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La obsolescencia programada es la que determina la durabilidad de un producto, la que determina en qué momento deja de funcionar un producto y como lo dice el nombre está programada
Residuos 11/06/2021Todo empezó con las bombillas de luz, en la década del 1920, en ese tiempo una bombilla de luz podía iluminar hasta 2500 horas, pero algunos fabricantes de estos productos vieron que si reducían la durabilidad de sus focos aumentarían las ventas y crearon el llamado grupo “phoebus” en el que distintas empresas se comprometían a fabricar bombillas de luz que solo iluminaran hasta 1000 horas, de hecho aquellos que fabricasen focos que excedían ese límite eran multados por el grupo.
Después este modelo de producción y consumo se exporto a otras industrias. Afectando en la actualidad a casi todas las industrias. Este modelo de producción proviene de un tiempo en el que la palabra sustentabilidad no cobraba casi ningún significado, un tiempo en el que se veían los recursos como algo ilimitado.
En mi experiencia personal he notado que los parlantes portátiles solo duran 8 meses, y se rompen siempre en el pin de carga, así como yo, unos hermanos estadounidenses presentaron una campaña contra Apple porque se percataron que las baterías de sus teléfonos iphone solo duraban 18 meses y Apple no se hacía cargo de cambiar la batería, al contrario, recomendaban comprar un nuevo dispositivo. ¿Cuántas veces nos ha pasado de ir al técnico a reparar un producto electrónico y que el coste de la reparación sea igual o mayor al coste del producto? Continuando con el caso de Apple, una abogada que escucho sobre esta campaña decidió demandar a Apple, con el apoyo de una gran parte de los compradores de ese producto, ella gano el caso y Apple se vio obligado a vender las baterías de recambio y aumentar la garantía del producto.
La mayoría de los consumidores nos sentimos estafados con la obsolescencia programada, pagar por algo que está diseñado para romperse es algo que no nos agrada, pero los fabricantes dicen que sin la obsolescencia colapsaría la economía. Un profesor de encomia francés, Serge Latouche responde ante esto con estas palabras “quien crea que un crecimiento ilimitado es compatible con un planeta limitado, o está loco o es economista”.
Y el caso es que la obsolescencia programada debe quedar obsoleta de forma urgente, porque aumenta la desigualdad social y genera una cantidad impresionante de desechos, muchos de ellos son desechados en el “tercer mundo”, aunque está prohibido por leyes internacionales, países como Ghana sufren este problema, porque los países desarrollados les envían su basura electrónica como productos de “segunda mano” aunque solo el 20% de estos funcionan. Podemos hacer esta analogía, la materia prima sale del “tercer mundo” se convierte en productos en el “primer mundo” y la basura vuelve al “tercer mundo”. Mike Anane, un activista medioambiental, creó una base de datos con el contacto de todas las empresas que envían sus residuos a Ghana para poder demandarlas.
En primer lugar, es exigir a los gobiernos leyes que prohíban la obsolescencia programada, como es el caso de Francia, que desde 2015 dispone de una ley en la que se define la obsolescencia programada como un delito con castigo de hasta 2 años de cárcel y multas de 300.000 euros.
Italia ya ha impuesto grandes multas a Samsung y a Apple por este problema.
Suecia ha adoptado una serie de medidas fiscales que entraron en vigor en enero de 2017 con el objetivo de reforzar el sector de la reparación, el reciclaje y la economía circular.
Negocio y sustentabilidad deben ir de la mano, y la solución es calcular el coste real de los recursos utilizados, de esa forma quizás los productos subirán de precio pero estos tendrán una larga vida y la consecuencia de ello será una producción más ecológica y sustentable.
Fuente: Ecopressi (.com)
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