Prueban una vacuna en vacas para frenar el efecto invernadero

Un equipo internacional detectó las bacterias que llevan a los rumiantes a producir gas metano, uno de los responsables del cambio climático.

Alimentos y Tóxicos 07/01/2020 Fuente: La Gaceta (Tucuman, Argentina)
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El 23 de septiembre, y en la voz de una adolescente sueca, el grito de miles de jóvenes que reclaman su derecho a heredar un mundo mejor por fin se escuchó en la TV, en la redes, en las calles. Lo que en nombre de sus pares Greta Thunberg reclamó necesita soluciones creativas y realistas: no parece viable erradicar el plástico.

Silenciosamente (al menos para el gran público) muchos científicos intentan esas soluciones. Y en un rincón del mundo está pasando esto: campo, hierba, vacas pastando... Puede ser en un paisaje argentino, uruguayo o brasilero en el futuro. Pero en este presente, las vacas que interesan a la ciencia son neozelandesas, y en su aparato digestivo, científicos están haciendo un experimento que puede cambiar la vida del planeta.

 
Esos rumiantes están vacunados contra los microbios intestinales responsables de producir gas metano (uno de los peores gases de efecto invernadero) mientras digieren su alimento. Y si los resultados se confirman, quizás podamos disponer de carne y de lácteos que no colaboraron con el calentamiento global.

En la base del experimento está el Catálogo Hungate1000, para el cual un consorcio internacional del que participó el INTA secuenció 410 genomas de microorganismos de la microbiota de los rumiantes; los resultados están publicados y disponibles en la revista Nature Biotechnology. Con esos datos, un equipo dirigido por la microbióloga irlandesa Sinead Leahy, del Centro de Investigación de Gases de Efecto Invernadero Agrícola de Nueva Zelanda, comenzó con el experimento. “Comprender las funciones que desempeña la microbiota rumial es importante para reducir la producción de gases de efecto invernadero por los rumiantes”, se destaca en el resumen del trabajo.

Problema y ¿solución?

Cerca de un 3% de los microbios, del grupo de las arqueas, que viven en el rumen (primera sección del intestino) componen y fermentan lo que comen los animales, y en ese proceso se produce el metano, que aquellos eliminan al eructar. Para combatir las bacterias “culpables” hubo que reproducir en laboratorio las condiciones del rumen (no hay oxígeno) y, con tecnología de ADN, secuenciar el genoma de especies clave. Luego el equipo diseñó vacunas (dirigidas a varias especies de microbios al mismo tiempo) que se administran con una inyección y estimulan la producción de anticuerpos contra las arqueas de la saliva de los animales; así llegan al rumen cuando estos tragan. Hasta ahora el grupo experimental (vacas y ovejas) es pequeño, pero los científicos han podido recoger buen nivel de anticuerpos en saliva, en el rumen y en heces de los animales. Primer paso, logrado.

Ahora tratan de demostrar que realmente se suprime la formación de metano, y para probarlo colocan los animales en una cámara respiratoria (gran caja transparente y prácticamente sellada, excepto por un flujo de aire fresco) y después sacan muestras del contenido de metano en el aire en la caja. Pero también inventaron modos de hacer mediciones, que, aunque no son precisas, permiten saber qué pasa en el campo real. Crearon un comedero en el que el animal debe introducir la cabeza. Allí un dispositivo toma muestras de su aliento. Además inventaron un dispositivo que se ata al lomo de la vaca y que tiene un tubo de plástico que termina justo encima de su nariz. Cuando la vaca exhala, absorbe parte de su aliento. Estas mediciones son los primeros pasos avanzados para establecer definitivamente si la vacunación reduce la cantidad de metano que expulsan las vacas.

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