
La transición energética es, sin duda, una de las mayores prioridades globales del siglo XXI. Sin embargo, en medio de este fervor por un futuro verde, surge una pregunta incómoda: ¿Estamos ante una burbuja en el sector de las energías limpias?
Además del gas natural (GNC) y de los residuos gaseosos del cracking del petróleo (GLP) existe otra forma de conseguir un combustible gaseoso y respetuoso con el medio ambiente, biogás. Se usa como fuente de energía alternativa principalmente en países en vías de desarrollo
Energía renovable19/01/2022
Haceos a la idea, el estiércol de la tercera parte de los pollos que se crían en Noruega son 400.000 toneladas en un año. No olerá bien, pero semejante biomasa es suficiente para generar 36,5 MW de electricidad, es decir, para 90.000 hogares. Sirve para automoción si se produce adecuadamente.
Pero no todo iban a ser ventajas. Tiene el inconveniente de que proviene de aquellas partes de la sociedad que peor huelen: excrementos animales, vertederos, residuos orgánicos, aguas residuales… Un ser humano expulsa a través de su tubo de escape seis toneladas de mierda deposiciones en su vida, aprovechables energéticamente. Además, el motor pierde potencia respecto al combustible líquido.

El biogás está compuesto principalmente de metano (CH4), dióxido de carbono (CO2), nitrógeno (N2) y otros gases. Procede de la digestión anaerobia de la materia orgánica por la acción de organismos microscópicos, y cualquier material fermentable sirve como origen.

La tecnología para obtener biogás es cara, pero tiene la ventaja de que materia prima no sólo nunca va a faltar, sino que se puede conseguir literalmente en cantidades industriales. Por ejemplo, en China existe una planta productora de biogás en la que los más currantes son una piara de cerdos, que contribuyen diariamente a llenar depósitos en los que nunca querría estar.
En Europa tienen experiencia con este combustible sobre todo en Suecia, también en Suiza, Francia, Alemania, Austria, Italia e Islandia. Muy pocos vehículos usan biogás en el Mundo, se calcula que son pocos miles. Un dato, la planta procesadora de biogás de Valdemingómez podría abastecer las necesidades de todos los autobuses de Madrid capital.

El biogás puede ser empleado por vehículos de ciclo Otto (gasolina cuatro tiempos) o Diesel mezclándolo con gasóleo. Un motor preparado para GNC puede funcionar con biogás con pequeñas modificaciones. Según un estudio de Suiza del año 2000, el biogás mucho más respetuoso con el medio que el gasóleo, y casi mejor que el propio GNC.
Algunos fabricantes dotan de fábrica a los motores con la capacidad de usar biogás, como el Fiat Siena Tetrafuel en Brasil: funciona con gasolina, bioetanol E85 y E100, GNC y biogás. La calidad del combustible es importante para evitar daños en la mecánica.

No todos podemos tener una instalación casera para aprovechar nuestros detritus para el coche, es inviable, pero al menos sabemos que con unos apaños mecánicos siempre podremos hacer funcionar los arcaicos motores de combustión interna en el futuro mientras haya formas de vida que hagan aguas mayores o se tire basura.
Conclusión, es inagotable y como su origen es orgánico, no altera la cantidad neta de gases como el dióxido de carbono significativamente, por lo tanto es totalmente sostenible medioambientalmente. Además, el coste del combustible debería ser económicamente mucho más interesante que el petróleo, ajeno a tensiones y crisis.
Desconozco a qué huelen las emisiones de un coche propulsado por biogás, pero me imagino que no apestarán a lo que estáis pensando. En teoría serían gases inodoros, pues lo que huele mal es la masa de materia orgánica, que se aparta para otros fines como fertilizantes o abono.
No es una produccion propia, la fuente es Motor Pasion (.com)

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