o la absorción a través de la piel.

Un estudio evaluaba diferentes vías de exposición a varios ftalatos para los europeos. Y estimaba que la alimentación representaba al menos un 90% de la exposición al DEHP en niños, adolescentes y adultos, y un 50% para niños más pequeños). En el caso del DnBP oscilaría entre el 40% en las chicas adolescentes y el 90% en los varones adultos y en el del DiBP iría entre el 60% en niños pequeños a más del 90% en personas de otras edades64. Estos datos sobre DnBP y DiBP contrastan con diferentes estudios de biomonitorización realizados. Para los otros dos ftalatos de cadena corta como el DMP y el DEP, la contribución de la comida a la exposición total se consideró como baja para todos los grupos de edad. Para los ftalatos de cadena larga, DiNP y DiDP, los autores de la estimación anterior de forma un poco sorprendente consideran vías de exposición diferentes a las del DEHP (sorprende porque estos ftalatos son sustitutos específicos del DEHP). Los autores afirman que debido al proceso de sustitución, es probable que los patrones de exposición al DINP y el DEHP puedan llegar a ser similares en un futuro próximo y la comida pase a ser una fuente importante de exposición al DINP. Más probablemente, como los datos de biomonitorización indican, esta sustitución ya está teniendo lugar.

A diferencia de lo que probablemente sucede con otros contaminantes, para los que acaso sea más sencillo evaluar las posibles vías de exposición, hacerlo con los ftalatos es en general más complejo. Para empezar, porque las posibles vías de exposición son muchas y algunas de ellas posiblemente ni siquiera han sido todavía bien identificadas.

Algunas evaluaciones sobre fuentes de exposición realizadas no han tenido en cuenta fuentes que pueden ser importantes en algunos casos, como la presencia de ftalatos en suplementos alimentarios, medicamentos o útiles médicos.

Además, en alguna ocasión, a la hora de abordar el asunto de los ftalatos, algunas entidades han utilizado enfoques inadecuados para evaluar su riesgo químico, utilizando planteamientos más apropiados para otros tipos de contaminantes clásicos.

Errores de este tipo han podido llevar, en opinión de algunos científicos, a ignorar posibles escenarios importantes de exposición humana a los ftalatos como, entre otros, algunos vinculados a la posible contaminación de alimentos con ftalatos durante su procesado, envasado o almacenamiento, por no citar más posibilidades.

Ello puede ser una causa, apuntan estos investigadores, de que los sistemas de evaluación de sustancias de la Unión Europea65 puedan haber tendido a subestimar la contaminación alimentaria con ftalatos66. Tal y como ha afirmado el Instituto Federal Alemán para la Evaluación del Riesgo (German Federal Institute for Risk Assessment - BfR) la contaminación alimentaria, sobre todo la de alimentos grasos (como las salsas para espaguetis, alimentos en aceite o pesto) puede ser una fuente considerable de exposición67.

De modo parecido a lo comentado para la alimentación puede haber sucedido con otras fuentes de exposición a estas sustancias.

Contaminación de interiores: Un capítulo importante en la exposición humana a los ftalatos

Diferentes estudios muestran la relevancia que puede tener la presencia de ftalatos en el aire y el polvo domésticos a consecuencia, por ejemplo, entre otras posibilidades, de la liberación de los mismos desde superficies como los suelos de PVC.

La contaminación de interiores con estas sustancias ha sido ampliamente estudiada a lo largo y ancho del mundo, registrando su presencia en el aire interior y polvo doméstico68 siempre con el objetivo de evaluar el riesgo de exposición humana a estas sustancias que son usadas en volúmenes de cientos de miles de toneladas tan solo en Europa.

Los estudios han registrado una y otra vez que los ftalatos constituyen un muy importante contaminante de los espacios interiores69, midiendo sus concentraciones en el aire y/o el polvo doméstico de hogares, apartamentos, escuelas, jardines, guarderías,... asociándolo en ocasiones con diferentes fuentes de exposición importantes como puedan ser suelos y otros materiales de PVC.

Algunos de esos estudios han mostrado preocupación por el hecho de que en lugares sensibles como el cuarto de los niños pueda darse una presencia especialmente significativa de estas sustancias. Algo parecido, fuera del hogar, pasa con las guarderías (por el uso de determinados productos que pueden contenerlo en suelos, paredes empapeladas de vinilo, juguetes, colchonetas, manteles de plástico,...).

Un motivo de preocupación: Niños expañoles con altísimos niveles de algunos ftalatos

Investigaciones como las conducidas por entidades como el Instituto de Salud Carlos III han encontrado en niños españoles unos niveles de algunos ftalatos muy superiores a la media encontrada en 17 países europeos. En concreto, de DEHP (Di etil hexil ftalato) y DEP (Di etil ftalato) tal y como muestra el resultado de los análisis realizados en parejas madre-hijo dentro de los proyectos europeos COPHES/DEMOCOPHES70.

