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Con los pingüinos africanos al borde de la extinción, Sudáfrica actúa prohibiendo la pesca. Esta medida podría cambiar su destino
Biodiversidad15/04/2025En las costas de Sudáfrica, los pingüinos africanos están librando una batalla silenciosa por su supervivencia. Cada año, sus números caen en picada, y la razón principal es que no encuentran suficiente comida para seguir adelante. Hartos de ver cómo estas aves icónicas desaparecen, un tribunal sudafricano lanzó una medida que está dando esperanza a miles: prohibir la pesca comercial en las zonas donde estos pingüinos luchan por criar a sus pollitos. Es una decisión que podría cambiarlo todo.
Estos pingüinos, también llamados de El Cabo, necesitan sardinas y anchoas como si fueran su oxígeno. Sin ellas, no solo pasan hambre, sino que dejan de reproducirse. En 2018 había 15,100 parejas reproductoras; en 2023, apenas 8,750. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) los clasificó en peligro crítico en 2024, y los expertos dicen que, si seguimos así, podrían extinguirse en la naturaleza para 2035. Por eso, un tribunal ordenó vetar la pesca comercial de estos peces en seis zonas clave de reproducción, como Robben Island y Stony Point, durante al menos una década. Es un movimiento audaz para darles una oportunidad real.
No creas que esto fue un capricho. Organizaciones como BirdLife South Africa y la Fundación Sudafricana para la Conservación de las Aves Costeras (SANCCOB) llevaban años alzando la voz. La pesca comercial estaba dejando a los pingüinos sin su alimento principal. Pero prohibir la pesca no es solo decir “para” y ya; afecta a comunidades enteras que viven de esa industria. Tras mucho debate, se llegó a un acuerdo histórico: cerrar las zonas más vitales para los pingüinos y, al mismo tiempo, buscar formas de pesca más sostenibles. El ministro de Medio Ambiente, Dion George, lo dejó claro: los océanos son “un legado compartido” que debemos cuidar.
Con esta prohibición, lugares como Dassen Island y Robben Island se convierten en santuarios temporales. Sin barcos pesqueros robándoles las sardinas y anchoas, los pingüinos tendrán más oportunidades de comer bien y criar familias. Pero como mencionan en Ecoosfera, no todo es un cuento feliz. Los derrames de petróleo y otros problemas ambientales no desaparecen con esta medida. Además, el gobierno tiene solo dos semanas para hacer que el cierre funcione, y la recuperación de los pingüinos tomará años. Aun así, es una luz al final del túnel, una señal de que todavía podemos cambiar las cosas.
La conexión es directa y brutal: sin comida, no hay pingüinos. Su dieta se basa principalmente en sardinas y anchoas, dos especies también muy codiciadas por la pesca comercial. La escasez de alimento ha provocado que muchas parejas de pingüinos simplemente abandonen la reproducción. En otras palabras, si no comen, no crían. Y las cifras lo confirman: en 2018 había 15.100 parejas reproductoras. Para 2023, esa cifra cayó a 8.750. Si el ritmo de declive continúa, los expertos advierten que para 2035 podrían estar extintos en estado salvaje.
Aunque la alimentación es el mayor problema, no es el único. Las mareas negras, el tráfico marítimo, la contaminación y la invasión humana en sus hábitats naturales también han puesto en jaque a estos animales. El turismo descontrolado y el cambio climático son factores que agravan la situaciónF, convirtiendo a estos pingüinos en víctimas colaterales de nuestro estilo de vida.
Si algo nos deja claro esta historia es que aún estamos a tiempo, pero no podemos seguir ignorando las señales. Este tipo de acciones, aunque localizadas, pueden inspirar cambios globales. Porque cuidar a los pingüinos también es cuidar el equilibrio del océano y, en última instancia, del planeta.
Sudáfrica nos enseña que, incluso cuando las cosas pintan mal, una decisión valiente puede marcar la diferencia. Prohibir la pesca en estas zonas es más que un decreto; es un compromiso con un futuro donde los pingüinos africanos puedan seguir deslizándose por las playas y robándonos una sonrisa. Si todos ponemos de nuestra parte, esta especie aún tiene una oportunidad.
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