
El Cambio Climático Devora la Biodiversidad Global a un Ritmo Alarmante
Un llamado urgente a la acción global para salvar los ecosistemas y el futuro del planeta
Entrevista a la escritora zaragozana Marta González
Biodiversidad14/12/2021Marta: Antes de empezar, déjanos darte las gracias de todo corazón por tu labor, por tus palabras y por tu sabiduría. Tus versos cierran heridas y abren caminos muy necesarios, Ángel. Moringa es mi amiga. Amiga es una palabra muy grande. Las amigas tienen respuesta para todo porque la verdadera respuesta es el cariño. Ella siempre es cariñosa. Siempre me mira al corazón. Los ojos de las palomas son mágicos como todos los ojos de ángeles.
Moringa: La humana es mi familia verdadera. Sus ojos son miopes pero le perdono muchas cosas porque me quiere.
Moringa: Creo que acabé en una papelera porque caí del nido en un edificio en ruinas. Parece ser que una de mis patas ya era independiente y no pude aterrizar. Tal vez me arrojaron a una papelera porque estaba sucia y molestaba. Para la mayoría era basura. La humana me oyó y rebuscó entre la basura. Yo tenía muchísimo miedo pero ese viaje de buzo hacia la superficie me salvó.
Moringa: La humana es charlatana. Lee en voz alta y me gusta escucharla. En poco tiempo he recorrido estantes llenos de libros. Algunos me han gustado mucho. Otros, no tanto. Pero en todos he vivido vidas nuevas. Si las humanas en general se dejaran mecer por lo que otras crearon antes, ganarían en sosiego. Yo vengo del grito y la mugre. Me quedo con la calma.
Marta: Cada día leemos juntas. Es nuestra cena.
Marta: A Moringa le gusta la poesía recitada. Y le gusta especialmente el haiku, desprendido de trajes sin propósito. Las dos somos alérgicas a la rima. Los propios movimientos de una paloma atenta me recuerdan las sílabas de un haiku. Hay quien los encuentra pobres. Hay quien necesita rima consonante para mover el tronco sin pensar mucho. Se quedan en la sonoridad de las consonantes. Pero las consonantes sin vocales son una pesadez.
Moringa: Los condenados a muerte en Japón escriben haikus mientras esperan que se cumpla su sentencia. Esa espera puede ser de años. Los haikus les consuelan y les guían mientras tanto. Como ser odiado, yo creo que todas somos muy parecidas a esos condenados a muerte.
Moringa: Escribir haikus fue un desahogo necesario. Los divido en dos tipos. La humana suele pensar en ellos cuando camina. Encuentra a muchas palomas a diario. Conoce a muchas de ellas. Tiene nombre, como Sencha y como yo. Algunas veces pasan días antes de verlas de nuevo y siempre piensa que les ha ocurrido algo. Otras veces soy yo la que dicta cuando estamos juntas. Pasado el tiempo, cuesta recordar quién pensó en cada uno. Los versos duelen, pero es el dolor de estar viva. El dolor de ser.
Marta: Pasado el tiempo, somos una.
Marta: Siempre he pensado que cuando defendemos a los animales no humanos somos muy vehementes, caemos en el insulto fácil. La defensa no puede ser una batucada sin fin. Habrá que parar y aprender, estudiar en silencio. Cuando pensamos en el movimiento animalista, nos vienen a la cabeza siglas, colores y rostros humanos. No debería ser así. Con tanta coreografía perdemos de vista la mirada de nuestras hermanas no humanas. Yo prefiero que Moringa me cuente. Por cierto, los dibujos son de Iván, el humano de Moringa.
Moringa: Lo adopté también.
Moringa: Somos el símbolo de la paz cuando conviene a las humanas. Es más, mis hermanas blancas son más apreciadas que el resto. Uno de los símbolos asociados a la paz fue creado por Gerald Holtom a finales de los 50. Hablo de un círculo con cuatro líneas en el interior. Muchas asocian este símbolo a la causa antinuclear también. Se dice que Holtom diseñó una persona con los brazos caídos por la desesperación o que se trata de la huella de una pata de paloma rodeada por un círculo perfecto y unitario. Por supuesto, prefiero la segunda teoría. El odio es tan intenso que pocas nos tienen en cuenta. Cuando lo hacen, se enzarzan en un juego de egos humanos en el que nuestra causa parece el vestuario de una obra de teatro sin más. Hay un soneto que comienza así: "Era un hombre a un CIF pegado...".
Marta: Creo que Moringa está cansada de que repitamos tantas veces la palabra "yo". En cuanto a la gestión de la población de palomas en las ciudades, los métodos preferidos por los consistorios son -hablando el lenguaje que ellos entienden- ilegales. Incumplen la Directiva de Aves de la Unión Europea. Por eso hemos interpuesto denuncia ante las autoridades pertinentes. No basta con repetir como un mantra manido en las redes sociales que es esto o lo otro.
Marta: Soy vegana porque es el único modo de querer a mis hermanas no humanas. Mi andadura por el veganismo comenzó hará unos veinticinco años. No tomo suplementos, no comparto recetas y no admiro las no morcillas. Soy una vegana aburrida, mala clienta de la industria de la no comida.
Moringa: Es una vegana de puchero, una mujer cuchara. Que te cuente su teoría sobre los tenedores.
Marta: Otro día, por favor. A todas aquella personas que no sienten que sea su momento de dar el paso, les diría que querer y veganismo andan de la mano. Hablo del veganismo de paz, el del Profesor Will Tuttle. Que lean mucho, que se interesen desde el fondo de su corazón y de su cerebro por los animales no humanos.
Algunas de las fantásticas, estremecedoras y bellas frases que en "Patrimonio de la Palomidad" encima de las fotos de su parte final, son tan bellas y bellas por la sencillez en que se han escrito:
La hierba no es más verde al otro lado de la valle,
simplemente alguien irguió una valla
Ya no me interesan
las palabras que no acarician
Di no a muchas cosas
para poder decir sí a las importantes
Declaración necesaria de principios minúsculos
vivir sin derechos otorgados
vivir sin permisos
vivir de prestado
comer tus sobras
beber tus miserias
dormir sin sueños
nacer porque quiero hacerlo
volar como si me quisieras
querer cada minuto de esta vida enferma
morir a marchas forzadas
ser paloma sin ser plaga
No es una produccion propia, la fuente es Diario Siglo XXl (.com)
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