Lo que se hizo dentro de este estudio es medir la presencia de aquellas sustancias en las que se transforman los citados ftalatos dentro del organismo humano (los llamados metabolitos). El metabolito del DEP sería el MEP (Mono etil ftalato). Los metabolitos del DEHP serían el MEHP (Mono (2 etil hexil) ftalato) como metabolito primario, y como secundarios el 5-OH-MEHP (5-OH-Mono (2 etil hexil) Ftalato), el 5-oxo-MEHP (5-oxo-Mono (2 etil hexil) Ftalato). La suma de los metabolitos del DEHP sería el ΣDEHP (MEHP + 5-OH-MEHP + 5-oxo-MEHP).

Los resultados, obtenidos en niños de 2 localidades del centro de España, mostraban una presencia de ftalatos superior a los obtenidos de media en Europa dentro del estudio DEMOCOPHES. Y los autores de la investigación llamaban la atención sobre el hecho de que las concentraciones detectadas superasen también a las de otros estudios realizados.

Así, por ejemplo, los niveles de metabolitos del DEHP detectados en los niños españoles superaban los valores medidos por la 4ª encuesta de la NHANES (National Health and Nutrition Examination Survey) realizada en los Estados Unidos por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention - CDC)71. En el caso del MEP, sin embargo, los resultados eran aún más espectaculares, ya que en algún caso se superaba en órdenes de magnitud los datos de NHANES.

Sin embargo, hay estudios realizados en España que han mostrado resultados aún más elevados, como el conducido por científicos de entidades como el Centro de Investigación en Epidemiologia Ambiental (CREAL) de Barcelona con madres y niños reclutados para participar en el proyecto Infancia y Medio Ambiente (INMA) y que mostraba cifras aún más altas de metabolitos del DEHP y de DEP72.

En general, salvo en algún caso concreto, las concentraciones de ftalatos medidas en el estudio del Instituto de Salud Carlos III eran mayores en los niños y niñas que en sus madres.

Los niveles de MEP, por ejemplo, eran de media 82.4 µg/l en las madres y 45.4 µg/l en los niños en NHANES, en el estudio del Instituto de Salud Carlos III eran 174,1 µg/l y de 169 µg/l, mientras en el estudio de INMA ésos valores eran de 324 µg/l y 755 µg/l. Datos como estos, sin duda, incitan a preocuparse sobre los niveles de exposición de los niños españoles a sustancias consideradas como disruptores endocrinos.

Y refuerzan la necesidad de adoptar medidas para reducir ésa exposición.

Un motivo de preocupación concreto: Las superficies de PVC como via de exposición infantil a los ftalatos

Un interesante estudio llevado a cabo por la Universidad sueca de Karlstad73 muestra como los ftalatos presentes en los suelos de PVC pasan al cuerpo de los niños a través de vías como la respiración y la piel. La investigación señala que, junto a otras posibles fuentes de exposición, los ftalatos presentes en el polvo doméstico, procedentes del PVC, pueden ser un factor importante.

Se tomaron muestras de orina de 83 niños de dos a seis meses de edad y se vio la presencia en ellas de 4 tipos de ftalatos. Al mismo tiempo se evaluó la presencia en los hogares de, entre otros factores a los que podía verse expuesta cada familia, una serie de materiales en el hogar, como los de los suelos.

El resultado fue que los niveles de ciertos metabolitos de ftalatos (como el MBzP, metabolito del BBzP) eran más altos en la orina de los bebés en cuyo dormitorio el suelo era de PVC.

Los investigadores llamaban la atención sobre el hecho de que este tipo de exposiciones no hayan sido tenidos en cuenta en la legislación, centrada solo en cosas como los juguetes que los niños pueden morder o (y de forma muy limitada) la exposición a través de la alimentación.

Además de en el hogar, los niños pueden verse sobre expuestos a ftalatos en otras dependencias, lo cual añade si cabe más preocupación.

Si hay lugares donde no debiese existir un alto nivel de sustancias que puedan tener efectos en especial sobre los niños es obviamente en un jardín de infancia. Sin embargo, un informe publicado por la organización alemana BUND muestra que en estos lugares puede haber unos niveles 3 veces más altos de sustancias de este tipo, en concreto ftalatos, que en los propios hogares. Se analizaron muestras de polvo de 60 jardines de infancia y centros de cuidado de niños.

Para BUND la fuente más probable de liberación de estos ftalatos en el entorno infantil son elementos tales como los productos de PVC que los incorporan como plastificantes. Suelos, paredes empapeladas de vinilo, colchonetas, juguetes, manteles de plástico,... etc. que suelen abundar más en entornos infantiles. Como dato positivo el informe citaba también jardines de infancia que dieron una baja presencia de estas sustancias precisamente por haber utilizado otros productos alternativos.

Se estudió la presencia de 7 sustancias plastificantes: Dietilhexilftalato (DEHP), dibutilftalato (DBP), bencilbutilftalato (BBP), diisononilftlalato (DINP), disisodecilftalato (DIDP), di-n-octilftalato (DNOP) y diisobutilftalato (DIBP). DEHP, DINP, DIDP, DBP y BBP están entre los ftalatos más usados.

