Anita Dongre, la modista ecológica que factura más de US$100 millones al año

Con tiendas en Nueva York y Nueva Delhi, esta empresaria quiere reducir al máximo el daño medioambiental de su actividad y recurre al uso de energías renovables y a materiales reciclados para desarrollar sus procesos productivos.

Noticias Generales28/03/2020Marcos BachMarcos Bach
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Luchó para promover a una mujer fuerte e independiente en una sociedad dominada por los hombres. La modista india Anita Dongre, cuya marca se viste desde Nueva Delhi hasta Nueva York, coloca ahora su éxito y tenacidad al servicio de la ecología.

Cuando Anita Dongre se lanzó a la edad de 23 años era la primera mujer de su familia en trabajar. Su empresa se limitaba a dos máquinas de coser y dos costureros instalados en el balcón de la habitación que compartía con sus hermanas.

Hoy en día, esta empresaria de 56 años de cálida sonrisa y cabellos castaños está el frente de una compañía con una facturación anual de 105 millones de dólares, tiendas en India y en Nueva York y emplea a 2.7000 personas.

Los valores feministas están en el ADN de su marca. "Para mí es importante mostrar una mujer que no sea ni púdica ni reservada, alguien audaz y descarada. Yo era ese tipo de chica. Manejaba un jeep, y le pedí casamiento a mi esposo", dice, al recibir a la AFP en una fábrica en los suburbios de Bombai.

Sus creaciones siempre se adaptaron a todas las tallas, hasta XXL. Incluso cuando se aventuró en los vestidos de novia, sus campañas de publicidad desafiaban las normas conservadoras indias y mostraban a mujeres tatuadas, bebiendo vino o pagando ellas mismas su casamiento.

Emancipación de las mujeres 


También es importante para Dongre ayudar a las mujeres a emanciparse, como con las obreras que emplea en su fábrica "en las que ve su pasado", o bien con esas 250 aldeanas de la India rural que forma a través de una fundación. "La independencia económica es el único medio a través del cual una mujer puede afirmarse", asegura.

Su decisión de apuntar a la mujer urbana activa dio sus frutos, ya que el poder adquisitivo de las mujeres aumentó en India. "Es estimulante oír a una clienta que me dice ‘vestí sus prendas en mi primer entrevista laboral hace quince años y conseguí el puesto‘".

Sus prendas –sari o falda larga y choli (blusa) con colores brillantes de estilo tradicional o retrabajadas a la moda occidental– fueron vestidas por celebridades mundiales como Hillary Clinton, Kate Middleton o Beyoncé.

Dongre decidió también poner su experiencia, determinación y fama al servicio del medio ambiente, en un país que cuenta con 14 de las 15 ciudades más contaminadas del mundo, según un informe de 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Su ambición? Hacer de su compañía un modelo de ecología. "Las empresas ya no pueden estar guiadas solo por las ganancias", dice.

Anita Dongre quiere reducir lo más posible el daño medioambiental de su actividad, y recurre al máximo a energías renovables y al reciclado, y ofrece productos duraderos.

Moda eco-responsable 


Dos de sus marcas con precios más accesibles, AND y Global Desi, utilizan por ejemplo telas hechas con lyocell, una fibra biodegradable extraída de la pasta de madera. La empresaria, vegana, rechaza cualquier utilización del cuero en sus prendas, accesorios y calzados.

En su fábrica, las sobras de las comidas de la cafetería exclusivamente vegetariana son convertidas en abono para producir biogas. El agua consumida en el proceso de fabricación de las prendas es tratada y reinyectada en los baños.

A fuerza de tenacidad, espera convencer a los consumidores a cambiar sus comportamientos, privilegiar una moda eco-responsable, ante las satisfacciones inmediatas procuradas por la denominada "fast fashion".

Es la única modista india en haberse sumado a la Sustainable Apparel Coalition, una asociación de empresas del mundo textil que brinda a sus miembros instrumentos para medir las consecuencias de su actividad económica en el planeta.

"A veces sueño con no tener que ocuparme más del diseño para concentrarme por completo en la durabilidad", afirma. "Se nos acaba el tiempo. El cambio climático está allí y todos tenemos que hacer algo", concluye.

Fuente: Semana Sustentable

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