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En Francia se inauguró el primer supermercado que no utiliza envases
Los clientes aseguran que están dispuestos a pagar un poco más por los productos para comprometerse con el planeta
Lo primero que debemos hacer es fijarnos en la parte inferior del envase que queremos reutilizar para saber con qué tipo de plástico se ha fabricado y luego lavarlo bien
Residuos 29/07/2022La mayoría de las personas interesadas por el cuidado del ambiente pensamos en reutilizar las botellas plásticas, por ejemplo para rellenarlas con agua. Pero surgen dudas por cierta información que circula en las redes: estos envases pueden liberar en el agua componentes tóxicos para la salud. ¿Esto es cierto?
La gran mayoría de botellas plásticas que hay en el mercado se fabrican a partir de polímeros plásticos como polipropileno y copoliéster, lo que las hace livianas y resistentes. Muchos de estos productos contienen Bisfenol A, un disruptor endocrino que provoca el desarrollo de alergias e intolerancias, e incluso problemas más graves de salud, como algunos tipos de cáncer e infertilidad a largo plazo.
En Europa está prohibido que los envases sensibles contengan Bisfenol A, pero la mayoría de botellas están fabricadas con tereftlato de polietileno (PET)
La situación se complica en épocas de calor, cuando aumenta el consumo de agua embotellada y el Bisfenol A tiende a liberarse con mayor facilidad ante las altas temperaturas.
Actualmente ya casi no se fabrican botellas con BPA, pero se utilizan otros nuevos materiales, como el Bisfenol S, del cual ya se han hecho estudios que sugieren que no es inocuo para el ser humano.
Si nos ponemos a observar detenidamente los envases plásticos, podremos distinguir números encerrados en un triángulo, llamado Triángulo de Moebius.
Los números dentro del triángulo indican el tipo de plástico (la resina o molécula de donde procede el material). Cada tipo de plástico tiene un tratamiento de reciclaje distinto, por lo que deben ser separados antes de ser reciclados.
Por ejemplo los componentes de una botella plástica: cuerpo, tapa y etiqueta son tres tipos de plásticos distintos, por lo que al disponer una botella PET, lo ideal es separar la tapa y la etiqueta del cuerpo.
Las alternativas suelen ser los envases fabricados con otros materiales reciclados, etiquetados con letras mayúsculas y una cifra a modo de indicador del tipo de plástico. Así por ejemplo, un número 7 indica que la botella puede contener BPA, mientras que un 6 indicaría la presencia de espuma de poliestireno (EPS) y un 3 se refiere a policloruro de vinilo (PVC). El más utilizado en las botellas comercializadas es el tereftlato de polietileno, etiquetado con las letras PET y el número 1.
Solo se recomienda reutilizar la botella si la parte inferior está marcada con PET 1, que no desprende plásticos a medida que se utiliza. De todas maneras darles una segunda vida útil puede aparejar otros riesgos para la salud a nivel microbiológico. La falta de higiene de la botella hace que pueda contaminarse con bacterias procedentes de la boca, las manos o la propia exposición ambiental, más aún si se deteriora. Por eso es recomendable lavarla habitualmente como cualquier vajilla.
Las cifras de venta de agua embotellada no paran de aumentar. Su producción ha crecido cerca de un 50% desde 2001. Pese a ello, el agua embotellada no puede competir con la del grifo en la mayoría de las ciudades urbanizadas. “El agua de la red pasa controles muy exhaustivos que garantizan una mayor seguridad que la que se vende embotellada.
Además, no necesita envases, es más ecológica y, por supuesto, es mucho más barata: el agua embotellada puede costar hasta mil veces más que la que sale del grifo.
No es una produccion propia, la fuente es Eco Portal (net)
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