Llamaba la atención la asociación autora del informe sobre el hecho de que pese a los efectos que puede tener la exposición a estas sustancias, no haya límites oficiales de contaminación con estas sustancias en espacios cerrados.

BUND se limitó a comparar los niveles hallados en las dependencias infantiles con los resultados de un estudio realizado por la Agencia de Medio Ambiente del Gobierno Federal alemán (Umweltbundesamt – UBA), que había analizado 600 muestras de polvo de hogares alemanes. Encontrando que, con un nivel medio de 3.368 miligramos por kilogramo de polvo, los jardines de infancia tenían tres veces más ftalatos que los existentes de media en una casa alemana (1023 mg / kg), niveles que ya de por sí son preocupantes también. Indicaba BUND que existían niveles particularmente altos de sustancias como DINP y DEHP, cuyo uso está restringido en la UE en productos para niños de menos de 3 años, estando en la lista SIN (Substitite It Now, ligada al reglamento REACH, y que recoge sustancias que causan inquietud por lo que plantea su sustitución).

El DEHP aparecía en unos niveles medios de 2013 mg / kg (tres veces más que los 656 mg / kg medios en los hogares) y el DINP, en unos niveles de 1145 mg / kg, unas seis veces más que en los hogares (184 mg / kg). La razón de tanto DINP podría ser que sea cada vez más usado como sustituto del DEHP.

La inhalación y la ingestión son importantes vías de entrada de los ftalatos al organismo humano

Un importante estudio sobre la cuestión74 concluía que la exposición a los ftalatos era generalizada en la población de Estados Unidos, al igual que en otros países como Alemania o Dinamarca, y que se pensaba que la ingestión y la inhalación eran las vías principales por las que estas sustancias llegan al cuerpo humano (aunque para algunos ftalatos como el dietil ftalato debían ser importantes otras vías como la dérmica). También se llamaba la atención sobre exposiciones singularmente altas que podían darse entre sectores poblacionales como los niños recién nacidos en las unidades de cuidados intensivos (por sustancias que como el DEHP podían liberarse desde dispositivos médicos).

Resaltaban que dado que son usados en muchos productos de consumo y de cuidado personal era fácil que amplios sectores de población se viesen expuestos. Que había que profundizar mucho en el estudio de la contribución relativa de cada una de las diferentes posibles vías de exposición a estas sustancias. Que tradicionalmente se había concedido mucha importancia a la ingestión como ruta de exposición, pero que el hecho de que estuviesen también presentes en el polvo doméstico, por ejemplo, debía hacer que se prestase también mucha atención a la exposición por vía inhalatoria, sin olvidar la absorción por la piel y en algunos casos, incluso la parenteral, a través de los ya citados dispositivos médicos.

Durante un tiempo se pensó que la ruta dominante de exposición a ftalatos como el DnBP, BBzP, y el DEHP era la ingestión. Pero se fue viendo que podía haber también otras fuentes importantes de exposición a ftalatos. Por ejemplo, aparecieron estudios que asociaban la concentración de ftalatos en el aire inhalado y los metabolitos de esos ftalatos que aparecían luego en la orina. Por ejemplo el realizado sobre mujeres americanas y polacas y publicado en 2003 con afán de evaluar la exposición prenatal a estas sustancias75. Los 4 ftalatos analizados (o sus metabolitos) fueron el dietil ftalato (DEP), el dibutil ftalato (DBP), el dietilhexil ftalato (DEHP) y el butil bencil ftalato (BBzP) que resultaron estar presentes en el 100% de las muestras tanto de aire como de orina. Los datos mostraban asociaciones estadísticas significativas, por ejemplo, entre los niveles de ftalatos como el DEP (y el monoetil ftalato), el DBP (y el monobutilftalato) y el BBzP (y el monobenzil ftalato) en el aire y en la orina. Además, demostraban unas “considerables exposiciones a ftalatos durante el embarazo” en ésas mujeres “indicando que la inhalación es una importante ruta de exposición”. Singularmente interesante es un estudio realizado sobre decenas de mujeres embarazadas en Nueva York, y publicado en la revista Environmental Health Perspectives en 2008. En él se halló una asociación entre las concentraciones de ftalatos como el DEP o el BBzP que había en el aire de las habitaciones y los niveles de los metabolitos de esos ftalatos que luego aparecían en la orina de estas mujeres76.

Una revisión publicada en 2011 basada en un análisis de la literatura científica hacía un repaso de las fuentes de exposición humana a los ftalatos, con énfasis en los datos de biomonitorización, constatando una amplia exposición a estas sustancias77. Los alimentos aparecían como una fuente importante sobre todo para ftalatos de cadena larga como el di(2-etilhexill) ftalato (DEHP). Para los ftalatos de cadena corta como el di -n-butil-ftalato parecen importantes otras vías de exposición. La revisión volvía a confirmar otro extremo preocupante: que en general los niños se ven expuestos a dosis de ftalatos más altas que los adultos.

Se registraba, además, que había individuos de la población general que excedían los valores considerados “tolerables” de ingesta diaria para uno o más ftalatos (a veces, como en las personas sometidas a cuidados intensivos o ciertas medicaciones, la superación de ésos niveles podía llegar a ser extraordinaria).

