Seis iniciativas para aumentar el reciclaje de plásticos en Chile con tecnología, ciudadanos más involucrados y creación de nuevos usos

Convocatoria de innovación abierta del Pacto Chileno de los Plásticos dio con soluciones ya validadas en el mercado y que se vinculan directamente con sus desafíos

Reciclaje y Manualidades 06/08/2021
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 Van desde tecnologías que permiten la trazabilidad de los envases reciclados a través de contenedores inteligentes, o que permiten entregar información del producto y su reciclabilidad al consumidor; el desarrollo de materiales de construcción sustentables a partir de plástico reciclado, e iniciativas asociadas a responsabilidad social ambiental. A partir de ahora se abren caminos para una vinculación directa con las empresas socias del pacto e iniciar su aplicación y desarrollo, idealmente, a escala masiva.

A comienzos de 2020, el Pacto Chileno de los Plásticos se impuso una hoja de ruta con 18 desafíos específicos que los ayudaran a cumplir las cuatro metas que deben alcanzar para el año 2025: eliminar envases y utensilios plásticos de un solo uso problemáticos; rediseñar los envases para que sean reciclables; que un tercio de ellos sean efectivamente reciclados, reusados o compostados; y que un 25% del material reciclado sea incorporado -en promedio- en los distintos envases plásticos. Y para alcanzar esos objetivos en corto tiempo, hay claridad en que se requerirá de una alta dosis de innovación, nuevos modelos de negocios y propuestas disruptivas que ayuden a encontrar soluciones a problemas que se saben complejos en el mundo del reciclaje de plásticos.

Para ello, a comienzos de este año el pacto lanzó “The Plastic Evolution”, una convocatoria de innovación abierta para buscar precisamente esas soluciones circulares y sustentables para envases y embalajes en Chile y Latinoamérica, la que convocó a 56 aplicaciones de 15 países, y que finalmente terminó con seis empresas seleccionadas para ayudar al Pacto Chileno de los Plásticos (PCP) a alcanzar sus metas.


Son soluciones que ya han sido validadas en el mercado, y que se vinculan muy bien con los desafíos que hemos detectado. Estas van desde van desde tecnologías que permiten la trazabilidad de los envases reciclados por la ciudadanía a través de contenedores inteligentes, tecnologías que permiten entregar información del producto y su reciclabilidad al consumidor con un código QR instalado en los envases, el desarrollo de materiales de construcción sustentables a partir de plástico reciclado, e iniciativas asociadas a responsabilidad social ambiental. Esperamos que esto sea solo el inicio de un gran portafolio de soluciones que vamos a poder tener en el pacto.

dice Antonia Biggs, directora ejecutiva del pacto.


La capacidad del ecosistema de emprendimiento para introducir innovación en las distintas esferas productivas será clave para ayudar a los desafíos corporativos de los socios del PCP. Y para ayudar en ese match, las seis empresas seleccionadas presentaron hace unos días sus propuestas ante un grupo de mentores de empresas socias del pacto, donde se generaron los primeros vínculos de cara a colaboraciones futuras. Estas son las propuestas de quienes buscan ayudar a acelerar la economía circular en el mundo de los envases y empaques plásticos en Chile.

1.- StatKnows, trazabilidad del plástico reciclable con tecnología blockchain

Una aplicación que, a través del escaneo del código de barras, permite trazar los residuos plásticos desde su producción hasta el reciclaje. Esta es la propuesta de StatKnows, empresa chilena que ya tiene un prototipo en funcionamiento y que propone un sistema de registro mediante blockchain desarrollado en conjunto con la Cepal y Euroclima.

Su propuesta se basa en solucionar cuatro problemas específicos del reciclaje del plástico. El primero es lo que denominan el “eslabón perdido” en la cadena del plástico: su trazabilidad una vez que pasa a manos de los consumidores. Para ello, la idea es que una vez que las personas escaneen el código de barras de un producto, se genera un registro estadístico que puede ser seguido para insertar ese eslabón dentro de la cadena, información que además queda en un registro masivo y descentralizado que puede ser utilizada de manera pública.

