En Las Lajitas se organizan para limitar las fumigaciones

A impulsos de estudiantes, habitantes del departamento Anta reclaman estudios ambientales y que se prohíba el almacenamiento de agroquímicos en cascos urbanos.

Alimentos y Tóxicos21/01/2020 Fuente: Anta Periodismo
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Rodeada de campos de soja, la localidad de Las Lajitas, en el sur de Salta, es el escenario de un nuevo actor político: vecinos que se organizan para reclamar el cese de las fumigaciones en las cercanías de sus viviendas. Reclaman también que las máquinas fumigadoras y los agroquímicos no sean ingresados a las zonas urbanas. Hay denuncias formales, pero recién comenzó a hablarse más del tema cuando decidieron difundir su lucha por las redes sociales y se inició una juntada de firmas para exigir que el Concejo Deliberante tome medidas.

“Estamos organizándonos en contra de las prácticas agrícolas que implementan el uso de agrotóxicos en cascos urbanos y alrededores”. “Ocasionan fuertes daños en la salud de las personas, desde problemas respiratorios hasta malformaciones, cáncer, abortos espontáneos y problemas renales, entre otros”. Las dos frases pertenecen a Eric Zamora, un estudiante de geografía, que se convirtió en la cara más visible de los vecinos que consideran peligrosa la presencia de agroquímicos en los centros urbanos y las fumigaciones al lado de viviendas familiares y escuelas.

Zamora reside en Río del Valle, un pequeño pueblito distante 10 kilómetros de Las Lajitas, ubicada a su vez 230 kilómetros al sur de la ciudad de Salta, en el departamento Anta, que concentra el 65% de la producción sojera de la provincia y es la vez el segundo departamento más pobre de Salta.

“Esto lo vengo denunciando aproximadamente desde el año 2016, por la vía judicial, nunca recibí una respuesta por parte de la Justicia“, recordó Zamora en conversación con Salta/12. Sus denuncias formales fueron contra un vecino que tiene sus máquinas fumigadoras “a la par de mi casa” y almacena los agroquímicos en ese lugar y contra otro que “tiene un cerco de soja donde realizan estas prácticas de fumigación”. “Por ahí el olor a veneno es muy fuerte, te produce dolores de cabeza, de hecho toda la gente lo manifiesta esto”, contó el joven. “Todos almacenan los agroquímicos ahí (en el casco urbano” y es más, “en Piquete Cabado tienen aviones (fumigadores) dentro del pueblo“.

Hace más de un mes, Zamora y amigos comenzaron a sentarse en la plaza central de Las Lajitas a informar sobre los riesgos del uso no controlado de agroquímicos e invitar a firmar un petitorio dirigido al Concejo Deliberante. Piden que se hagan estudios de impacto ambiental de las fumigaciones, sean terrestres o aéreas, y que se legisle de acuerdo a esos resultados. Además, piden que quienes den capacitaciones a docentes sean “de las áreas competentes de salud, de medio ambiente y no que sean los sojeros y las organizaciones que ellos tienen que supuestamente velan por una agricultura saludable”. En http://chng.it/SbTbHQtJ se puede sumar el apoyo a esta iniciativa.

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El vocero destacó que muchas otras personas están reaccionando, la mayoría de ellas sensibilizadas por la alarmante reiteración de enfermedades como el cáncer. “No soy el primer denunciante, no soy el único denunciante. Hay muchas otras personas, vecinos, que han denunciado”, insistió, añadió que tienen el apoyo de profesionales de la salud, aunque algunos prefieren no darse a conocer por temor a sufrir represalias.

Al grupo se sumó una docente de la población de Piquete Cabado, quien realizó “una gran cantidad de denuncias judiciales y jamás tuvo una respuesta, la fueron a ver diputados en algún momento, en campaña política”, pero nunca hubo una acción concreta para dar respuesta a su requerimiento de que no se fumigue cerca de la escuela. “Piquete Cabado es un pueblo que está muy expuesto a estas prácticas ya que no solamente fumigan, también se han instalado plantas de acopio de granos“ de grandes empresas como Cargill, Cereales del Sur, Noble, relató Zamora. En Río del Valle tienen plantas de silos las empresas AGD y Viluco.

Los productores de esa zona son en general grandes empresarios. “Tienen enormes extensiones territoriales” y “ninguno de los sojeros son oriundos de acá de la zona, todos son del sur (Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa) en su mayoría y tampoco sus familias viven acá en el pueblo, ni siquiera ellos viven acá, vienen para la cosecha y después se van“.

