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La Unión Europea planea eliminar lo no reciclable antes de 2030, pero en Latinoamérica el objetivo es un poco más lejano
Residuos17/02/2021
No se trata de una moda pasajera. Es una realidad que espera a menos de una década de distancia. En 2030, todos los envases que acompañen a un producto en la Unión Europea deberán ser reutilizables o reciclables de un modo rentable.
Al menos el 60% del total de residuos plásticos a nivel global procede de embalajes. La duración de estos productos desde que se fabrica hasta que se desecha puede ser de días o semanas, a lo sumo, un par de meses.
Con esta modificación, los transportes terrestre, aéreo, fluvial y marítimo se verían liberados de llevar grandes envoltorios y se volverían mucho más eficientes.
¿Latinoamérica está cerca o lejos de esta posibilidad tan auspiciosa? Lamentablemente, algunos países todavía se encuentran a años luz de semejante objetivo parecido a un paraíso, donde cada elemento contenedor exhiba la consigna “libre de plástico”.

Un buen packaging está fabricado para contener, proteger y comunicar, ya que muchos envoltorios y bolsas son conservados y atesorados como si fueran un fetiche del consumo realizado.
La imagen exterior y los logos llegan a tener un poder sobre los compradores. Se las adora, se les rinde culto. Las marcas brindan previsibilidad, garantía, tranquilidad. Por ello, el envoltorio que las identifica se vuelve a veces casi tan importante como el contenido interior.
Sin embargo, se cuestiona cada vez más que los envases requieran tantos materiales prescindibles. El modelo de gestión del siglo XXI será obligado muy pronto a cambiar para ajustarse con exclusividad a las opciones retornables.

El cartón será el rey de la futura generación de embalajes. Es fuerte, resistente y recuperable. Firmas internacionales de primer nivel como Procter & Gamble, Unilever, Nestlé, Coca Cola o PepsiCo ya lo están utilizando y prevén una reconversión histórica.
Los envases de vidrio para rellenar o reutilizar también recuperarán buena parte del terreno perdido contra los plásticos. El regreso al retornable y al granel es una estrategia de venta que marcará los años venideros.
Las bolsas del futuro serán flexibles y compartimentadas, perderán casi por completo su volumen una vez que queden vacías.

El comprador es cada vez más consciente de la necesidad de generar menos residuos. Entre los jóvenes, esta supuesta merma en la calidad de la protección exterior no generará traumas.
Algunas empresas ya están trabajando en la fabricación de plásticos ecológicos que no provienen de los hidrocarburos sino de cultivo de bacterias. Se los denomina “bioplásticos” y serán pronto una alternativa sostenible, positiva y eficaz.
Un proyecto llamado From Peel to Peel (de piel a piel) apunta a desarrollar materiales de envasado alimentario a partir de bacterias y hongos como la levadura.
Los alimentos que dejan grandes rastros de materia orgánica en los envases, y por ello dificultan el reciclaje, deberían contenerse en films de bioplástico creados especialmente.
La firma Apple fue la primera en dejar de incluir a los cargadores de batería en sus packs de venta a partir del iPhone 12. Lo mismo hizo con los auriculares.
Las excepciones son Francia y Brasil, por cuestiones legales.
El objetivo anunciado se relaciona con la disminución del 70% del packaging, ya que los enchufes y cables ocupan más lugar que el propio smartphone dentro de la caja.
Sus competidores, en principio, tomaron esta decisión con sorna pero, casi de inmediato, modificaron sus posturas e imitaron a la compañía creada por Steve Jobs. Samsung, el gigante coreano, hará pronto lo propio con el modelo Galaxy S21.
Xiaomi, la líder china, se unirá a esta iniciativa para frenar el deterioro del medio ambiente. Son tres de los cuatro fabricantes de teléfonos celulares más grandes del mundo.
Quien quiera adquirir los cargadores originales deberá pagar entre 20 y 30 dólares para conseguirlos por separado. Y quien prefiera prescindir de esta alternativa de carga podrá utilizar cables USB para conectar sus dispositivos a computadoras o a un smart TV.
Reducir la basura electrónica será en el futuro cercano uno de los principales propósitos de una industria asociada de manera indisoluble con el progreso material e intelectual de las sociedades.
Fuente: Diario Infobae (Argentina)

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