El segundo es el incentivo al consumidor del plástico para ayudar a generar esa trazabilidad. La propuesta es crear una criptomoneda que premie a la persona por registrar ese plástico, y por terminar el ciclo del reciclaje, dándole un nuevo valor al residuo. Esta criptomoneda opera como un instrumento de mercado que incentiva a los usuarios a insertarse dentro de este sistema.

Posteriormente, se busca mejorar la eficiencia del sistema de recolección a través de contenedores inteligentes que poseen un registro de entrada, discriminación de plásticos, información en tiempo real, un compactador, son autónomos energéticamente y operan en red, con un sistema de datos integrable a infraestructura de terceros. Esa red de contenedores inteligentes haría el registro final del plástico recolectado y además lo clasificaría, cerrando el ciclo e insertando el premio dentro del sistema.

Finalmente, permite anticipar donde se encontrarán estos residuos para maximizar el trabajo de recolección y reciclaje. La información recogida, mediante un modelamiento predictivo con inteligencia artificial, permite anticipar cuáles son los recursos que se necesitan -y dónde- para recuperar esos residuos y cerrar el círculo, con un aprendizaje algorítmico que permite generar proyecciones de patrones de consumo y de patrones de reciclaje.

2.- Green Bricks, economía circular para la construcción y la arquitectura

El objetivo de este emprendimiento chileno es transformar la industria de la construcción y la arquitectura, insertando la economía circular en el sector a través de productos creados en base a plásticos reciclados. A partir de botellas PET recolectadas por ahora en dos puntos limpios (uno en Arauco y otro en Puerto Natales), el material es reciclado y transformado en revestimientos de alta gama que simulan texturas de madera y piedra, los que ya fueron certificados por la Universidad del Biobío con muy buenos resultados térmicos, acústicos y de resistencia, entre otros.

Una ventaja de esta solución es que permite reciclar los envases con etiqueta y tapa, y el que puedan venir con suciedad no interfiere en el proceso, por lo que tampoco requieren de un proceso de lavado. Esto ayuda a que no se genere huella hídrica, y el proceso tampoco requiere de altas temperaturas. Cada metro cuadrado de estos revestimientos de alta gama utiliza 1.250 botellas.

A esto se suma una línea de revestimientos de piso también certificados y capaces de soportar alto tonelaje, donde se utilizan 1.177 botellas plásticas por m2, y una línea decorativa (maceteros y otros) que permiten revalorizar desde 15 a 280 botellas recicladas por producto.

La tecnología utilizada por Green Bricks ya cuenta con una patente de invención, y durante 2019 se realizó la fase de prototipo de los productos valorizando dos toneladas de plástico y al año siguiente, en que salieron al mercado, se revalorizaron 22 toneladas de plástico pese a la pandemia. En lo que va de este año, ya suman 10 toneladas con apenas dos puntos limpios.

Entre las ventajas de una alianza con el pacto está no solo el hecho de entregar soluciones circulares a los envases proponiendo nuevas materialidades, diseños y usos innovadores, sino que además se trata de una empresa basada en Arauco, en la Región del Biobío, lo que ayuda a descentralizar la oferta de valorización concentrada principalmente en Santiago.

3.- Wimao, la planta automatizada capaz de reciclar plásticos mixtos

Wimao Tecnhonologies es una empresa basada en Finlandia, que utiliza una tecnología patentada y de desarrollo propio para el reciclaje de plásticos mixtos, uno de los principales desafíos del pacto y del reciclaje de plásticos en general, ya que existen materiales para los cuales aún no existe una solución de valorización en el país. Además, es capaz de reciclar otros productos complejos, como materiales fibrosos, entre ellos maderas y cartones, dependiendo de las características de resistencia que requiera el producto final.

La solución que ofrece Wimao es la construcción de una completa planta que puede partir en un área de 2.500 m2 para luego ir escalando de acuerdo a las necesidades, con un proceso completamente automatizado en el que basta contar con tres personas para realizar toda la producción, desde la etapa de trituración de los residuos hasta la composición del mix de materiales y la posterior conformación de los productos elaborados con material reciclado.

