España combate la cultura del desecho

La ley de residuos y suelos contaminados obliga a los restaurantes a servir agua de la canilla para reducir las botellas de plástico

Residuos 23/11/2022 Marcos Bach Marcos Bach
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UN DESAFÍO. Los desechos plásticos son difíciles de eliminar

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El diario La Gaceta de Argentina replica el artículo de Deutsche Welle, en que habla de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, aprobada en abril pasado, los restaurantes tienen que servir agua de la canilla gratis con la idea de reducir las botellas de plástico. “Pero hay mucha distancia entre lo que se afirma y lo que se está haciendo”, sostiene Borja Mateu, que trabaja en el centro de investigación Inescop, en Alicante, donde dirige una pequeña fábrica de reciclaje. El agua, en la Costa Blanca, también sabe a productos químicos. La zona, uno de los baluartes del turismo en España, ha sido cuestionada en varias ocasiones por la Unión Europea por la deficiente calidad del agua.

De acuerdo con Greenpeace, España es el quinto productor de botellas desechables de la Unión Europea (UE) de las cuales muy pocas se reciclan. Según el Global Waste Index 2022, Alemania produce 632 kilogramos per cápita, muchos más que España, pero se recicla la mitad. España, con 455 kg per cápita, recicla apenas 86 kilos per cápita (un 19%). Un nuevo impuesto sobre los envases de plástico de un solo uso y otro sobre los residuos que van a vertedero e incineración pretenden reducir la generación de residuos en España en un 15% para 2030 respecto a los niveles de 2010, señala el informe de la Deutsche Welle.


La nueva ley de residuos también prohíbe la comercialización de productos plásticos de usar y tirar, así como cosméticos y productos de limpieza que contengan microplásticos, y obliga a destruir o desechar los excedentes de productos no perecederos como textiles, juguetes o electrodomésticos.

explica May López, experta en sostenibilidad de la EAE Business School de Madrid.


Es un reto para la economía española. Las elecciones son en otoño de 2023 y las cosas no pintan bien para el presidente del Gobierno, el socialdemócrata Pedro Sánchez, también por las numerosas regulaciones y tributos impuestos a las empresas por su Gobierno. No hay un movimiento verde fuerte en España, sin embargo, la nueva ley estipula que los restaurantes y supermercados deben reducir al mínimo sus residuos. El comensal del restaurante tiene derecho a llevarse a casa el niño envuelto sin terminar, perfectamente envuelto; la comida sobrante debe ser donada o procesada y convertida en alimento para animales. “Pero, a veces, falta la infraestructura para tales sistemas”, dice Mateu. En España, a diferencia de Alemania, no hay siquiera un sistema de retorno de botellas para el usuario final.

Al entrar en su centro de reciclaje, el problema se hace evidente de inmediato: una máquina tritura los zapatos usados y separa las piezas reutilizables, como los botones. “En España suelen acabar en los vertederos, aunque contienen muchos materiales valiosos”, dice enfadado Mateu.

Con Inditex, uno de los mayores grupos de distribución textil del mundo, y Mango, el país también alberga a dos gigantes de la industria de la moda rápida. Primark, Bershka, Mango, Zara y Stradivarius llenan la Gran Vía de Madrid. Los jóvenes compran camisetas a precio de saldo, muchas de las cuales acaban unos meses después en la basura. La limpieza es muy importante para los españoles, pero recoger su propia basura se lo dejan a otros. Por las mañanas, los barrenderos recorren el centro de Madrid, los camiones de basura pasan por la noche, las cuadrillas de limpieza quitan de los parques la basura de la noche y los sopladores de hojas, con su olor a gasóleo, rugen por todos lados. Según cálculos del periódico El Diario, los gastos en la recolección de basura y limpieza en Madrid son un 70 por ciento más elevados hoy que antes de la pandemia. “Hará falta un tiempo para educar a la sociedad española”, teme Mateu.

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