Diferentes investigaciones han analizado las múltiples vías de exposición. Una de ellas78 concluye, tras analizar la vías de exposición a 8 ftalatos diferentes en Europa que el uso de productos de consumo y varias fuentes dentro de los edificios son la principal vía de exposición a los dimetil (DMP), dietil (DEP), benzilbutil (BBzP), diisononil (DINP), y diisodecil (DIDP) ftalatos, mientras que la alimentación era la mayor fuente de exposición para diisobutil (DiBP), dibutil, y di-2-etilhexil (DEHP) ftalatos. Destaca que los ftalatos más usados como plastificantes son DEHP, DINP y DIDP, que representan más del

75% del consumo europeo de ftalatos. Otros importantes ftalatos estudiados serían DMP, DEP, DiBP, DnBP

La alimentación

Aunque la alimentación79, como se ha dicho, se consideró por un tiempo una fuente importante de exposición a los ftalatos, cada vez se tiene más claro que hay otras fuentes relevantes. No obstante la vía alimentaria sigue siendo considerada importante.

La contaminación de los alimentos con ftalatos puede ocurrir de diversas formas. Puede ser durante su procesado, su manejo, su transporte, su envasado o su almacenamiento.

Puede afectar a toda clase de alimentos80. Aunque se sabe que puede haber bastantes diferencias en el grado de contaminación por ftalatos en los alimentos dependiendo de factores como el tipo de procesado y envasado, así como, por supuesto, del contenido graso.

Algunas investigaciones han estudiado los alimentos grasos en contacto con las juntas de las tapas metálicas de cierre hermético (twist-off). Estas tapas han venido siendo recubiertas en su interior con
una capa que puede ser epoxi-fenólica y, además, con elementos sellantes que pueden ser resinas de PVC con ftalatos, entre otras cosas. Las investigaciones mostraban posibles exposiciones, en el peor caso, de hasta 110 µg DEHP/kg/día y de 720µg DiNP+DiDP/ kg/día para niños de 4 a 6 años81 a través de esta vía.

Entre las posibles fuentes de contaminación de los alimentos se ha citado también, por ejemplo, el papel y cartón reciclados con el que pueden ser envueltos en ocasiones. Por aludir a una investigación reciente sobre este tema, la realizada por científicos italianos que detectó DEHP en una buena parte de las muestras82.

Una interesante investigación mostraba como la reducción de la ingestión de alimentos envasados en determinados recipientes estaba asociada a la reducción en los niveles de metabolitos de ftalatos como el DEHP en el organismo83. La reducción de la presencia de metabolitos del DEHP -como MEHP, MEHHP, y MEOHP- superaba el 50% (y en algunos casos hasta más del 90%) (ver figura 3).

La alimentación y los ftalatos, un ejemplo

Un interesante trabajo85, basado en la revisión de 17 investigaciones que han medido las concentraciones de ftalatos en la comida de Estados Unidos y Europa sobre todo, evalúa la ingesta de ftalatos según el tipo de dieta. En la investigación, se evaluó qué cantidad de ftalatos podían pasar a nuestro cuerpo según se tuviese una dieta con muchas frutas frescas y verduras (evitando procesados) o, por el contrario, otra con mucha carne y productos lácteos. También, a cuantos ftalatos podíamos exponernos siguiendo lo que las autoridades juzgan como una dieta equilibrada (carnes, huevos, pescado combinado a una categoría de proteína), o con la dieta americana más usual. Se evaluaron diferentes grupos de alimentos como: productos lácteos, granos, verduras, frutas, grasas, carnes, huevos y pescado.

El resultado fue que niños y adolescentes podían exponerse a niveles de riesgo de ftalatos con una elevada ingesta de carne y lácteos. También la dieta típica americana podía llevar a que se superase el nivel que la Agencia de Protección Ambiental había establecido como “seguro” para bebés y niños pequeños (20 microgramos por kilo de peso corporal). En el estudio la dieta de frutas y vegetales representó una menor exposición a estas sustancias.

Sin embargo, los resultados pueden ser más preocupantes si se tiene en cuenta que los niveles que hasta ahora se han venido considerando “seguros” por parte de algunas agencias reguladoras pueden subestimar el riesgo real. Los sistemas que tradicionalmente han venido empleando los organismos reguladores para establecer ésos niveles han sido muy seriamente cuestionados. Incluso se discute por la comunidad científica que se pueda establecer claramente nivel seguro alguno de sustancias que, como algunos ftalatos, pueden tener capacidad de alterar el sistema hormonal a concentraciones delirantemente bajas (e incluso, a veces, tener un efecto mayor a niveles bajos que a altos, por las singularidades del funcionamiento del sistema hormonal). Los efectos pueden ser mucho mayores cuando la exposición se da durante lo que los expertos llaman “ventanas de exposición” en el desarrollo embrionario y fetal, momentos críticos en los que los efectos pueden ser mayores e irreversibles. Aunque también hay periodos críticos en la infancia y la adolescencia.