Hoy cuentan con una planta piloto en Finlandia, en operaciones desde 2018 con una capacidad de 2 mil toneladas anuales, y en los próximos días entrará en funcionamiento una segunda fábrica con una capacidad de 8 mil toneladas por año. Una vez concretado esto, iniciarán la comercialización de la tecnología.

Entre los productos que se fabrican en la planta piloto de Finlandia a partir del plástico reciclado están los revestimientos de piso y pallets, así como productos de construcción civil y de uso doméstico.

Las ventajas de esta solución es la capacidad de reciclar todos los tipos de plásticos de forma mixta, pero además que no requiere de rigurosos procesos de segregación y clasificación ya que los plásticos no necesitan estar limpios para entrar en el proceso de valorización, lo que aparece como una muy buena solución tanto para las metas del pacto como de la Ley REP.

Es además una planta de muy bajo consumo de agua y de energía (baja huella de carbono) y los productos son de alta calidad, muy competitivos en precio y además son reciclables. Medioambientalmente, cada producto ahorra entre 1 y 4 veces su peso en emisiones de CO2. El tiempo estimado de recuperación de la inversión es en torno a los 3 años.

4.- ViveEko: reverse vending machine que premia a los usuarios por reciclar

La propuesta de esta aplicación chilena es usar la tecnología para la recuperación eficiente de residuos de todo tipo, a través del uso de una máquina de expendio inversa que permite medir en línea y con trazabilidad completa los envases recuperados. Con esto se busca dar respuesta a las principales razones que esgrimen los chilenos para no reciclar, pese a que sí declaran una alta intención de hacerlo: que no hay educación al respecto, la falta de información, la escasa disponibilidad de lugares para reciclar, y la desconfianza en el sistema.

Por ello, la reverse vending machine de ViveEko y su aplicación asociada premia los esfuerzos de las personas en términos de cada envase recuperado para incentivar de manera positiva sus esfuerzos por reciclar. Desde 2017 ya existe una red de máquinas instaladas en el metro de Valparaíso, donde se otorgan monedas virtuales a los usuarios -llamados Ekopesos- por cada envase reciclado, los que pueden ser usados para cargar la tarjeta del metro.

El modelo se basa en cuatro pilares. Primero, una gestión de residuos inteligente que registra todo lo que ingresa a las máquinas para ayudar en los procesos de recolección, facilitando los retiros; se genera un flujo de información bidireccional, donde la información del envase que entregan las personas permite saber qué, cómo, cuándo y dónde se reciclan, y ellos reciben información respecto de qué ocurre con esos envases -generando confianza en el sistema-; en tercer lugar está el upcycling, donde cada envase es transformado en nuevos productos o elementos dándoles una segunda vida; y finalmente, se incentiva positivamente a las personas y se las coloca como el eje principal para poder modificar los hábitos en el sistema de reciclaje.

Hoy ViveEko tiene más de 10 mil usuarios activos, ha recuperado más de 15 toneladas de envases y tiene una validación operacional de casi cinco años, lo que los está llevando a un proceso de expansión. Su foco principal es el incentivo positivo, premiando a cada persona que recicla con los Ekopesos para que pueda canjear distintos bienes, productos y servicios, lo que también hace el sistema escalable a múltiples empresas.

5.- iProximity by Wellington: geolocalización de envases plásticos

Basada en Nueva Zelanda y con operaciones a nivel mundial, iProximity es una plataforma digital que permite la interacción con múltiples audiencias integrando un código QR, que entre otras cosas entrega información al consumidor respecto del tipo de plástico del envase, cómo y dónde debe reciclarlo, y la enlaza con los sistemas de recolección y reciclaje.

Para diseñar esta propuesta, la empresa analizó el “viaje” completo del plástico, desde su manufactura y posterior comercialización a las distintas empresas para su posterior paso al consumidor, que lo compra, lo utiliza y luego desecha el envase en su casa, en basureros públicos o en puntos limpios -entre otros-, para luego ir a los sistemas de recolección, transporte y reciclaje. Esto con un foco puesto en la realidad nacional, donde apenas se recicla un 8% del plástico, y las exigencias de la Ley REP.

