
Loma Negra utilizó menos de agua en su producción y recortó emisiones de carbono
La cementera elevó hasta el 57,5% el porcentaje de energía eléctrica de origen renovable que consumió durante el año pasado, entre otros parámetros de sostenibilidad
Una isla junto a otra, pero de residuos. Que los mares y océanos de todo el mundo se están convirtiendo cada día más en un inmenso basurero al que van a parar buena parte de los desechos, muchos de ellos plásticos de un solo uso, no es algo nuevo. Sin embargo, una serie de fotografías captadas por Caroline Power frente a la isla hondureña de Roatán, en el Caribe, ilustran con especial crudeza la gravedad de la situación.
“Esto tiene que parar”, advierte Power, quien ha compartido a través de Facebook las imágenes que no dejan margen para las fantasías sobre paraísos de aguas cristalinas. Frente a esa evocación, la enorme cantidad de basura que se agolpa en aguas de Honduras ejemplifica con rotundidad lo que los organismos internacionales no dejan de advertir: que, a este ritmo, en 2050 habrá en los mares y océanos más plásticos que peces.
Además de suponer una importante amenaza para las especies marinas, las basuras plásticas que contaminan las aguas han entrado ya en la cadena alimenticia. Sin embargo, y pese a que organismos como la ONU han llamado a declarar la guerra contra el plástico oceánico, la producción sigue a toda máquina (300 millones de toneladas el año pasado). A su vez, los límites al plástico de un solo uso llegan con cuentagotas. Sin embargo, cerca de Honduras, concretamente en Costa Rica, han plantado cara a los residuos plásticos y avanzan para convertirse en la primera Zona Libre de Plásticos de un solo uso del mundo.
En este tipo de producto se centra la fotógrafa que ha difundido estas imágenes para llamar la atención sobre este grave desafío. Así, en sus redes sociales, Power apela directamente a cada uno de nosotros. “Pensad en vuestro día a día. ¿En qué transportaste tu última comida para llevar?,¿dónde te sirvieron la última comida que compraste en la calle?”. Probablemente, continúa, en poliestireno, con cubiertos de plástico y en una bolsa, también de plástico.
Es la realidad que, pese al enorme continente de basura plástica que se ensancha en la superficie marina, se resiste a cambiar. Tanto es así que, en estos momentos, por poner un ejemplo, se usan tantas pajitas de plástico que, solo con las de Estados Unidos, se rodearía el planeta dos veces y media al día.
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