Rosario ya separa y recoge en tres fracciones en barrios y grandes empresas

La clave para ganar la confianza de los vecinos fue la continuidad en el tiempo: hace 25 años que se mantiene el programa. No hay una sola estrategia, desarrollan distintos tipos de acciones para cada sector de la ciudad

Residuos01/04/2022
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Lorena Milani vive en Parquefield, uno de los 11 barrios residenciales de Rosario que ya separa en tres: residuos reciclables, orgánicos y el resto. Se lo tomó tan en serio que en su casa hizo una pequeña modificación en el mobiliario de cocina para que en el espacio donde tenía uno entren dos tachos: ahí separa lo orgánico de los restos que no se pueden recuperar. En el patio tiene un tercero, el que está desde años: el de los restos secos. “A veces nos peleamos en casa porque está todo hermoso y viene una de las chicas (tiene dos hijas) y tira una servilleta usada y te arruina todo”, se queja.

En Parquefield y los demás barrios verdes, la recolección es alterna: una vez a la semana buscan los reciclables; dos veces, los orgánicos; y tres veces, los restos que no se pueden recuperar.

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De las 700 familias que viven en Parquefield “ya el 60 por ciento saca la basura diferenciada”, a pocos días de cumplirse dos años de su incorporación a barrios verdes, destacan desde la sede vecinal. Entre los 11 barrios verdes, suman ocho mil familias, el cinco por ciento de la población.

En Rosario, una ciudad comparable a Córdoba por población y por ser cabecera metropolitana, un tercio de los vecinos separa la basura. En esa ciudad se generan diariamente aproximadamente 900 toneladas de residuos y de ellos, 150 son tratados a través de la Planta de Tratamiento y Compostaje y los emprendimientos sociales de reciclado. Y pronto se le sumarán 50 toneladas diarias más con la nueva planta de residuos secos. El contraste con la ciudad de Córdoba es marcado: aquí la mitad afirma que separa la basura pero sólo se recicla 0,5 por ciento de las más de dos mil toneladas diarias generadas, y una puesta a prueba de la recolección diferenciada puso en evidencia que tiene importantes deficiencias. Esto se debe en parte a la desconfianza que aún existe en la ciudad, según mostró una encuesta elaborada por Zuban Córdoba y Asociados para La Voz y una serie de entrevistas con suscriptores. Por otra, el nuevo programa de reciclaje en Córdoba aún es reciente, especialmente cuando se compara con Rosario donde el programa original, llamado "Separe", cumplió 25 años.

Rosario a números de agosto invierte mensualmente aproximadamente 300 pesos por habitante en higiene urbana. Córdoba unos 350 pesos y, por tomar otra referencia, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 575.

–¿Cómo hizo Rosario para ganar la confianza de los vecinos en la separación y, como en el caso de Parquefield y los barrios verdes, ir por más?

–Para que haya confianza el proceso tiene que ser real. Luego, que las acciones se sostengan en el tiempo, porque la discontinuidad puede generar falta de credibilidad y, por último, que las acciones están correctamente comunicadas. Una de las acciones más efectivas que hemos realizado para aportar a la confianza son las visitas guiadas a los emprendimientos de reciclado y la planta de compostaje, en el marco del programa Turista en mi Ciudad. Con estas recorridas, la gente pudo ver dónde va lo que separa y ayuda a que conozcan a qué personas están ayudando, reforzando la mirada de inclusión social que tiene todo el sistema– dice la secretaria de Ambiente, Marina Borgatello.


Desde que en el ’95 se inicia un programa que plantea la separación en origen nunca hubo una marcha atrás. Siempre se fue creciendo, se fue escalando, hace seis años que opera una planta de compostaje y ya estamos haciendo una nueva para reciclables; tenemos muy claro donde vamos, que es disminuir los residuos que mandamos a disposición final.

define la subsecretaria de Gestión Ambiental, Cecilia Álvarez.


