El pastoreo bien gestionado puede secuestrar más carbono del que emite

Paige Stanley y Jason Rowntree son dos investigadores de la universidad de Michigan en Estados Unidos que acaban de publicar un estudio en la revista Agricultural Systems que explica muchos de los interrogantes y aparentes contradicciones dentro del debate de ganadería industrial versus ganadería a pasto

Cambio Climático05/02/2021
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Aquí en DeYerba no queríamos dejar de mencionarlo porque nos parece esencial que entendáis qué es lo que está pasando en el mundo académico y por qué, mientras unas autoridades dicen que la ganadería convencional industrializada es el sistema más eficiente y que menos contamina, otros defendemos un sistema más natural porque pensamos que tiene muchas ventajas, incluyendo la mitigación del efecto invernadero.
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¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?

Gracias al artículo del que os hablamos hoy, ahora sabemos que cuando la ganadería se gestiona correctamente, las emisiones no solo sí pueden ser nulas, sino que pueden ser negativas (que se secuestre más carbono del que se emita).

No olvidemos que solo un pequeñísimo porcentaje de toda la producción mundial de carne se realiza utilizando sistemas de manejo sobre pastos bien planificados, así que hay mucho margen para mejorar.

De hecho, en los últimos años el sector de la ganadería a pasto o “grassfed meat” ha experimentado un gran auge sobre todo en países de habla anglosajona como Estados Unidos, Inglaterra o Australia.

Uno de los motivos detrás de este inesperado renacimiento es, sin lugar a dudas, el trabajo del biólogo africano Allan Savory, que se hizo famoso a través de una charla TED en la que afirmaba rotundamente que solo el ganado puede salvarnos de la gran catástrofe que nos espera a escala global: la desertización.

Pero Savory también tiene sus detractores y en los últimos años hemos sido testigos de varios estudios y algún documental poco riguroso que afirmaban que la ganadería a pasto no solo no podía revertir el cambio climático, sino que era peor que la ganadería industrial en términos de emisiones de carbono.

Este nuevo artículo del que os queremos hablar hoy inclina la balanza hacia el lado de Savory, de lo cual nos alegramos mucho aquí en la plataforma DeYerba. Los que tengáis interés podéis leer el artículo completo, pero aquí vamos a resumir los puntos principales de manera que cualquiera los pueda entender.

¿QUÉ DICE EL ARTÍCULO?

El artículo parte de la base de que en la mayoría de los trabajos previos en los que se han comparado las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI, que son el CO2, el CH4 y el N2O) de los dos sistemas de producción (sobre pastos o en cebadero), no se ha tenido en cuenta la capacidad de secuestro de los pastos ni se han utilizado datos provenientes de granjas donde el pastoreo se planificara correctamente.

Una planificación correcta del pastoreo se basa en que los animales se agrupan de forma bastante compacta en parcelas en las que permanecen poco tiempo y que se dejan descansar por periodos relativamente prolongados.

Tanto el manejo holístico, como el PRV, como el pastoreo rotacional, y un sinfín de variantes más, se pueden englobar dentro de esta categoría.

Lo primero que hicieron los investigadores fue estimar, utilizando complejos métodos de cálculo y algunas mediciones, las emisiones de GEI durante todo el periodo de cebo de dos modelos de producción: Uno convencional en el que los animales se ceban a base de cereales durante cerca de seis meses, y otro basado en pastos en el que los animales comen hierba y forrajes en la etapa final y en el que el pastoreo se planifica correctamente (ambos grupos de animales se habían criado solo con leche materna, pasto y forrajes hasta el momento en el que comenzó el estudio).

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Los resultados de esta parte del estudio concuerdan con los resultados publicados hasta la fecha: Por cada kilo de carne producida, la carne de pasto emite más GEI que la carne industrial.

Las emisiones correspondientes a la carne de cebadero ascienden a 6,09 kg de CO2-e por cada kg de canal. Las correspondientes a la carne criada sobre pastos bien gestionados a 9,62 kg de CO2-e por cada kg de canal.

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Debido a la fermentación ruminal, la emisión de metano (CH4) es mayor cuando los animales se alimentan de pastos fibrosos que cuando se alimentan de cereal.

Además, los animales criados a base de pasto dan menos kilos de carne por animal que los animales criados con cereales. Todo ello contribuye a que la emisión de GEI por kilo de carne producida sea mayor en el caso de la carne de pasto.

Nota: Los autores de este estudio alertan de que las estimaciones de las emisiones de CH4 podrían estar sobredimensionadas para el caso de la crianza sobre pastos, pero esto es solo una suposición así que sigamos adelante.

¿TE SIENTES DEFRAUDADO?

Espera, la historia no termina aquí, ahora es cuando se pone interesante.

Además del cálculo anterior, durante cuatro años los investigadores también midieron la cantidad de carbono presente en las tierras de la granja donde se estaba llevando a cabo el pastoreo bien gestionado. Esto es lo que no se había hecho en muchos de los estudios anteriores, y la razón por la que este artículo es tan importante.

Observaron un incremento en el carbono acumulado en el suelo de 3,59 toneladas de C por hectárea y por año. Traducido a equivalentes de CO2 secuestrados de la atmósfera estaríamos hablando de -16,27 kg de CO2-e por kg de canal (el signo negativo significa que es carbono que se ha secuestrado en el suelo, no emitido a la atmósfera).

