
La transición energética es, sin duda, una de las mayores prioridades globales del siglo XXI. Sin embargo, en medio de este fervor por un futuro verde, surge una pregunta incómoda: ¿Estamos ante una burbuja en el sector de las energías limpias?
Con el precio de la energía por las nubes y el cambio climático acechando, un centro de datos puede ser caro y contaminante. Deep Green opina lo contrario
Energía renovable23/03/2023Centros de datos británicos están asociándose con piscinas municipales con el objetivo de usar el calor sobrante para calentar el agua de las piscinas. Así ahorran 24.000 euros al año al ayuntamiento, y al mismo tiempo evitan enviar a la atmósfera toneladas de CO2.
Deep Green es una compañía británica que se dedica a montar centros de datos con cero emisiones a la atmósfera.
Como publica en Computerhoy.com, se trata de centro de datos a pequeña escala, del tamaño de una lavadora o una habitación, enfocados al uso personal de las empresas para sus proyectos en la nube. También para entrenar proyectos de Inteligencia Artificial, o para gestionar la carga del machine learning.
Estos servidores usan electricidad proveniente de energías renovables, así que por ese lado son ecológicos. Sin embargo, los ordenadores emiten una gran cantidad de calor, que no se aprovecha.
Así que Deep Green ha decidido instalar estos centros de datos en salas habilitadas dentro de un recinto con piscina.
El calor emitido se usa para calentar la piscina, ahorrando miles de euros en gas, que en el Reino Unido está por las nubes. Al ahorrar en gas, se dejan de emitir toneladas de CO2 a la atmósfera.
Uno de estos centros está instalado en el Centro de Ocio de Exmouth. Allí tienen una piscina olímpica que requiere 222,000 kWh al año para calentarla con gas natural. Al precio del gas en el Reino Unido, son más de 36.000 euros de factura al año.
Los ordenadores se refrigeran usando aceite mineral. Este aceite caliente se lleva a unas tuberías, que entran en contacto con el agua de la piscina, calentándola. De forma recíproca, el agua enfría el aceite, que vuelve otra vez al centro de datos para refrigerarlo.
Con este sistema el centro de ocio ahorra el 62% del gas que necesita para calentar la piscina, unos 23.000 euros en total. Tienen pensado ampliar el centro de datos, para ahorrar aún más. Y se dejan de emitir a la atmósfera 25,8 toneladas de CO2.
La gestión de los ordenadores corre a cargo de Deep Green, que los alquila a empresas.
Es un buen ejemplo de cómo se puede combatir el gasto energético y el cambio climático, cuando hay voluntad de hacerlo.
Hace unos meses, también nos llamó la atención un centro de datos japonés que usaba el calor generado para criar anguilas.
Asociaciones simbióticas como estos centros de datos que usan el calor para refrigerar piscinas, demuestran que es posible sacar provecho y hacer negocio, al mismo tiempo que se consigue el objetivo de las cero emisiones.
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