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La sustentabilidad es el nuevo reto para las empresas y los gobiernos, pero solo el 4,5 % de los productos que nos venden como “verdes” responde realmente a las características que los definen como tal en sus etiquetas o publicidad. Hoy te contamos algunos tips para no caer en esta trampa
Noticias Generales 20/04/2022El término greenwashing proviene del inglés y es la unión de dos palabras: green (verde) y washing (lavado). Este término, también conocido en español como ecoimpostura, se usa para referirse a cuando las marcas, organizaciones o gobiernos promueven una imagen de conciencia ecológica sin tomar medidas significativas para que lo sean. Dicho más simple, y en el caso de las empresas, es cuando engañan a los consumidores afirmando que sus productos son más sostenibles de lo que son en realidad.
Cada vez somos más conscientes del impacto humano en el ambiente y el consumo inteligente y sostenible está creciendo. Para no perder clientes y dar una mejor imagen, muchas empresas comenzaron a incorporar productos “más verdes”. Pero la realidad es que crear un producto o empaque respetuoso con el medio ambiente es un proceso complejo que requiere pensar en los materiales, ciclo de vida, consumidor y muchas otras variables. Es por eso que hay muy pocas opciones que sean verdaderamente verdes, pero existen cientos que intentan confundirnos.
Caer en esta trampa es perjudicial para el consumidor e impacta el ambiente. No solo no se produce el beneficio anunciado, sino que se genera mayor impacto al incrementar el consumo. Decir que un producto es “100% natural” o “respetuoso con el ambiente” induce a errores de percepción y aprovecha el deseo genuino de las personas de adoptar una cultura ambiental.
Todos tenemos derecho a elegir un consumo sustentable. Por eso, a continuación dejamos una breve guía con algunos tips y consejos para que no seas una víctima del greenwashing.
Por regla general, si realmente el producto es sustentable con el ambiente, la empresa va a hacer todo lo posible por que su empaque tenga información detallada sobre sus ingredientes y sus métodos de producción. Si su producto no cumple con este estándar, lo más probable es que usen imágenes sugerentes, junto con un lenguaje ambiguo, confuso o complejo y que no aporta información concreta.
En general, estos productos tienen leyendas como “100%”, “natural”, o “menos residuos”, sin aclarar, por ejemplo, cuanto menos residuos se producen, por qué eso natural “es verde” cuando no todo lo natural lo es, y si ese 100% incluye a todo el producto final o solo a una parte de su proceso de elaboración.
Esta es, quizás, la estrategia de marketing más engañosa de todas. El uso de etiquetas verdes, o imágenes de pasturas nos hace pensar en la naturaleza, pero eso no asegura que en el proceso de fabricación del producto se hayan adoptado medidas respetuosas con el ambiente.
Muchas personas han adoptado una dieta vegana como una forma de ser más amigable con el planeta y con otros seres. Pero lo primero no siempre es así. En la fabricación de muchos productos, se utilizan alternativas sintéticas, que a menudo proceden del petróleo, un recurso no regenerarble y muy contaminante en su extracción y producción. Lo ideal es comprobar si las alternativas utilizadas son realmente respetuosas con el medio natural.
En el greenwashing se aportan datos intrascendentes y se hacen asociaciones intencionadas de conceptos. Las afirmaciones no tienen pruebas científicas ni están respaldadas por organismos oficiales. Por lo tanto, el consumidor no puede comprobar su veracidad. Muchas empresas diseñan sus propios sellos para reforzar su mensaje ecológico, aunque conviene recordar que no todos son válidos. Cada país cuenta con sus propios sellos que le dan autentificación a los productos y lo ideal sería estar familiarizados con ellos.
No es una produccion propia, la fuente es Meteored (.com.ar)
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