A continuación, tres experiencias rosarinas que podrían replicarse en Córdoba. Y una crítica, que también es pertinente.

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Barrios verdes

Una de las fortalezas de barrios verdes es la fiscalización: semanalmente, promotores ambientales abren las bolsas que dejan los vecinos y si ese día sacaron residuos mezclados o que correspondían a otro día de recolección, le tocan la puerta o le dejan una nota. “El secreto es la cercanía y contestar cuando reclaman, para poder decir: ‘Hoy te equivocaste, la bolsa estaba mal’”, comenta Jimena Garrofé, subdirectora general de Gestión de Residuos de Rosario.

En un mes los barrios verdes entregan 110 toneladas de residuos orgánicos domiciliarios que nutren una compostera pública. Y para Garrofé, este programa ya está cerca de alcanzar su techo: ya no quedan barrios residenciales como Parquefield al que sumar a barrios verdes y el desafío es pensar cómo atacar el área central (donde viven la mitad de los rosarinos), una zona que hoy se presta con contenedores. “Barrios verdes puede funcionar donde hay vecinos con cestos paqueteros en la vereda y donde podemos ir y tocar la puerta. En los sectores con contenedores es más difícil. En muchos edificios no hay lugar para incorporar contenedores diferenciados adentro y no podemos seguir invadiendo la vía pública con más elementos”, reflexiona.

Empresas verdes

También separan en tres y tienen recolección alterna los grandes generadores. Micropack es una cadena mayorista con tres grandes sucursales y un gigantesco centro de logística y distribución de productos. Trabajan allí en forma directa unos 300 empleados, pero con repositores, proveedores y camioneros tienen un movimiento diario de 500 personas, sin contar los clientes. Desde que separan los orgánicos, entregan al sistema público “entre cuatro mil y cinco mil toneladas mensuales de material compostable, la gran mayoría proveniente de la verdulería del supermercado y del comedor de los empleados”, dice Clarisa Cuello, directora de Higiene y Seguridad. Como gran generador, Micropack está obligado a pagar un servicio propio de recolección. Con lo que entrega de orgánicos al sistema genera créditos, que se le descuentan de esas facturas. Así incentivan que crezca la separación de material compostable. Lisandro Zamora, encargado de Mantenimiento de Micropack, es el encargado de guiar el recorrido donde se ve que en todos los sectores de la empresa hay tres tachos: uno para orgánicos (afuera de las oficinas), otros para cartones, papeles y nailon, y un tercero para lo que no es recuperable.empresaverdde_1575416518

Micropack está en el selecto grupo de las 20 grandes empresas e instituciones que más generan residuos entre las 800 que firmaron distintos tipos de compromisos ambientales y sellos verdes con la ciudad.

Planta de compostaje

Desde hace seis años funciona en un sector denominado Bella Vista una planta de compostaje que toma como insumo la bolsa común de residuos. Trata actualmente 120 toneladas diarias y entre material orgánico y recuperación de reciclables retira del enterramiento entre 80 y 90 toneladas. ¿Cómo funciona?: con una cinta transportadora se ingresa la basura con las bolsas rotas, se la pasa por un cilindro con pequeñas perforaciones (Tromel) que deja caer los residuos de menor volumen (en general, los orgánicos) y con el resto se hace una separación manual, para sacar plásticos, vidrios, metales y otros reciclables. Lo que cae del Tromel se lleva a un galpón donde durante un mes el compuesto es oxigenado, para facilitar su reducción y conseguir que por calor elimine los principales elementos contaminantes. En un futuro cercano, una planta de biodigestión rescatará los gases de este proceso para generar energía. “El material que se obtiene no es un compost como el que sale de una casa que entierra orgánicos. Es un componente bioestabilizado, que contiene metales y otros elementos, pero en valores que no son peligrosos. Lo utilizamos, en general, como cubierta del enterramiento, evitando usar tierra”, explicó Álvarez, quien fue la primera directora de esta planta. Una planta de este tipo también funciona en el predio de Ceamse, en Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba), y figuraba en el fallido proyecto del complejo ambiental Cormecor, frenado en la Justicia. La planta de Rosario costó un millón de dólares.

