Reciclar las baterías de litio, el enorme problema que viene con el coche eléctrico

El coche eléctrico es, a priori, la solución para la movilidad, en tanto en cuanto es una alternativa mucho más limpia que los actuales coches de combustión. Sin embargo, estos automóviles no son limpios al completo, puesto que generan emisiones durante su proceso de fabricación y, como describe en autobild.es, reciclar las baterías de litio es un problema.

Las baterías son el componente más caro de los vehículos eléctricos, hasta el punto de que son las que marcan el precio en el mercado. En los últimos años han ido abaratando su coste por kWh, pero todavía queda bastante camino por recorrer a este respecto.

Es precisamente ese coste, que deriva de los materiales preciados que las componen, lo que hace que resulte interesante reciclarlas, para poder aprovecharlos en parte y así abaratar precios. El problema radica en que el reciclaje de estas pilas es complejo y bastante costoso.

Dos vidas útiles

La batería de un coche eléctrico tiene dos vidas útiles distintas. La primera es alimentado al propio automóvil, proceso en el que, a través de todas las cargas y descargas que va realizando, poco a poco pierde capacidad hasta que llega un punto en el que, al solo dar energía para unos kilómetros reducidos, deja de ser apta para un coche.

Eso no significa que todavía no tenga recorrido, puesto que en ese momento se pueden emplear (de hecho es habitual hacerlo) en unidades estacionarias donde la exigencia sea menor, así que pueden estar operativas durante un tiempo más.

Es cuando llega este momento cuando toca pensar en reciclarlas, algo que a día de hoy todavía no es algo excesivamente productivo ni eficiente.

Los problemas del reciclaje de las baterías

Podemos encontrar dos principales problemas al respecto y el primero es uno que seguramente muchos no se hayan siquiera planteado: por el momento, no hay suficientes baterías que reciclar.

Los coches eléctricos están en boca de todos, pero lo cierto es que es ahora cuando están comenzado a aumentar su presencia en el mercado, por lo que no será hasta dentro de unos años (una década) que todas esas baterías estarán disponibles para reciclar.

Hasta entonces, la industria del reciclaje, que ha ido aumentando su capacidad operativa de manera paulatina, se encuentra con el problema de no tener suficiente material con el que trabajar.

Por establecer cifras, según Benchmark Mineral Intelligence, en 2025 el 78 % del suministro de chatarra derivará de los desechos de fabricación y solo el 22% restante será de baterías que hayan terminado su vida útil. Según los cálculos de la consultora, hasta mediados o finales de la década de 2030 no se llegará al punto de inflexión.

Esto, en realidad, podría acabar siendo un aspecto incluso positivo, porque le va a dar tiempo a la industria a solventar su otro gran problema: los métodos de reciclaje distan mucho de seri realmente productivos.

Las baterías están compuestas por multitud de componentes, son muy complejas y tratarlas para conseguir reutilizar la mayoría de los mismos es harto complicado, hasta el punto de que, de todos los materiales que se usan, son muy pocos los que resulta rentable intentar reciclar  (principalmente el cobalto).

Además, el proceso de reciclaje que se lleva a cabo en la actualidad cuenta con un problema importante y es que es altamente contaminante. Implica altas temperaturas o incluso el empleo de ácido, por lo que el procedimiento genera unas emisiones considerables, además de grandes cantidades de residuos. 

Por el momento el volumen de baterías a reciclar no es excesivamente grande, pero cuando pasen los plazos mencionados, va a haber una auténtica avalancha de baterías por reciclar. Para entonces, la industria debería haber dado con la tecla para poder optimizar el reciclaje, puesto que, si no, la situación será muy problemática.