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En la costa mediterránea de Francia se ha puesto en marcha un complejo eólico pionero que integra la generación de energía con la protección de los ecosistemas marinos. El proyecto, que incorpora estructuras modulares para crear hábitats artificiales, se erige como un nuevo modelo de desarrollo sostenible
Energía renovable02/10/2025
Marcos Bach

El proyecto Eoliennes flottantes du Golfe du Lion (EFGL), impulsado por Ocean Winds (OW) y Banque des Territoires, ha finalizado la instalación de sus tres turbinas eólicas flotantes, completando una planta de 30 MW frente a la costa de Occitania, Francia. Ubicado a 16 kilómetros de la costa, el parque aprovecha las mayores profundidades marinas, donde las cimentaciones fijas tradicionales no serían viables. Esta tecnología flotante evita la alteración del lecho oceánico, lo que reduce el impacto ambiental sobre los fondos marinos.
Cada una de las tres turbinas cuenta con una potencia de 10 MW, lo que en conjunto permite abastecer la demanda eléctrica anual de aproximadamente 50.000 personas. El parque EFGL destaca no solo por su capacidad de generación de energía, sino por su enfoque integrado en la recuperación ecológica, un elemento distintivo que lo posiciona a la vanguardia de las energías renovables offshore.

Señalan desde Data Portuaria, la característica más innovadora del proyecto EFGL es la integración de los Biohuts, estructuras modulares diseñadas como hábitats marinos artificiales. Estos dispositivos, fabricados con jaulas de acero, reproducen las condiciones de viveros naturales para albergar moluscos, crustáceos y peces pequeños. Su función es proporcionar refugio y sitios de reproducción, con el objetivo de fomentar la recuperación de los ecosistemas marinos en la zona.
El diseño de los Biohuts incluye dos jaulas concéntricas: la interna contiene sustratos naturales como conchas o rocas, mientras que la externa actúa como una barrera protectora para los peces. Estos refugios se instalan alrededor de los soportes de las plataformas flotantes, convirtiendo la infraestructura energética en un soporte para la vida marina.

Este tipo de iniciativas, en línea con la hoja de ruta de Francia hacia la neutralidad climática en 2050, representa un cambio de paradigma. La transición energética y las estrategias de biodiversidad no se presentan como antagonistas, sino como objetivos complementarios, marcando un nuevo estándar para la construcción de infraestructuras offshore en un contexto de cambio climático y pérdida de hábitats marinos.

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