La investigación no profundizaba en cómo pueden haber llegado ésas sustancias a integrarse en la dieta, pero se barajan diferentes posibilidades: envases, la alimentación de las aves de corral, los tubos de plástico que llevan la leche desde las vacas a los recipientes, juntas de tapas, películas plásticas usadas para envolver, guantes utilizados en la preparación de los alimentos, bandas transportadoras, tintas, adhesivos,... Cosas que pueden contener y liberar estos ftalatos.

Algunos ftalatos pueden ser absorbidos en especial por los alimentos grasos, como sucede con el DEHP (di-2-etilhexil ftalato). El estudio, realizado por científicos de instituciones como la Universidad de Brown (Rhode Island), la Universidad de Nueva York Langone (Nueva York) o la Universidad de Washington (Washington), apunta que los ftalatos han sido asociados a una gran variedad de efectos sanitarios, y que es preciso profundizar en el conocimiento de las fuentes de exposición a estas sustancias a fin de mejorar los mensajes tendentes a que la población reduzca su exposición a estas sustancias.

Precisamente fue el hecho de que la dieta es considerada una vía de exposición importante lo que les llevó a intentar identificar qué alimentos podían representar una mayor ingesta de estas sustancias.

Los científicos registraron grupos de alimentos con concentraciones altas (≥300 μg/kg) y bajas (< 50 μg/kg) de ftalatos y compararon estos alimentos con las cargas corporales de los contaminantes estudiados. De este modo se estimó la ingesta diaria de ftalatos como el di-2-etilhexil ftalato (DEHP) en las mujeres estadounidenses en edad fértil (motivo de inquietud especial en caso de embarazo), de los adolescentes y los niños para patrones de alimentación típicos, así como para una dieta saludable o deficiente.

Se vio, de manera clara, que había altas concentraciones de DEHP, un ftalato muy preocupante por su asociación con efectos sobre el desarrollo del aparato reproductor, en la carne de ave, en el aceite de cocina y en los productos lácteos con nata (≥300 μg/kg). El dietil ftalato (DEP) por su parte, fue medido en bajas concentraciones en todos los grupos de alimentos. Los criterios que tuvieron en cuenta para juzgar qué concentraciones debían ser tomadas como altas o bajas se basaban en los criterios de la Agencia Europea de Seguridad Alimentara (EFSA).

Los investigadores señalan que, en concordancia con lo descrito, los estudios epidemiológicos muestran asociaciones entre el consumo de productos lácteos, carnes y grasas y el DEHP. En contraste con los datos de monitorización de los alimentos el DEP fue asociado a la ingesta de verduras en dos estudios. Las estimaciones de exposición al DEHP basadas en las dietas típicas fueron 5.7, 8.1 y 42,1 μg/kg-día para las mujeres de edad reproductiva, los adolescentes y niños, respectivamente, con los productos lácteos como el mayor contribuyente a la exposición. Las dietas con mucha carne y productos lácteos generaron el doble de exposición a ftalatos. Las estimaciones hechas mostraron que con una dieta típica se excedían las dosis recomendadas para bebés por parte de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (20 μg/kg-día) y las dietas de adolescentes con muchos lácteos y carne también superaron ése nivel. La revisión de la literatura científica mostraba reiteradamente -en más de la mitad de las concentraciones medias de las diferentes investigaciones realizadas- que el DEHP está presente en altas concentraciones en algunas carnes, grasas y lácteos.

Algunos estudios muestran que la alimentación puede ser una vía importante de llegada al cuerpo de una serie de ftalatos pero no tanto de otros. Para el DEHP y el DINP, alguna investigación muestra que la alimentación puede ser una importante vía para los adultos, pero para los ftalatos de cadena corta la exposición es menor. Se ha visto que para ftalatos como DnBP, DiBP y BBzP otras fuentes diferentes de la alimentación tienen relevancia84.

Productos de higiene y cosmética

Otro estudio mostraba que la dieta jugaba un papel importante en la exposición al DEHP y el BBzP en Japón, pero indicando que para otros ftalatos, como los de cadena corta, debían tenerse en cuenta otras vías como los productos de higiene y cosmética86.

Y diversas investigaciones muestran el papel del uso de ése tipo de productos y otros (tales como ropas, guantes de vinilo, etc.)87. Una de ellas intentaba establecer la asociación existente entre el uso de productos de cuidado personal y la exposición a diferentes tipos de ftalatos como DMP, DEP, DnBP, BBzP y DEHP. Los resultados mostraban que un uso frecuente de colonias y productos para después del afeitado estaban asociados fuertemente con tener luego unos mayores niveles en orina del monoester del DEP. Además, se halló una relación entre el número de tipos distintos de productos de cuidado personal usados y las concentraciones de metabolitos del DEP en orina, de modo que estos podían predecirse en función de los productos usados.