En el mismo galpón se está montando otra línea para tratar residuos secos. Con este equipamiento, Rosario apunta a escalar en la diferenciada, que hoy procesa en forma diaria entre 40 y 50 toneladas de residuos. “No podemos incrementar mucho más la recolección de reciclables sin antes tener la infraestructura adecuada para darle tratamiento”, explica la funcionaria.

Contra los contenedores

Para el Taller Ecologista, la principal ONG que monitorea las problemáticas ambientales en Rosario, los barrios verdes y el trabajo con los grandes generadores son avances. Pero critican la contenerización de la ciudad y la falta de una política de integración de cartoneros, que siguen siendo, según Mirko Moskat, coordinador del programa Basura 0 de la ONG, “los principales recicladores y recuperadores de la ciudad”.

Basura 0 es el nombre de una ordenanza que tiene Rosario desde 2008 y que fija como norte la reducción del enterramiento. Para Moskat, los contenedores “contribuyen a una ficción higienista: que no se vea basura en la calle”, pero ayudan muy poco con el reciclado porque se usan mal, “al no generar una responsabilidad individual en el generador, como sucede en un esquema puerta a puerta, como el de los barrios verdes”. Por este motivo, tampoco su aporte es significativo para disminuir lo que se entierra, dice Moskat.


Con el continuo crecimiento del consumo y la mayor generación de desechos, si no se hubieran aplicado estas políticas lo que iría al predio de Ricardone (el enterramiento donde lleva sus residuos Rosario) sería mayor.

replicó Cecilia Álvarez.


Cartoneros presentan su propuesta

Los principales dirigentes que agrupan a cartoneros, carreros y recuperadores urbanos presentarán hoy un proyecto para contribuir a la recuperación de residuos reciclables e incluir a un número mayor de trabajadores informales.

Hoy los centros verdes cordobeses dan trabajo a unos 150 recicladores. Pero el último censo realizado sobre la actividad –de hace varios años– estimó que eran seis mil, un número que es razonable pensar que se incrementó con el deterioro económico de los últimos dos años.

Para Paola Silva, integrante de Cartoneros Organizados e hija del líder de ese espacio, el programa municipal debería llamarse “Enterrando valor” porque se pierde más de lo que se recupera. Paolo, su padre, asegura que desde que se incendió el centro de pasaje Tillard, bajó la cantidad de cartones y de papeles que se recuperan.

Pity Villa, de Villa Urquiza, anticipó que como parte de la Federación Cordobesa de Cartoneros presentarán una propuesta para tratar de que la Municipalidad trabaje en forma coordinada con las cooperativas que trabajan con el papel y el cartón para defender el precio, entre otras mejoras. Buscarán presentar esta propuesta al intendente entrante, Martín Llaryora.

Pity comentó que son cada vez más las personas que buscan algo de valor entre la basura. “Nosotros vivimos al frente del basural, en Villa Urquiza, y desde las 7 en adelante hay todo tipo de personas: ancianos, discapacitados, chicos que corren las camionetas que vienen a tirar...”.

Cómo se hizo este trabajo de investigación

Este trabajo se realizó con aportes de la Fundación Gabo, Solutions Journalism Network y Tinker Foundation para su programa de becas al Periodismo de Soluciones. Contó con la mentoría de Perla Trevizo. Colaboraron en este capítulo: Ramiro Pochietti, Claudio Berón, Nano Pruzzo (foto y video), José Hernández (edición de video), Diego Forti (infografía), Verónica Corzo (diseño), Fernando Colautti y Juan Pablo Carranza (textos).

No es una produccion propia, la fuente es el Diario La Voz (Córdoba, Argentina)

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