¿Qué es el Consumo Responsable?

Qué conlleva el Consumo Responsable y consumir de manera consciente

Noticias Generales12/04/2021
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Consumo responsable definición.

El consumo no implica únicamente el acto de comprar. También implica entender, asumir y consentir las prácticas que se encuentran detrás de cada bien o servicio que adquirimos.

Durante muchos años, hemos sido conscientes del impacto de nuestro consumo día a día. Afecta no solo a nuestra sociedad y a la economía sino también nuestro planeta y nuestra salud. Como consecuencia, los medios de comunicación, consumidores y empresas han empezado a hablar de “consumo responsable”. Pero, ¿qué significa esto realmente? ¿Cómo podemos consumir de manera responsable?

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Cada día adquirimos ropa, comida y otros objetos y esperamos que satisfagan nuestras necesidades y deseos a futuro. Pero hoy, la manera en que compramos, organizamos y descartamos cosas es simplemente la manifestación de una manera de consumir ciegamente un suministro creciente de bienes de consumo.

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Como consumidores, realizamos compras basadas en el valor que le damos a las cosas. Algunos le dan importancia al origen de lo que están comprando (y al hecho de si se ha fabricado de manera ética y con materiales sostenibles), han planificado cuánto tiempo lo utilizarán y cuando los descartarán. Mientras, tenemos objetos que están almacenados en todo tipo de instalaciones de almacenaje como trasteros, armarios o cajones.

El concepto de consumo responsable.

El consumo sostenible es una manera de consumir que tiene en consideración los principios del desarrollo sostenible. Es decir, que es un consumo beneficioso considerando 2 pilares fundamentales:

En primer lugar, que beneficia la economía, especialmente la local, ya que permite el comercio de bienes y servicios, beneficiando en consecuencia los involucrados en esta comercialización.

En segundo lugar, tiene un impacto positivo en la sociedad. Los bienes o servicios adquiridos están unidos a una fuerza de trabajo que se beneficia de unos salarios justos y condiciones de trabajo dignas. Finalmente, un consumidor responsable también es consciente del impacto asociado a los diferentes pasos del proceso de producción (fabricación, transporte, descarte), e intenta comprar aquellos con menor impacto.


La producción y el consumo mundial se apoyan en la explotación del medio ambiente de una manera que continúa teniendo un impacto destructivo en el planeta.


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El progreso económico y social a lo largo del último siglo ha estado acompañado de una degradación medioambiental. Esto está poniendo en peligro los sistemas de los que depende nuestro desarrollo, y por ende, nuestra supervivencia como seres humanos.

Pongamos algunas cifras sobre la mesa:

  • Cada año, aproximadamente, un tercio de toda la comida producida en el mundo acaba descomponiéndose en contenedores de casas particulares, restaurantes y supermercados, o se acaba echando a perder por un mal transporte de mercancías o una excesiva utilización de pesticidas.
  • Si todos cambiásemos nuestras bombillas tradicionales bombillas de bajo consumo ahorraríamos 120.000 millones de dólares al año.
  • Si (como está previsto) la población mundial asciende a 9600 millones de personas en el año 2050, harán falta los recursos naturales de tres planetas para continuar llevando el estilo de vida del mundo desarrollado actual.

Nosotros como consumidores.

El consumo no implica únicamente el acto de comprar. También implica entender, asumir y consentir las prácticas que se encuentran detrás de cada bien o servicio que adquirimos. Es el hecho de utilizar los productos durante toda la vida del mismo, así como la manera en que nos disponemos a desecharlo o transformarlo.

Sin embargo, ¿de verdad nuestra economía está guiada por los consumidores? Parece que cada vez tenemos más cosas para comprar a nuestra disposición que no necesitamos, pero que nos incentivan a comprarlo. Una cantidad exagerada de productos se nos pone al alcance de la mano para que caigamos en la tentación de comprar. Estos productos son los que están agotando los recursos naturales del planeta Tierra.

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Y, ¿qué podemos hacer nosotros como consumidores? Cada uno de manera individual debe poner de su parte para crear un mundo mejor. Eso empieza por pequeñas acciones en nuestro día a día – qué compramos, qué comemos -, que pueden parecer insignificantes, pero el efecto acumulativo de millones de personas eligiendo consumir de manera responsable, podría empezar a sanar y regenerar el planeta.

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Y tú, ¿qué puedes hacer?

Tu armario. Tu escritorio. Tus cajones. Mira bien todos esos espacios en los que acumulas cosas, haz como Marie Kondo y sácalo todo. Selecciona y quédate con lo único que te trae buenos recuerdos o tiene algún valor para ti. Recicla lo que no quieras y asegúrate de adónde irá y en qué se transformará.

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Si miras bien todas estas cosas, serán claramente no sostenibles, de materiales como el papel, el cartón o el plástico. Ese debería ser el momento en el que tu cabeza hace click. Te empiezas a saturar ante tantas cosas y empiezas a tomar medidas: no más plástico y menos consumo en general.

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Y ahora seguramente te preguntarás, ¿Dónde queremos llegar con este ejercicio? Queremos convertir el consumo responsable en un deber individual, ya que no hay una manera global de abordar el consumo responsable. No obstante, para llegar a ser un consumidor responsable, hay ciertas estrategias a seguir:

La responsabilidad en el consumo de comida.

Cuando hablamos de comida, el “consumidor responsable” será el consumidor que compra lo estrictamente necesario para evitar desperdiciar comida. Esto fomentará un consumo más ecológico de la comida si se elige producción local, lo que a su vez favorece a los productos naturales que son buenos para el planeta.

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La responsabilidad en el consumo de moda.

La moda rápida lleva generando controversia en la sociedad desde hace años, haciéndose más agresiva desde el accidente del Rana Plaza en Bangladesh en 2013.

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Uno de los propósitos de Slow Fashion Next es la divulgación de las consecuencias del consumo de fast-fashion, así como de alternativas de consumo y tejidos sostenibles. Debemos ser conscientes en todo momento de que llevar las tendencias de hoy, supondrán los residuos textiles del mañana.

El consumo responsable: una cuestión de información.

Practicar un consumo responsable también implica conocer a fondo los productos que compramos y su impacto económico, social o medioambiental.

El problema es que a veces es difícil distinguir entre un producto de una marca responsable y otro de una marca que no lo es. No obstante, contamos con numerosas herramientas que nos sirven de guía en nuestra trayectoria hacia un consumo más responsable. En concreto, podemos informarnos sobre la política de Responsabilidad Social Corporativa de diferentes marcas y elegir la que tenga unas políticas que más alineadas estén con nuestros valores.


Piensa que el mayor poder que tenemos actualmente es dónde ponemos nuestro dinero. Votamos cada día el mundo en el que queremos vivir cuando apoyamos unos negocios u otros.


Fuente: Slowfashionnext (.com)

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