La comunidad científica halló plástico en restos arqueológicos antiguos y encendieron las alarmas

Un equipo de científicos identificó 16 microplásticos diferentes en una capa de tierra a 7 metros de profundidad; esto encendió las alarmas, ya que podría perjudicar al patrimonio histórico

Residuos 22/04/2024 Marcos Bach Marcos Bach
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Un grupo de científicos del Reino Unido descubrió plástico en un esqueleto que se enterró en el siglo I

MARCOS BACH

Esta semana se dio a conocer una investigación que descolocó a la comunidad científica en todo el mundo, tras el hallazgo de microplásticos a siete metros debajo de la superficie. Según informó la Universidad de York, en el Reino Unido, se analizaron porciones de tierra que se extrajeron de una excavación en la década de 1980. Como explican en La Nacion, se hizo en un yacimiento arqueológico y es la primera vez que se detectaron estos componentes químicos a tanta profundidad, lo que encendió de inmediato las alarmas.

Esta es una muestra más del peligro en el que se convirtieron los elementos plásticos para la naturaleza. Los materiales que se degradan hasta convertirse en “micro”, ya habían sido detectados en el torrente sanguíneo luego de un estudio que encabezó Heather Leslie y Marja Lamoree para la Universidad Libre de Ámsterdam (Vrije Universiteit), hace dos años.

La presencia de estos productos a base de petróleo tienen la posibilidad de resistir el paso del tiempo antes de desaparecer y, por ende, en su curso de erosión, contaminan. Pueden ir desde 1 μm (una milésima de milímetro) hasta 5 mm.

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El microplástico está presente en los océanos y hasta en el torrente sanguíneopcess609 - (Fuente: iStock)

Todo sucedió luego de desenterrar un esqueleto en 1988, que se sepultó entre los siglos I y II de nuestra era. Allí, los investigadores sustrajeron tierra para un posterior análisis que se hizo este 2024.

Se identificaron, en total, 16 variedades de polímeros de microplásticos, contemporáneas y archivadas. Esto se debe a que, con el paso de los años, la proliferación de este material en todo el mundo se hizo cada vez más evidente en la vida cotidiana, al punto que casi todo está hecho con él. Por este motivo, la comunidad arqueológica señaló que podrían verse afectados los hallazgos que se relacionan con cuerpos orgánicos de siglos pasados.

La presencia de microplásticos podría “comprometer el valor científico de los restos”, remarcaron.

Este parece un momento importante, que confirma lo que deberíamos haber esperado, que lo que antes se creía que eran yacimientos arqueológicos prístinos, maduros para la investigación, están de hecho contaminados con plásticos, y que esto incluye yacimientos muestreados y almacenados a finales de la década de 1980.

El profesor y director del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, John Schofield.

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Los microplásticos podrían cambiar el modo en que se investigan y analizan los restos arqueológicos de ahora en máspcess609 - (Fuente: iStock)

Se supone que este material llegó hasta aquella profundidad debido a la filtración en el terreno, la cual se produjo durante varios años. Si bien en los océanos y los ríos ya se detectó un gran nivel de contaminación de plástico, el patrimonio histórico podría verse en amenaza por estos tóxicos, lo que obligaría a cambiar la matriz con la que se estudian dichos hallazgos.

“Nuestros restos mejor conservados, como por ejemplo los hallazgos vikingos de Coppergate (en la ciudad de York), estuvieron en un entorno anaeróbico constante, anegado durante más de 1.000 años, lo que preservó los materiales orgánicos increíblemente bien”, explicó el director ejecutivo de York Archaeology, David Jennings, quien además advirtió sobre el peligro ya existente: “Cambiará la química del suelo, introduciendo potencialmente elementos que causarán la descomposición de los restos orgánicos”.

Este nuevo estudio muestra que las partículas se han infiltrado en depósitos arqueológicos y, al igual que los océanos, es probable que esto haya estado sucediendo durante un período similar, con partículas encontradas en muestras de suelo tomadas y archivadas en 1988 en Wellington Row en York.

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