Menos del tres por ciento de la superficie terrestre se halla ecológicamente inalterada

La biodiversidad ha disminuido mucho en los últimos 500 años y solo unas pocas zonas de la Tierra siguen intactas

Noticias Generales 06/07/2021
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Solo una pequeña proporción de la superficie de nuestro planeta, inferior al tres por ciento, sigue ecológicamente intacta. En esta cifra se incluyen partes de la cuenca del Congo, del Amazonas, de la tundra rusa o de algunos desiertos, como el Sáhara. Y solo una décima parte de ellas corresponde a reservas naturales. Es la conclusión a la que ha llegado un equipo internacional de investigadores dirigidos por Andrew Plumptre, de la Universidad de Cambridge. Con anterioridad, numerosos científicos habían estimado valores superiores y habían calculado que entre el 20 y el 40 por ciento de la superficie terrestre albergaba un ecosistema prácticamente inalterado.

Sin embargo, según los criterios utilizados por el equipo de Plumptre, la proporción es mucho menor. Los autores examinaron áreas de al menos 10.000 kilómetros cuadrados y determinaron el número de especies que habían desaparecido de allí desde el año 1500. Para ello, se inspiraron en el concepto introducido en 2016 de «puntos clave para la biodiversidad», es decir, regiones que desempeñan una función fundamental para la biodiversidad. No existe una definición universalmente aceptada de «inalterado»: alguien que busque las consecuencias visibles de la influencia humana en imágenes de satélite obtendrá un resultado diferente de quien observe la composición del ecosistema.

Sin embargo, el equipo de Plumptre sostiene que alrededor de una quinta parte de las zonas terrestres podría recuperar su estado original. Bastaría con reintroducir especies animales importantes en zonas donde actualmente han desaparecido. Los elefantes africanos de bosque, por ejemplo, podrían reintroducirse en la cuenca del Congo. Para ser consideradas intactas, estas regiones no tienen por qué hallarse libres de asentamientos humanos: las poblaciones indígenas viven en muchas de estas zonas, y muy a menudo incluso desempeñan un papel crucial en la conservación de la naturaleza, escriben los investigadores.

La influencia nociva del ser humano se debe a la destrucción del hábitat, la caza de animales amenazados y la introducción de especies y enfermedades foráneas. Solo cuando estos factores están bajo control, las especies extinguidas que se han reintroducido pueden sobrevivir. Poco a poco, los hábitats también podrían recuperar su funcionalidad ecológica.

Fuente: Investigacion y Ciencia (.es)

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