¿Quiénes son los verdaderos dueños de la “Basura”? Una mirada social de los Residuos Sólidos Urbanos

Dentro de las prácticas humanas el exacerbado consumo y la consiguiente generación de residuos son problemáticas que han ido en vertiginoso aumento en las últimas décadas.

Residuos 01/03/2020 Fuente: Medio Ambiente en Acción.
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Desde un tiempo hasta ahora la obsolescencia programada ha sido la estrategia de la industria para "acortar" la vida útil de los productos, con el fin de ser reemplazado por nuevo y por lo tanto girar la rueda de la sociedad de consumo. Se podría decir que se basa en una lógica de "descarte" programado desde que el producto es diseñado. 

Se planteó en el año 2002, en la Cumbre de Johannesburgo, que el 15% de la población mundial de los países de altos ingresos es responsable del 56% del consumo total del planeta, mientras que el 40% de los países de bajos ingresos son responsables solamente del 11% del consumo.

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Pero, aunque la concepción de mercado está transformándose de manera paulatina, la alarma está encendida: Si continúan las actuales pautas de consumo y producción, para el año 2050 serán necesarios tres planetas para mantener nuestros modos de vida.

Muchos ecosistemas ya alcanzaron puntos críticos de agotamiento de sus recursos y su capacidad natural de reestablecerse. Pero las consecuencias ecológicas van más allá del agotamiento de las materias primas y de las fuentes de energía para obtenerlas; la situación descripta afecta peligrosamente al propio funcionamiento de la biosfera, la salud y en la calidad de vida de los que lo habitan. 

Si indagáramos acerca de lo que cada uno de nosotros conoce al momento de consumir un producto del mercado, por ejemplo cómo se produce, a partir de qué materia prima, cuál es la mano de obra y su proceso de elaboración, qué es lo que haremos con todo lo que “sobra” de éste, cuál es el impacto que genera nuestro habito; seguramente en unísona voz diríamos que no sabemos responderlas en su totalidad. 

En estos últimos años se va visualizando un avance significativo en la percepción de la ciudadanía acerca de la estrecha relación entre la gestión de los residuos y su calidad de vida, pero en mayor o menor proporción desconocemos el impacto real que nuestra conducta tiene sobre el planeta y su perdurabilidad habitable. Entra en discusión entonces un nuevo  concepto que es el de consumo responsable,  el cual apunta a generar conciencia y mejorar la calidad de vida individual y colectiva del consumidor. 

La mayoría de las personas tienen una vaga idea de lo que ocurre después de descartar su “basura” y desconoce qué es lo que ocurre una vez que ésta es eliminada –visualmente - de su vida y, qué consecuencias socio-ambientales trae aparejada.

Como se puede interpretar de los párrafos precedentes, gestionar Residuos es un tema complejo que integra conceptos ambientales, económicos, institucionales y sociales. Si bien es una problemática que el Estado debe formalizar a través de políticas que deriven en la reducción de su generación y en su correcto tratamiento, también es algo que nos atañe a todos como parte de la sociedad y como principales “productores o dueños” de éstos. 

Ahora bien ¿Es lo mismo hablar de Residuos que de Basura? ¿Cuál es la diferencia entre ambos términos? A modo pedagógico podría decirse que la diferencia radica en la conducta del que descarta. El trato que se le da a todo aquel objeto que ya cumplió las funciones para las que fue creado y adquirido es lo que permitirá darle -o no- un significado distinto.  

Todo desecho clasificado se convierte en residuo y es materia prima. Todo lo que se descarta mezclado, probablemente, será considerado como basura directamente. 

Grandes ciudades de América Latina y el Caribe alcanzaron importantes progresos en la adopción de prácticas modernas de gestión de residuos, pero el manejo actual en el resto del territorio es aún deficiente y en la mayoría de ellos existen basurales a cielo abierto. Aquí también la clasificación y el reciclaje de residuos sólidos son realizados por sectores informales, conocidos comúnmente como “recuperadores” “pepenadores” o “cartoneros”. Esta situación merece particular atención porque deja entrever el racismo ambiental por parte de las políticas públicas, privadas y sociales que dejan en manifiesto que los costos ambientales “deben” y “son” asumidos por un grupo –vulnerable- determinado de la población.

Resulta innegociable la conjugación de los conceptos de ecología urbana e inclusión social. Una deuda pendiente en la mayoría de los países emergentes y en vías de desarrollo es reconocer y dignificar la labor desempeñada por los recuperadores urbanos. Perú y Brasil fueron los primeros países de la región en aprobar leyes nacionales de aprovechamiento de residuos sólidos que reconocía como prestadores de un servicio público a los recicladores; posteriormente Colombia, Chile y Argentina comenzaron, en diferentes medidas, a abordar esta situación. 

¿Qué podemos hacer entonces? Para hacer frente a esta problemática, se ideo la regla de las 3R: reducir – reutilizar – reciclar como propuesta sobre hábitos de consumo, pero no son suficientes. Se requiere quebrar ciertos patrones socioculturales ya arraigados; re-culturalizarnos, re-educarnos, re-encontrarnos; es necesario replantear los hábitos de consumo de la comunidad y su responsabilidad sobre los residuos que genera. 

El cambio comienza en la vida cotidiana; pequeñas acciones hacen grandes cambios. Algunas conductas a implementar pueden ser: Evitar productos descartables; Elegir productos que tengan poco embalaje y en lo posible que sean envases de cartón, papel o vidrio; Usar servilletas de tela y bolsas ecológicas para hacer las compras (bolsas de tela o el “changuito”); Reutilizar o reciclar productos o insumos como ser muebles, ropa, libros; pueden tener una segunda vida a través de la donación o el mercado de segunda mano; Realizar compostaje con los residuos orgánicos; Comprar envases tamaño familiar ya que generan menos residuos por unidad, y elegir aquellos retornables (valido para bebidas). 

Debemos sentarnos –seriamente- a reflexionar acerca de qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan…El Papa Francisco nos dice en su encíclica Laudato Si “Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social”.

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  Mg.  María Rocío Dip Maderuelo
 Investigadora Categorizada - CIUNT

 JTP - Cat. Metodología de la Investigación Científica.

Fac. de Medicina - UNT

Asesora en Medio Ambiente -  Leg. Raúl Albarracín 



 

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