Alta concentración de CO2 en masas de agua mediterráneas

Un estudio recoge por primera vez una evolución temporal de la tasa de acidificación de las aguas del Atlántico Norte y el Mediterráneo que se intercambian a través del canal de Gibraltar.

Cambio Climático 06/07/2020
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El océano absorbe aproximadamente un tercio de las emisiones de CO2 mediante la disolución inicial del gas en las aguas superficiales y su posterior transporte al interior oceánico a través de las corrientes y los procesos de mezcla. Allí se almacena y acumula con el tiempo. Pero este 'efecto amortiguador' supone que los ecosistemas marinos sufran acidificación oceánica, experimentando una serie de reacciones químicas que disminuyen su pH. Se estima que durante los últimos 250 años el océano ha eliminado ya en torno al 30 por ciento de CO2 antropogénico, haciendo que el pH decrezca a una velocidad inusual.

Este cambio tan rápido de la química oceánica será probablemente perjudicial para la vida marina. No solo causará problemas a muchos organismos con esqueletos o valvas de carbonato cálcico (como las ostras, los mejillones, los corales y algunas especies de plancton) sino que también puede afectar a muchos otros organismos, ecosistemas y procesos, con consecuencias importantes para la sociedad.

El estudio Decadal acidification in Atlantic and Mediterranean water masses exchanging at the Strait of Gibraltar (Acidificación decadal en las masas de agua del Atlántico y el Mediterráneo que se intercambian en el Estrecho de Gibraltar) , liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) confirma que el océano Atlántico es muy vulnerable al fenómeno de la acidificación. La investigación, que se ha centrado en el Estrecho de Gibraltar y que aparece publicada en la revista Scientific Reports, apunta a que algunas masas de agua del Mediterráneo acumulan altos niveles de CO2 procedente de actividades humanas. El trabajo recoge por primera vez una evolución temporal de la tasa de acidificación de las aguas del Atlántico Norte y el Mediterráneo que se intercambian a través del canal. Los resultados atienden a las mediciones periódicas llevadas a cabo durante 11 años, entre 2005 y 2015.


La acidificación afecta a los ciclos de elementos esenciales del océano, pero también a la biota, desde el plancton oceánico hasta los corales y bivalvos, que ven alterados sus mecanismos fisiológicos y el acceso al carbonato, cemento a partir del cual construyen sus estructuras calcáreas, explica la investigadora del CSIC Emma Huertas, una de las autoras del estudio.


Según los científicos, el descenso del pH en la cuenca mediterránea durante la última década ha sido más lento de lo pronosticado debido a mecanismos de circulación oceánica y a particularidades biogeoquímicas que, en conjunto, ejercen 'un efecto tampón'. A largo plazo, la entrada de aguas atlánticas acidificadas a través del Estrecho exacerbará la disminución de pH en el Mediterráneo. Por tanto, es esencial continuar la observación oceánica en este punto geográfico tan relevante, con el fin de monitorizar la el estado de salud de los ecosistemas Mediterráneos.

Los investigadores han determinado las tasas de acidificación mediante medidas realizadas con sensores autónomos de gran precisión que registran de manera continua tanto el pH del agua de mar como los niveles de CO2 disueltos.

La acidificación tiene múltiples efectos, muchos conocidos y otros no tanto, en cualquier caso, es un problema que genera una gran inquietud. Los rápidos cambios en la química de los océanos, podrían afectar gravemente a los organismos marinos, las cadenas alimentarias, la biodiversidad y la actividad pesquera.

Fuente: El Mundo (España)

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