El “gurú” de la agroecología, Eduardo Cerdá, explica por qué se debe terminar con una agricultura tan dependiente de insumos químicos

La agroecología está ganando terreno en la Argentina. Aunque debe ser confirmada oficialmente, una muestra de ello es la prometida creación de una Dirección específica dentro de la estructura de la Secretaría de Agricultura Familiar, en el Ministerio de Agricultura.

Alimentos y Tóxicos16/04/2020
landscape_h__Gualeguaychu_1532354379-750x375

Según varias fuentes, el gobierno le ha propuesto ese cargo nada menos que a Eduardo Cerdá, considerado uno de los grandes precursores de la agroecología en estas latitudes.

Cerdá, que preside desde hace unos años una red de treinta municipios que fomentan la agroecología, no lo desmiente. Todo lo contrario. “Todavía falta la designación, pero a mi me parece una propuesta interesante que el Estado visibilice este tipo de agricultura que para nosotros es la agricultura de los próximos años, pues conserva la fertilidad, que va disminuyendo el uso de los insumos, que a su vez disminuye los costos de los productores, considerando los precios en dólares que presentan, y ni hablar para los años que se vienen de tanta inestabilidad climática”, explicó el agrónomo a Bichos de Campo.

“A lo largo de estos años la agroecología demostró que se puede producir con rendimientos similares, pero con costos muy bajos al no usar fertilizantes, fungicidas e insecticidas”, indicó el especialista surgido hace más de veinte años en Tres Arroyos. Que contrastó: “Venimos de un proceso donde el modelo químico, industrial y predominante no dio respuestas al hambre del mundo y pormovió un uso inadecuado de los agroquímicos. Y lo dicen las Naciones Unidas, no solo yo”, enfatizó.

“Pensá que en los años 90 la Argentina usaba 38 millones de litros de agroquímicos, y todavía no duplicó su superficie de siembra. Si duplicásemos la superficie, ¿cuántos litros de agroquímicos usaríamos por año? ¿120 millones? No. Estamos ya superando los 500 millones de litros de agroquímicos por año”, advirtió.

Luego aseguró que “no hay chance de que nuestro ecosistema pueda metabolizar tantos millones de litros. Trabajos científicos internacionales y nacionales ya establecen que tenemos agroquímicos en las nubes, en el aire, en la tierra, en lagunas y hasta en el Río Paraná”, enumeró Cerdá.

Hace muchos años que Cerdá asesora e investiga sobre las prácticas agroecológicas, pero el se resiste a ser considerado como un gurú. “Los 20 años recorridos por todo el territorio nos dieron el conocimiento necesario, y hacen que podamos conectar con muchos profesionales y productores, y difundir aún más la actividad”, explicó el presidente de la Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología (Renama).

Cerdá declaró que “cada vez se suman más municipios, provincias y hasta países a los postulados de una agricultura que reniega de los insumos químicos. “Recientemente adhirió a Renama el municipio de Merlo, en San Luis, e hicimos jornadas en Río Cuarto, Córdoba, y en Bolívar y Guaminí, en Buenos Aires”. No lo quiso decir, pero también un municipio de Uruguay adhirió a la red.

-¿Y por qué cree que la propuesta logra esta adhesión?

-Coincidimos en que es muy difícil estar enterrando de 300 a 500 dólares por hectárea, cuando no sabes si te va a llover o no, si vas a poder, al menos, salvar tu dinero invertido.

Cerdá puso como ejemplo un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA). “Esta bolsa ya está diciendo que más del 50% de los productores quizás no pueda cubrir sus costos en maíz. Y todo esto tiene que ver con una forma de producir que aspira a rendimientos muy altos y que apuesta a un costo y una inversión que deja a muchos productores fuera del sistema porque no pueden recuperar el dinero que invierten”.

En contraste, contó el caso de productores agroecológicos del oeste de Buenos Aires, en donde el año pasado llovieron de 300 a 400 milímetros y hasta hubo productores que resignaron sus trigos como alimento para las vacas. “Sin embargo, (estos productores) no tienen deudas, no han tomado crédito, están capitalizados tras un año tan difícil. Eso habla de la resiliencia, que es poder pasar momentos difíciles”, explicó el agroecólogo.

Vea aquí la primera entrevista a Eduardo Cerdá en Bichos de Campo en junio de 2017:

Según el especialista, hoy los productores obtienen los mismos rindes que en 1990, pero con un costo mayor de inversión por hectárea en cuanto a uso de insumos.

“En los 90 hacer una hectárea de trigo en Tres Arroyos costaba 100 dólares. Al cabo de 10 años, esa misma hectárea costaba 200, y en 2015 el valor ascendió a 400 dólares. A su vez, en los 90 cosechábamos 2.500 kilos por hectárea, y la cuenta es que, ahora, con un gasto de 400 dólares la hectárea, obtenemos el mismo rinde que en los 90”, dijo Cerdá.

En esa lógica, “hablamos de que ahora deberíamos obtener de 7.500 a 10.000 kilos para estar igual que en los 90. Es una pérdida bastante angustiante, cuando la media en Tres Arroyos es de 4.000 kilos por hectárea hace cinco años”.

Desde su experiencia como asesor de campos agroecolóicos, Cerdá señaló que “nosotros estamos en esos rindes, y hasta los hemos superado, llegando incluso a lograr lotes de 6.000 kilos por hectárea, sin fertilizantes, herbicidas o fiungicidas, con un costo de 150 dólares la hectárea. Entonces ¿Qué le conviene al productor?”, preguntó.

“El productor tiene que entender que maneja organismos vivos, de los cuales uno de los más importantes es el suelo; por ende hay que cuidarlo y alimentarlo. En la Facultad nunca lo vimos desde ese lugar”, recomendó.

Desde ese punto de vista, “es inevitable complementar el sistema con la ganadería, y otra de las claves que usamos es la de los cultivos asociados, es decir el poder sembrar cultivos como trigo y cebada con cultivos acompañantes como trébol o alfalfa por poner ejemplos”.

“Así podés cosechar, por ejemplo, un trigo, y te queda otro cultivo cubriendo el suelo, evitando que crezcan malezas, y nutriéndolo, porque permite fijación de nutrientes de forma biológica. Es un margen de secuencia, y no de un cultivo solo. Ese es un cambio grande”, concluyó Cerdá.

Cerdá es ingeniero agrónomo de la Universidad de La Plata (UNLP) y escribió los primeros libros que se escribieron sobre agroecología en Argentina. Es el caso de uno escrito junto a Santiago Sarandón (presidente de la Sociedad Argentina de Agroecología y presidente de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología), en cuyo capítulo 16 se relata el caso del establecimiento La Aurora, en Benito Juárez, que es asesorado por Cerdá desde hace 28 años. Ese establecimiento fue elegido por la FAO como una de las 52 experiencias exitosas del mundo en agroecología.

Fuente: Bicho de Campo


 

Te puede interesar
Lo más visto