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Tras los incendios devastadores en Los Ángeles de principios de 2025, se empezó a hablar de latigazos climáticos, giros bruscos e inesperados entre un clima húmedo y uno muy seco. Según investigadores de la Universidad de California (UCLA), el cambio climático está aumentando estos fenómenos
Cambio Climático04/04/2025Apenas se había estrenado el año 2025 cuando una serie de incendios forestales se propagaron por Los Ángeles (EE. UU.), provocando la muerte de al menos 28 personas y calcinando miles de viviendas. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y abrieron, una vez más, un repetido interrogante: ¿hasta qué punto fue una consecuencia del cambio climático? Pronto empezaron a llegar las primeras teorías y explicaciones, seguidas de estudios de atribución. Y empezó a resonar el término latigazo hidroclimático.
El latigazo hidroclimático (‘climate whiplash’, en inglés) hace referencia a un cambio muy repentino entre un clima muy húmedo y uno muy seco. Cuando estos cambios son frecuentes, los científicos y los meteorólogos suelen hablar de volatilidad hidroclimática.
De acuerdo con un equipo de investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), estos fenómenos han aumentado en todo el mundo debido al cambio climático. Tal y como explican en el estudio ‘Hydroclimate volatility on a warming Earth’, la atmósfera gana capacidad para absorber y posteriormente liberar un 7% más de agua por cada grado Celsius que se calienta el planeta.
Explican en la Fundación BBVA que esto favorece, en primer lugar, que la atmósfera extraiga más agua de las plantas y del suelo, lo que agrava las condiciones de sequía. A continuación, almacena esta agua en forma de vapor, para soltarla después en precipitaciones cada vez más intensas.
Imaginar una sucesión de sequías y precipitaciones récord nos ayuda a entender el contexto en el que surgieron los incendios de Los Ángeles. La primera mitad del 2024 fue muy húmeda debido a la influencia de El Niño, lo que hizo que los bosques se llenasen de vegetación. Sin embargo, este periodo húmedo fue seguido de otro muy seco, que convirtió toda esta vegetación en combustible para los incendios.
Esta secuencia de latigazos en California ha aumentado el riesgo de incendios de dos modos: primero, favoreciendo el crecimiento de hierba y matorrales inflamables en los meses previos a la temporada de incendios, y luego, secándolos a niveles excepcionalmente altos con la sequía y el calor extremos que siguieron.
Daniel Swain, científico climático de la UCLA y UC Agriculture and Natural Resources y autor principal del estudio publicado en Nature Reviews.
A esta situación se sumó, además, la presencia de los vientos de Santa Ana, habituales en los inviernos de esta región de California. Varios estudios de atribución han confirmado que el cambio climático aumentó considerablemente la probabilidad de estos fuegos. Uno de ellos, elaborado por el World Weather Attribution (WWA), concluye que las condiciones de calor, sequedad y viento que provocaron los incendios de Los Ángeles son hoy un 35% más probables debido al calentamiento global antropogénico.
La creciente amenaza de los latigazos hidroclimáticos hace cada vez más urgente y necesario mejorar la gestión que hacemos del agua. De acuerdo con los investigadores de la UCLA, el principal reto es gestionar la respuesta a los cambios en los patrones de precipitaciones y a las sequías de forma conjunta, en lugar de abordar cada situación por separado. Solo así, señalan, se podrán diseñar soluciones.
No podemos considerar las precipitaciones o las sequías extremas de forma única, sino que tenemos que gestionar estos flujos cada vez más enormes de agua de manera segura al tiempo que nos preparamos para vivir interludios cada vez más secos. Por eso, la gestión conjunta es un paradigma importante. Permite llegar a conclusiones más holísticas sobre qué intervenciones y soluciones son las más adecuadas.
A esto se suma la necesidad de frenar el calentamiento global y de diseñar políticas de adaptación más eficientes. A pesar de las advertencias de los científicos y de los intentos por frenarlo, el cambio climático sigue una tendencia ascendente: 2024 fue el año más cálido desde que se empezaron a llevar registros, a mediados del siglo XIX, y también el primero en el que la temperatura media global fue 1,5 °C más alta que antes de la Revolución Industrial.
Frenar este ritmo de crecimiento es, por consiguiente, la solución principal para conseguir que los latigazos hidroclimáticos sean menos frecuentes e intensos. “Cuanto menos calentamiento haya, menos aumentará el número de cambios bruscos hidroclimáticos”, concluye el experto. Así pues, cualquier solución capaz de reducir el calentamiento global –partiendo por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)– nos servirá para reducir el aumento de latigazos hidroclimáticos como los que favorecieron los incendios de Los Ángeles.
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