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Una de las primeras decisiones del nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha sido la reincorporación del país al Acuerdo de París, un compromiso internacional del que la Administración Trump se retiró el año pasado. Se prevé que la nueva agenda climática de la Casa Blanca se traduzca en nuevas medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos años
Cambio Climático27/01/2021De entre todas las órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Biden en su estreno en la Casa Blanca destaca, sin duda, la relacionada con la vuelta de Estados Unidos al Acuerdo de París. Unos meses después de formalizarse la retirada del país del compromiso medioambiental, el presidente entrante se comprometía a suscribir, "cada uno de los artículos y cláusulas" del acuerdo climático.
"Yo, Joseph R. Biden Jr., Presidente de los Estados Unidos de América, habiendo visto y considerado el Acuerdo de París, suscrito en París el 12 de diciembre de 2015, por la presente acepto dicho Acuerdo y cada artículo y cláusula del mismo en nombre de los Estados Unidos de América. Firmado en Washington el 20 de enero de 2021".
Las políticas medioambientales se cuentan entre los principales objetivos de la nueva Administración. No en vano, el segundo punto del apartado de "Prioridades Inmediatas de la Administración Biden-Harris" descrito en la web de la Casa Blanca afirma que el presidente Biden "tomará acciones rápidas para enfrentar la emergencia climática y se asegurará de que cumplamos con las exigencias de la ciencia, a medida que empoderamos a los trabajadores y negocios estadounidenses para liderar la revolución de la energía limpia". Pero, más allá de la declaración de intenciones, ¿en qué se traducirá el cambio de política medioambiental de Estados Unidos?
El Acuerdo de París firmado en 2015 en la capital francesa es el mayor compromiso internacional acordado hasta la fecha para luchar contra los efectos del cambio climático. La resolución fue ratificada por 195 países, aunque dos años más tarde Estados Unidos anunció una retirada que se formalizó el pasado mes de noviembre. El objetivo del plan es el de mantener para finales de siglo el aumento de temperatura por debajo de los 2 ºC, incluso a los 1,5 ºC, y su importancia radica, entre otros aspectos, en el que cada país debe comprometerse a establecer sus propios objetivos en materia de regulación de emisiones de gases de efecto invernadero, así como adoptar las estrategias pertinentes para alcanzarlos.
Estados Unidos desempeñó un papel decisivo en el diseño y la negociación del acuerdo, incluso presentó el compromiso de reducir las emisiones entre un 26% y un 28% en relación con los niveles de 1990 para el año 2025. Sin embargo, en 2017 la Administración Trump dio un portazo al convenio climático, convirtiendo a su país en el único del mundo en retirarse del compromiso. La protección del medio ambiente se convirtió en uno de los pilares más importantes de la campaña de Biden, quien ahora, como nuevo presidente de Estados Unidos, deberá acometer profundas reformas para volver a la senda de la lucha contra el cambio climático y la protección del medio ambiente.
La protección del medio ambiente fue uno de los pilares más importantes de la campaña de Joe Biden en las últimas elecciones presidenciales
Para entender las dimensiones de este giro en política medioambiental es preciso partir de un dato: aunque Estados Unidos alberga poco más del 4% de la población mundial, es responsable de casi un tercio de todo el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera.
El acuerdo firmado hace cinco años reflejaba un compromiso por el que cada país firmante se comprometía a reducir paulatinamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Según un informe del Centro para el Clima y Soluciones Energéticas, las emisiones de estos gases nocivos disminuyeron en Estados Unidos un 12% entre los años 2005 y 2017 debido a una variedad de factores, desde decisiones políticas hasta cambios en el mix energético. En este sentido, la transición hacia otros modos de generación de energía, como el gas natural, se tradujo con un descenso significativo de las emisiones del sector energético, especialmente debido a la sustitución del carbón por energías renovables, mientras que las mejoras en la red de transporte ayudaron a reducir las emisiones medias en otro 6%.
En otro estudio llevado a cabo recientemente por el centro de investigaciones económicas Rhodium Group, las emisiones cayeron el año pasado 10,3% con respecto a 2019, una cifra que representaría la reducción de emisiones más significativa desde la Segunda Guerra Mundial, superior incluso al 9 % registrado durante la Gran Recesión. Cabe destacar que, a pesar de que los datos son buenos, gran parte de esta reducción se debe al cese de la actividad económica e industrial debido a la crisis del coronavirus. A nivel agregado, los datos de este estudio muestran que el país ha reducido las emisiones un total de un 21,5% desde 2005, una cifra superior al compromiso adquirido en 2009 en Copenhague (en el que se establecía un límite del 17%), aunque todavía lejos de los compromisos adquiridos en París.
Uno de los planes más ambiciosos de la legislatura de Joe Biden se centra en la protección del medio ambiente. En la campaña electoral, el actual presidente de Estados Unidos presentó un nuevo plan medioambiental que contempla una inversión de hasta 2 billones de dólares a lo largo de 10 años . El objetivo: conseguir que Estados Unidos se convierta en un país con cero emisiones netas de carbono para el año 2050.
El plan de Biden para convertir Estados Unidos en un país con cero emisiones netas se basa en la inversión de 2 billones de dólares en los próximos 10 años.
Más allá de la inversión pública directa, se espera que la nueva presidencia de Estados Unidos se traduzca en medidas concretas, como la creación de un gabinete de crisis dedicado a abordar desastres medioambientales tales como grandes incendios, fenómenos meteorológicos extremos (como tormentas o grandes huracanes), o incluso un plan nacional que incluya el incentivo de energías limpias el abandono de la nuclear.
Por este motivo, una las primeras medidas del presidente Biden ha sido la de ordenar a las agencias federales el restablecimiento de más de un centenar de normas o acciones medioambientales que fueron cercenadas o directamente revocadas por el expresidente Trump durante su mandato. Entre otros ejemplos, la EPA (Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos por sus siglas en inglés), relajó los límites impuestos por la Administración Obama a las emisiones de dióxido de carbono, eliminó las protecciones a más de la mitad de los humedales del país y retiró los requerimientos judiciales a la eléctricas. Al mismo tiempo, el departamento de Interior concedió permisos a la prospección de gas y petróleo en terrenos protegidos, como el Refugio Nacional de Vida Salvaje del Ártico, y limitó las medidas de protección de la vida salvaje de la que gozaban varias regiones del país.
Es de esperar que la nueva orden presidencial vaya de la mano de una serie de medidas concretas destinadas a recuperar el camino desandado en los últimos años. De momento, una de las primeras decisiones ha sido la de revocar los permisos para la construcción del Keystone XL, uno de los tramos previstos de un polémico oleoducto de más de 2.000 kilómetros de longitud ideado para transportar petróleo desde Alberta, en Canadá, hasta el centro y sur de Estados Unidos.
Fuente: National Geographic (.com)
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