Conviene recordar también, diversos informes realizados por organizaciones no gubernamentales, basados en analíticas desarrolladas por laboratorios,

que han mostrado la presencia, a veces muy relevante, de ftalatos en perfumes. Por ejemplo el informe “Eau de Tóxicos”89 presentado por Greenpeace en 2005 que hacía públicos los resultados obtenidos del análisis de 36 aguas de perfume y colonias, entre ellas algunas de las más conocidas. Los resultados, obtenidos por un laboratorio independiente holandés90 mostraban una amplia presencia de ftalatos en buena parte de los productos, a veces a concentraciones notables. Por ejemplo, el dietil-ftalato (DEP) estaba presente en 34 de los 36 perfumes estudiados a veces a concentraciones bastante altas (como sucedía con el perfume Eternity for Women de Calvin Klein, en el que era nada menos que un 2, 2% en peso).

Otro informe de la NRDC91 sobre ambientadores en este caso, mostró que en 12 de los 14 ambientadores comerciales que analizaron había ftalatos. En cualquier caso no nos extenderemos con los informes de diferentes entidades que han medido la presencia de estos contaminantes en estos y otros productos de uso cotidiano92.

Análisis realizados por la EPA danesa en diferentes productos de consumo detectaron ftalatos en una gran cantidad de productos distintos. Así, se detectaron los siguientes ftalatos en distintos productos:

  • DINP en: juguetes sexuales, material laminado, envases de cosméticos, gomas de borrar, espadas y máscaras de juguete, juguetes para mascotas, puzles de suelo, selladores y rellenos, decoración navideña, chupetes infantiles, esteras de baño.
  • DIDP en: espadas y máscaras de juguete, selladores y rellenos, tapones de oídos.
  • DMP en: espadas de juguete, juguetes de madera, productos fluorescentes.
  • DEP en: adhesivo para piel, aceites esenciales, perfumes en juguetes, televisiones, productos para cuidado animal, incienso, tapones de oídos, envase de jabón.
  • DEHP en: cortinas de ducha, suelo de vinilo, juguetes sexuales, textiles, guantes, material laminado, papel pintado de vinilo, bolsas, colchones inflables, equipo para natación, etc.
  • BBP en: tapones de oídos, guantes, bolsas.
  • DBP en: suelos de vinilo, cuentas de tubo de plástico, gomas de borrar, productos para cuidado de animales, tapones de oídos, sandalias de plástico, muebles.
  • DIBP en: calzado, suelo, muebles, cortinas de ducha, pelotas de gimnasia, bolsas, equipo de natación.

Además otros ftalatos -como DNPP, DCP y DNHP- han sido hallados en pequeñas cantidades en una serie de productos. La impresión general es que los ftalatos citados antes de estos tres últimos en el listado previo son claramente dominantes y que en concreto DEHP, DINP y DIDP están más extendidos.

En cualquier caso debe tenerse presente que hay ftalatos más susceptibles de ser usados de manera amplia, en productos muy diferentes, mientras otros son más específicos. Por ejemplo, el DINP, puede ser usado en muchos productos mientras el DIDP solo en unos pocos.

Medicamentos y dispositivos médicos

Una fuente concreta de alta exposición a ftalatos como el DEP o el DnBP es la toma de pastillas recubiertas con estas sustancias con la finalidad de que el principio activo de algunas medicinas no se libere hasta haber pasado el estómago (también se usan ftalatos a veces para proteger los medicamentos de la humedad, asegurar la flexibilidad de una cápsula o pastilla o enmascarar el olor o sabor del producto). Pueden llegar a contener varios miligramos de estos ftalatos y generar picos altísimos de concentración de los metabolitos de ésas sustancias en orina, varias veces superiores a los que se dan más normalmente en la población general94.

Son varios los ftalatos más usados en medicinas95 y se entiende que para este empleo solo sería aceptable usar sustancias CMR -asociadas a cáncer, mutagenicidad y efectos reproductivos- si los efectos toxicológicos vistos en animales no fuesen aplicables a humanos (aplicando, por cierto, unos criterios que, por otro lado, son cuestionados por la comunidad científica, como el que haya efectos muy ligados a una especie o la aplicación de un supuesto gran “margen de seguridad” cosa que con las sustancias disruptoras endocrinas no está claro que sea válido). También, si se considera que los beneficios sobrepasan mucho a los riesgos. Según la EPA danesa está documentado que el DBP tiene efectos tóxicos para la reproducción y el desarrollo prenatal y postnatal en animales96.

Otra fuente médica de altas exposiciones a los ftalatos (como el DEHP) son dispositivos médicos de PVC tales como bolsas destinadas a contener sangre para transfusiones y tubos97.

En bebés sometidos a cuidado intensivo la exposición puede ser muy alta (hasta de varios miligramos por kg al día98. Se ha constatado como a una mayor exposición a esos dispositivos en las unidades de cuidado intensivo de niños recién nacidos estos excretaban por la orina unas crecientes cantidades de metabolitos del DEHP.

También se ha visto que procesos como los ligados a la diálisis o a la recepción de donación de sangre pueden implicar una considerable exposición al DEHP99.

Hasta el punto de que se ha llegado a proponer que, para detectar un posible dopaje con una transfusión de sangre por parte de atletas, se controlen sus niveles en orina de DEHP, ya que puede ser algo que indique que han recibido recientemente una transfusión100.