Por lo tanto, si hacemos el cómputo de carbono emitido menos carbono secuestrado obtenemos que, por cada kilo de canal, se han secuestrado -6,65 kilos de equivalente de CO2 mediante el sistema de pastoreo bien gestionado.

Por otro lado, no se puede atribuir ningún secuestro de carbono al sistema de cebadero, sino todo lo contrario: los investigadores incluyeron contribuciones adicionales de emisiones debidas a la erosión que se produce en los campos cultivados.

En este caso el cambio fue pequeño y la cifra de emisiones de carbono se queda en 6.12 kg de CO2-e por kg de canal (antes de incluir la erosión la cifra era 6.09 kg de CO2-e por kg de canal).

CONCLUSIÓN

La conclusión del estudio queda más clara cuando representamos todos estos datos en un gráfico:

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Es decir, cuando se tiene en cuenta el secuestro de carbono que tiene lugar cuando el pastoreo se gestiona correctamente (parte derecha de la gráfica de arriba), la captura es muy superior a las emisiones y comer carne de este tipo contribuye a disminuir la cantidad de GEI presentes en la atmósfera.

Cuando compres carne de pasto proveniente de animales pastoreados correctamente, no dejes que nadie te diga que estás contribuyendo al calentamiento global. De hecho, estarás haciendo todo lo contrario.

ALGUNAS NOTAS ACLARATORIAS DEL EQUIPO DEYERBA [EDITADO EL 21/03/2018]

Tal y cómo esperábamos este artículo está causando bastante revuelo y estamos recibiendo algunos comentarios con matizaciones y algunas críticas muy constructivas. ¡Bien! El debate es sano y estamos encantados de profundizar más en este tema. Somos los primeros interesados en establecer el verdadero impacto de la ganadería en el medio ambiente.

Por un lado, un seguidor de nuestra página de Facebook nos comenta que la ganadería convencional en cebadero también puede secuestrar carbono si el estiércol o los purines son gestionados correctamente (compostados para transformarlos en humus y aplicados como fertilizante a la tierra).

A este comentario solo podemos decir que estamos totalmente de acuerdo, si el estiércol se composta claro que también secuestra carbono de la atmósfera. Sin embargo, la inmesa mayoría de la ganadería convencional en cebadero no realiza este proceso, y lo que ocurre en realidad es que el estiércol es una fuente de metano y otros GEI, y contamina aire y acuíferos. Suponemos que los autores del estudio no tuvieron en cuenta este factor precisamente por eso.

Otro comentario que hemos recibido (véase abajo en los comentarios) es que la captura de carbono registrada en el artículo del que hablamos ocurre principalmente durante los primeros años de conversión de un sistema convencional a uno con pastoreo controlado. Estamos de acuerdo en que la captura de carbono tiende a estabilizarse en el tiempo, con dos puntualizaciones importantes:

No tenemos datos suficientes para determinar durante cuánto tiempo se secuestra carbono ni a qué ritmo. Podrían ser 5, 10, 50 o 100 años de acumulación sustancial, dependiendo de muchos factores como el estado actual de los terrenos y el clima. Los autores del estudio siguen midiendo la acumulación de carbono pero necesitan más tiempo para poder decirnos algo.

Lo que sí sabemos seguro es que, según datos del Savory Institute, el 70% de las praderas del planeta (que cubren un tercio de la superficie terrestre) están degradadas. Eso significa que el potencial de secuestro de carbono es inmenso, y nosotros creemos que, aunque fuera un efecto temporal, seguiría mereciendo la pena poner en marcha sistemas de pastoreo para mejorarlas. Y eso sin contar con todos los demás beneficios que tiene la restauración de las praderas: biodiversidad, retención de agua, etc.
 
Otro matiz importante que ya os mencionábamos es que el estudio solo incluye la etapa de cebo de los animales. El motivo es que la etapa previa al cebo en los dos grupos de animales es idéntica. Si se incluyera, creemos que disminuiría la emisión de GEI de ambos grupos con lo que la comparación entre los dos sistemas seguiría siendo válida y favorable para el pastoreo bien gestionado. Esperemos que se realicen más estudios que incluyan el periodo completo de cría de los animales para disponer de todas las cifras.

Y ya que estamos matizando, decir que en este artículo la huella de carbono del sistema de cebadero es especialmente pequeña porque no están transportando piensos grandes distancias, como es común en muchos sistemas de crianza intensiva donde se utiliza soja por ejemplo cultivada en la amazonia deforestada.

Por último, está la cuestión de la extensión de tierra necesaria para cada uno de los sistemas. Según los autores del artículo, en el sistema a pasto hace falta el doble de tierra para producir lo mismo. Pero también mencionan que, mientras los cultivos dedicados a la alimentación animal solo pueden producirse en terrenos agrícolas, el pastoreo se puede llevar a cabo en territorios con orografías mucho más complicadas e inaccesibles, donde el cultivo de forrajes o cereales es imposible. A esto hay que añadir el hecho de que utilizar terrenos agrícolas para alimentar animales herbívoros desplaza alimentos que podrían consumirse directamente por los seres humanos a la alimentación animal. Una crítica común a la ganadería y totalmente justificada a nuestro parecer.

Solo nos queda agradecer a todas las personas que nos han hecho comentarios y animaros a participar en el debate.

Fuente: La Carne de Pasto (.com)

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