Con ello crearon una propuesta que consiste en una solución de tecnología IoT, gelocalización y marketing por proximidad con una campaña denominada “Mensaje en el envase”, que involucra tanto al consumidor como a las marcas, los municipios y los sistemas de reciclaje, entre otros, para incrementar el reciclaje de material plástico post consumo.

¿Cómo funciona? Se coloca un código QR impreso en el envase o etiqueta, y a través de una plataforma denominada iPX el consumidor escanea el código con una aplicación y, además de recibir información sobre el tipo de plástico, dónde y cómo desecharlo, puede informar qué va a hacer con él: si lo tira en el basurero de su casa, en un lugar público o en un punto de reciclaje, por ejemplo.

Esta geolocalización mediante el escaneo del código genera una serie de datos que no solo ayudan a interactuar con el consumidor y educar en el reciclaje, sino que permite saber de forma exacta dónde se encuentra un residuo plástico, lo que permite entregar información a las empresas, al municipio, a los camiones de recolección y centros de reciclaje para hacer más eficiente el sistema. Al conectar el mundo físico con el digital, ayuda a incrementar la circularidad del plástico y a generar métricas reales sobre sus residuos.

6.- “Destapar la accesibilidad”, soluciones inclusivas en playas y parques

Este proyecto se origina en la alianza de dos actores latinoamericanos. Por un lado, la Red Costarricense de Turismo Accesible, una ONG que desde hace tres años promueve el derecho a la recreación y el esparcimiento en el sector turístico mejorando la accesibilidad a los destinos, a partir de un proyecto de responsabilidad social ambiental llamado “Dona Tapa”.

El objetivo es recolectar tapas de envases -que en ese país no se reciclaban- para transformarlas en maderas plásticas, las que luego son transformadas en pasarelas retráctiles para mejorar la accesibilidad a las playas a las personas con discapacidad, bicicletas anfibias para ingresar al mar e incluso torres de salvavidas. Un proyecto que se ha expandido además a parques nacionales y bosques. A la fecha ya han recolectado 50 toneladas de plástico creando 412 metros lineales de senderos accesibles de plástico reciclado, entre otras aplicaciones con el material reciclado.

Por otro lado, se encuentra la startup chilena Wheel the World, creada a partir de la experiencia de uno de sus fundadores, Álvaro Silberstein, quien fue la primera persona con discapacidad en completar el circuito de la W en Torres del Paine en 2016. Hoy se proyectan como una suerte de “Booking” de la accesibilidad de viajes, de hoteles y experiencias para personas con discapacidad. Ya operan con más de 40 destinos en 15 países, y han ayudado a más de 1.150 viajeros -más sus amigos y familiares- a recorrer el mundo entero.

La alianza entre ambas organizaciones les valió este año el premio de Lonley Planet “Best in Travel” en la categoría de diversidad e inclusión, y hoy apuestan a impactar en cinco destinos del país mejorando su accesibilidad a las playas, partiendo por Pichilemu para luego ir sumando Matanzas, Iquique, La Serena y Puerto Varas en un proyecto a tres años.

Pese a la larga extensión de la costa nacional, la accesibilidad universal a las playas en Chile es casi nula, entre otras cosas porque al ser áreas de riesgo no permiten la construcción de infraestructura permanente. Por eso, a través de la campaña “Destapar la accesibilidad y abrir camino al mar”, se busca promover el reciclaje de plástico para transformarlo en pasarelas retráctiles de material reciclado.

La idea es involucrar a la comunidad y educar en sustentabilidad y reciclaje, devolviéndoles el plástico que esa misma comunidad recolectó en la forma de infraestructura de alto impacto social, que permita que las personas con discapacidad puedan visitar los diferentes destinos y paisajes que hoy no pueden disfrutar plenamente.

Fuente: Sustentable (.cl)

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