Algo que añade complejidad: la exposición a los diferentes ftalatos está cambiando año a año

Uno de los temas que complica la cuestión de los ftalatos es el cambio que se está dando, con el tiempo, en los tipos de ftalatos a los que nos vemos expuestos. Entre los factores que influyen en ello está la sustitución de algunas sustancias sobre las que han ido acumulándose evidencias científicas acerca de sus riesgos por otras que han sido menos estudiadas (sin que el hecho de que sus posibles efectos se conozcan menos represente necesariamente que no puedan ocasionarlos).

Es un asunto que, en proporción a su importancia, ha sido relativamente poco estudiado. Aun así, existen algunas investigaciones interesantes que muestran la relevancia de los cambios que se pueden estar dando en la exposición diferencial a unas u otras clases de ftalatos.

Una de estas investigaciones es la realizada por científicos de las Universidades George Washington y de la de California, así como de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Estos científicos condujeron una amplia investigación101 acerca de cómo variaban los niveles de presencia de cada uno de ocho ftalatos en el cuerpo de los estadounidenses a lo largo del periodo de tiempo comprendido entre 2001 y 2010 basándose en una muestra de 11.000 personas (representativa de la población general de los Estados Unidos).

El estudio mostraba que virtualmente todas las personas analizadas, un 98%, estaban expuestas a algunos de los tipos de ftalatos medidos (incluso algunos parcialmente prohibidos). El dato positivo era que había bajado la presencia de algunos ftalatos preocupantes. El negativo que paralelamente crecía la de otros ftalatos que podrían causar también efectos sanitarios adversos.

Seis de los ftalatos estudiados en EEUU han sido prohibidos en artículos infantiles como juguetes. Tres fueron prohibidos permanentemente y 3 temporalmente (a la espera de obtener más datos) para su uso en juguetes que los niños puedan llevarse a la boca. La ley entró en vigor en enero de 2009.

La exposición a los ftalatos permanentemente prohibidos - BBzP, DnBP y DEHP - habría bajado.

La exposición al DEHP era más alta en niños que en adultos, pero las diferencias entre los grupos de edad se han acortado con el tiempo. Sin embargo, la exposición humana a los ftalatos prohibidos temporalmente por el Congreso de EE.UU. habría subido. En concreto un 15% en el caso del DnOP, un 25% en el del DiDP y un espectacular 149% en el del DiNP (que la industria está usando para reemplazar ftalatos como el DEHP). Conviene tener en cuenta que hace poco el Estado de California añadió el DiNP a la lista de sustancias asociadas al cáncer (bajo la Proposición 65). La medida fue apoyada por la Oficina de California para la Evaluación Riesgos para la Salud Ambiental (OEHHA), basándose en datos del Comité de Identificación de Cancerígenos (CIC)102.

Este Estado había prohibido en 2007 el uso de este y otros cinco ftalatos en juguetes y otros artículos infantiles. En 2008 El Congreso de EE.UU. aprobó una prohibición similar como parte del Acta de Mejora de la Seguridad de los Productos de Consumo (Consumer Product Safety Improvement Act - CPSIA). El DINP es uno de los tres ftalatos que fueron prohibidos temporalmente bajo esa Acta a la espera de una revisión científica del Panel Consultivo del Riesgo Crónico (Chronic Hazard Advisory Panel - CHAP) de la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo (CPSC). A la vista de este informe del CHAP el CPSC decidirá si hacer permanente la prohibición del DINP. El listado del DINP como carcinogénico bajo la Proposición 65 añadía más evidencia acerca de la necesidad de mantener esta sustancia tóxica fuera de los juguetes infantiles y productos de consumo.

La citada Acta de Mejora de la Seguridad de los Productos de Consumo (CPSIA) establecía que seis tipos de ftalatos estaban prohibidos para su uso en juguetes infantiles y en ciertos artículos pediátricos más allá de unas cantidades establecidas103. En concreto el Congreso prohibió permanentemente tres ftalatos DEHP, DBP, BBP en cantidades mayores al 0.1% (contando ése porcentaje para cada ftalato individual). Patos de goma y otros juguetes, mordedores, chupetes,... y otros productos se verían afectados. Además el Congreso también prohibió temporalmente el DINP, DIDP y DnOP en los mismos porcentajes en cualquier juguete que los niños puedan llevarse a la boca o en productos de puericultura.

La Proposición 65 (“The Safe Drinking Water and Toxic Enforcement Act, 1986”) es una ley californiana cuyo objetivo es proteger los recursos de agua potable de sustancias tóxicas que pudieran causar cáncer o defectos de nacimiento y reducir o eliminar la exposición a aquellas sustancias en general, por ejemplo en los productos de consumo requiriendo advertencias para prevenir tales exposiciones. La Administración a cargo es la Oficina para la Evaluación de Riesgos para la Salud (OEHHA) de la EPA de California. La Proposición 65 regula sustancias oficialmente listadas en California como causantes de cáncer, defectos de nacimiento o daños reproductivos.