Zamora destacó el proceso de deforestación llevado adelante en el departamento Anta, al punto que su frondoso bosque desapareció. “La zona de Anta es un desierto como a su vez también es el mayor productor de soja del noroeste, produce el 65% del total de soja de todo el NOA y otro dato curioso es que somos el segundo departamento más pobre”.

Datos de mortalidad no públicos


Entre los movilizados se cuentan agentes sanitarios de la zona. Ellos aportaron datos sobre las tasas de enfermedades, “las tasas de cáncer, malformaciones genéticas, enfermedades respiratorias, renales, dérmicas se han incrementado exhorbitantemente en los últimos años. De hecho, una agente sanitaria me manifestó que el año pasado, a comparación del año anterior, la tasa de diabetes había aumentado casi un 50% en el sector donde ella estaba trabajando”.

Zamora sostuvo que los vecinos organizados esperan “más apoyo de los profesionales de la salud”. “Mientras veamos que ellos no apoyan la lucha, que no quieran visibilizar lo que está pasando, nosotros consideramos que ellos están siendo cómplices, están yendo en contra de su rol como profesionales de la salud, están violando su juramento, ya que deberían priorizar la salud y más que nada, prevenir”. En este sentido, destacó el apoyo del médico Medardo Ávila Vázquez.

El joven destacó que en el Hospital Esperanza Burgos de Aguirre, de Las Lajitas, no les permiten acceso a la información sobre las causas de la mortalidad en la zona, necesarios “para determinar si en los últimos años las estadísticas de las defunciones por cáncer son anormales o han tenido una alteración teniendo en cuenta las estadísticas a nivel nacional”. Por dichos de Ávila Vázquez saben que el 20% de las personas normalmente muere de cáncer, “nosotros consideramos que la cantidad de defunciones que hay en el pueblo por casos de cáncer no es normal” pero “tenemos muchas limitaciones al acceso de datos” y desde el Hospital “jamás se emitió una palabra con respecto al tema”.

Una oferta y una amenaza


Zamora contó que la visibilización de esta problemática en el departamento motivó que un empresario sojero le ofreciera un millón de pesos para que abandonara estos reclamos y, como no aceptó, igual que tampoco aceptó la posibilidad de trabajar con los sojeros, lo amenazó. “Me ofreció un millón de pesos para que esto se termine, como así también me ofreció puestos políticos, laburo en sus empresas y al último me terminó amenazando de muerte“, relató.

Esta visita fue el 9 de este mes. Zamora todavía no hizo la denuncia legal, aunque dijo que la hará a la brevedad, luego de haber hablado con una abogada. “No lo denuncié ya que el tipo es de un gran porte económico” y “(los sojeros) tienen mucho poder político, mucho poder económico, mucha injerencia en la justicia”, se explicó el joven.

Agregó que temía por las repercusiones que pudiera tener una denuncia formal, dado que tendrá que dar el nombre del empresario. “Me dio a entender que el campo de la política, la justicia lo manejan ellos en el departamento y también me mencionó que venía en nombre del intendente, me mencionó a otros sojeros de gran porte económico, entre ellos uno que se dedica a las fumigaciones áreas y es dueño de cinco aviones. Me planteó que esta persona, el de los aviones, era el más interesado en ‘dar una solución’ y, bueno, él fue con la idea de plantearnos una ‘solución’, primero, económica, después intentó persuadirme de mil maneras y al último me planteó que me reúna con la gente del campo”, con miembros de Prograno.  

Zamora relató que respondió quqe los vecinos buscan “otro tipo de soluciones”. Entonces “el tipo me planteó que por ese lado no vamos a lograr nada. (…) Me dice: ‘Mirá, yo no soy el interesado, hay otras personas que son las interesadas en darte una solución, (…) vos tenés que buscar y priorizar aquello que sea posible, acá vos te estás enfrentando a personas con mucho poder económico y por ahí quizás tus planteos no van a llegar a la solución que vos querés. Así que si no podés vencer a tu enemigo, tenés que unirte'”.

Al otro día Zamora recibió la visita del intendente de Las Lajitas, Fernando Alabi, que se inscribe en la línea del gobernador Gustavo Sáenz. Su postura fue “similar a la del sojero”. “Me habló de reunirnos con el campo para escuchar sus propuestas, sus soluciones y le planteé que esa no era la solución, que él como intendente debería velar por el bienestar del pueblo”.

Por otra parte, otra ambientalista recibió la visita de la presidenta del Concejo Deliberante de Las Lajitas, Johana Marce (Partido Renovador), quien consideraba que la visibilización de sus reclamos implicaba un menoscabo a la autoridad del cuerpo legislativo. La activista es una mujer de 65 años que tiene un tumor en el cerebelo y cuyo nieto, de 9 años, padece leucemia y está internado en el Hospital Italiano en Buenos Aires.



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