
El Observatorio de Acción Climática: El Espejo Crítico de la Agenda Ambiental Argentina
En un contexto de negacionismo creciente y desfinanciamiento estatal, esta herramienta es fundamental para fiscalizar la inacción
El impacto de la especie humana sobre la Tierra sigue creciendo sin cesar. Un mapamundi de la vida salvaje del planeta publicado a finales del pasado mes de octubre en la revista Nature revela que cada vez son menos los ecosistemas vírgenes del planeta, es decir, aquellos que han podido escapar de la huella humana y conservan aún la condición de prístinos.
Cambio Climático17/04/2020
El trabajo, elaborado por investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) y de la Sociedad para la Conservación de la Fauna (WCS, por sus siglas en inglés), desvela que, a día de hoy, sólo cinco países –Rusia, Canadá, Australia, Estados Unidos y Brasil- concentran el 70 % de los ecosistemas intactos de la Tierra, y que un total de 20 países aglutinan hasta el 94 % de estas áreas.
A nivel global, el mapa constata que la huella de la especie humana ya ha llegado al 77 % de los ecosistemas terrestres, excluyendo la Antártida, que está fuera del alcance de la explotación directa de recursos y allí los efectos indirectos de las actividades humanas son más difíciles de medir. Asimismo, el trabajo revela que el 87 % de los ecosistemas marinos se han visto modificados en mayor o menor medida debido a la actividad antropogénica.
Esta situación contrasta con la que había hace tan solo un siglo, cuando apenas un 15 % de la superficie terrestre se empleaba para cultivar y criar ganado. Un escenario realmente desalentador para la remediación del que los expertos requieren la elaboración de políticas internacionales que reconozcan el valor de los denominados espacios salvajes, ya que son, en esencia, los últimos grandes reductos de biodiversidad del planeta.
El mapa publicado ahora es una actualización del que el mismo grupo de expertos elaboró en 2016. La primera versión mostraba que entre 1990 y 2015 la Tierra perdió el 10% de la superficie que se puede considerar naturaleza salvaje. En otras palabras, que en 25 años dejaron de ser espacios vírgenes unos 3,3 millones de kilómetros cuadrados; es decir, una superficie equivalente a seis veces España.
La nueva versión va más allá de los espacios salvajes terrestres e incluye, además, los ecosistemas marinos que yacen aún intactos, es decir, los rincones del océano que están libres de pesca industrial, contaminación y transporte marítimo. Unas áreas que, según puede observarse, están casi completamente confinadas a las regiones polares del globo terráqueo.

Para la elaboración del mapa los expertos tuvieron en cuenta datos de ocho indicadores de presiones humanas disponibles desde 2009 a una resolución de un kilómetro cuadrado: las áreas urbanizadas, las tierras de cultivo y/o de pastoreo, la densidad de población, la luz nocturna, las vías férreas, las carreteras principales y las vías navegables.
Con todo, los investigadores lamentan que estos ecosistemas intactos no hayan sido nunca el objeto principal de, por ejemplo, el Plan Estratégico para la Biodiversidad de las Naciones Unidas, y alertan de lo que conllevaría la pérdida de la naturaleza virgen de la Tierra, pues aseguran que sería desastroso para la conservación de las especies, para el cambio climático e incluso para algunas de las comunidades humanas más vulnerables del planeta.
Fuente: World Economic Forum

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