Además de la prohibición federal el trabajo de algunas organizaciones como The Campaign for Safe Cosmetics han hecho que consumidores y algunas industrias hayan emprendido acciones que han revertido en la eliminación de algunas sustancias de productos de aseo personal y también en que se avance más en el conocimiento de los compuestos que se emplean.

Estos cambios y otros están propiciando una modificación en la exposición a ftalatos como el DEP o el DiBP, no sujetos a restricciones federales. Desde 2001 la exposición al primero habría caído un 42% y se triplicó para el segundo (ver tabla 1). El DEP era usado ampliamente en productos de aseo, asunto este que mereció mucha atención por parte de algunas campañas de activismo. Los investigadores creen que la industria podría estar usando el DiBP como sustituto (en productos de cuidado personal, disolventes, adhesivos, medicamentos,...).

Según un informe de KEMI105, la agencia sueca de productos químicos, DIDP, DPHP, DEHP y DINP son los ftalatos más usados hoy en día en Europa. Fundamentalmente como plastificadores del PVC, que en el 2012 habría sido el 93% del uso de ftalatos en Europa (siendo los ftalatos el 78% mundial del consumo de plastificantes ése mismo año.

El documento sueco insiste en como los ftalatos de alto peso molecular dominan hoy en el mercado europeo habiendo ido desplazando el de los de bajo peso molecular106, pero que en el mercando global todavía domina el DEHP (ver figura 4 en la siguiente página).

Sin embargo es difícil saber claramente como los cambios en las sustancias que usa la industria o en los hábitos de los consumidores pueden estar afectando a la exposición humana, teniendo en cuenta el relativamente escaso conocimiento acerca de la composición química de los productos de consumo.

Un aspecto que complica el control y seguimiento

Es importante constatar además, que los descensos en el consumo de unos tipos de ftalatos y el aumento del consumo de otros, no se reparte por igual en según qué zonas del mundo. Y ello, en un mercado global, puede causar distorsiones en las evaluaciones de riesgo que se hagan en algunos países si no se tienen en cuenta factores como el de las importaciones.

Cuando en la primavera de 2011 Dinamarca remitió una propuesta a la UE para restringir 4 ftalatos (DEHP, DBP, BBP y DIBP) en artículos destinados a uso en interiores y artículos que pueden entrar en contacto directo con la piel, el Comité de Evaluación de Riesgos (Risk Assessment Committee- RAC) de la Unión Europea juzgó en un documento del año siguiente que el riesgo existente no era tan alto como había considerado el país del norte de Europa, ya que el consumo de ésas 4 sustancias había descendido en el continente. La razón de tal idea del RAC, tal y como argumentó Dinamarca: que no se tenía en cuenta que muchos de los productos que se usan en Europa proceden de Asia donde el empleo de esos ftalatos no está decreciendo y constituye un alto porcentaje de los plastificantes usados en el PVC.

Este tipo de factores pueden tener un gran peso a la hora de saber a qué ftalatos y en qué medida puede estarse exponiendo más la población en un momento dado, algo importante para adoptar medidas.

Las importaciones: un problema a tener en cuenta

Aunque la tendencia en Europa y Estados Unidos es a que decrezca el uso de algunos ftalatos (por ejemplo de algunos de bajo peso molecular, de modo que estos -según algunas fuentes- serían ahora el 10 al 20% del uso total de ftalatos), hay un factor que viene a añadir complejidad al asunto: las importaciones.

Las grandes lagunas de conocimiento existentes sobre las importaciones y usos de ciertos ftalatos en la UE son un problema a la hora de saber los escenarios reales de exposición de la población europea a estas sustancias.

Se sabe que el uso del DINP está creciendo ya que puede ser usado en lugar del DEHP sin mayores costes o cambios en la producción. En la UE, según la industria, DINP/ DIDP se han convertido en los ftalatos dominantes, representando más de la mitad del mercado. Pero solo hay datos muy limitados sobre el uso de ftalatos individuales en el mundo (aparte de DEHP, DBP, BBP, DIBP y DINP/DIDP).

El hecho es que la tendencia a que el uso de una serie de ftalatos decrezca no se da por igual a nivel global y así el uso de algunos de estos ftalatos continúa siendo muy alto en zonas como Asia (donde el DEHP, por ejemplo, representa más del 50% del uso total de ftalatos). Ello implica que muchos productos con ftalatos como el DEHP -sustancia clasificada como especialmente preocupante- están siendo importados por la UE.

El proceso de registro de REACH debería facilitar la mejora del conocimiento acerca de la producción, exportación e importación de sustancias en la UE108. Así mismo, deberían habilitarse otros sistemas que faciliten el seguimiento y estudio de esta cuestión.

Es clave mejorar el control de los ftalatos que ingresan en Europa desde países como China (por ejemplo, en las ingentes cantidades de productos de PVC que son importadas). Incluso para productos como suelos las importaciones pueden representar un 20-30% a nivel de la UE (para otros productos puede darse la circunstancia de que casi todo sea importado).

Fuente: Hogar sin Tóxicos (.org)

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