
Desmontando los mitos que nos privan de la vital infraestructura arboleda en la lucha climática
En Argentina, el Gran Chaco es una región que debe ser preservada
Arbolado27/08/2019 Fuente: Manuel Jaramillo-La Gaceta (Tuc-Argenitna)La catástrofe desatada por los incendios forestales en el Amazonas nos enfrenta a un daño imposible de medir. Sin embargo, lamentablemente, es una catástrofe que no sorprende si pensamos, por ejemplo, que el número de incendios forestales creció al menos en un 70% durante este año (la estadística es hasta el 18 de agosto) en comparación con el mismo período en 2018 en la zona.
Combatir este incendio requiere más que recursos. El fuego y los incendios forestales son causados por acción del hombre, comenzando por la deforestación de los bosques. Las políticas públicas deben actuar para poner fin a la deforestación a gran escala en la Amazonía.
Amplio impacto
Muchas veces escuchamos que el Amazonas es el pulmón de nuestro planeta. Y es cierto. El Amazonas alberga cerca del 20% del agua del planeta, al 10% de la biodiversidad global, al 20% del oxígeno de la Tierra y es, entre muchas otras cosas, hábitat de más de 34 millones de habitantes.
Pero además, el Amazonas juega un rol clave en la regulación climática de Sudamérica, influyendo incluso en el régimen de precipitaciones de la región. Además de afectar gravemente a la biodiversidad de la zona, los incendios agudizarán la crisis climática a causa de las emisiones de carbono provenientes de la quema de materia orgánica y las áreas dañadas serán más vulnerables a sequías, inundaciones y a otros efectos del cambio climático, por la falta de cobertura vegetal.
La pérdida del bosque reducirá también la capacidad de absorción de dióxido de carbono por parte de los ecosistemas. La generación y la dispersión de humo compromete la calidad del aire de varias regiones relativamente cercanas a los incendios y aun de ciudades lejanas como San Pablo, en Brasil.
No fue el clima
El impacto inmediato de los incendios en la biodiversidad, es la muerte de miles de animales y plantas que habitan estos bosques, entre ellos especies emblemáticas y de gran importancia ecológica como el yaguareté, pero, además, las quemas ocasionan una pérdida de hábitat que amenaza la supervivencia de las especies.
Históricamente, los incendios en la Amazonía han estado ligados a la deforestación por expansión de la actividad agropecuaria y esta ocasión no es la excepción, como se verificó con el aumento de la deforestación en el último año. Un dato a destacar es que las condiciones de la estación seca este año han estado en rangos normales por lo que no se puede atribuir al clima la gran cantidad de incendios experimentados con respecto a otros años. Para prevenir futuros incendios urge combatir las causas de la deforestación en todo el bioma e impulsar una reforestación posterior que permita restaurar el bosque y evitar una mayor degradación y pérdida de la cobertura vegetal. Adicionalmente, se requiere impulsar medios de vida sostenibles.
¿Qué podemos hacer?
Cuando decimos que el verdadero desafío es restaurar el Amazonas estamos diciendo que no podemos permitir que ni una sola hectárea afectada por estos incendios cambie su uso hacia ninguna otra cosa que no sea la provisión de servicios ambientales clave para la vida en todo el planeta.
No podemos permitir que lo quemado se transforme en áreas agrícolas o de ganadería intensiva. De lo contrario, esto generaría un incentivo perverso para la continuidad de las quemas. Para ello necesitamos el compromiso de todos: consumidores, retailers, empresas y gobiernos debemos comprometernos a no comprar nada derivado de la zonas quemadas y a exigir su restauración y a colaborar con el proceso.
El capítulo nacional
Si pensamos que estos procesos se dan sólo en el Amazonas estaríamos cayendo en un error. En la última década, en la Argentina, se ha deforestado un promedio de 240.000 hectáreas anuales de bosques nativos. El Gran Chaco es una de las ecorregiones más afectadas por esta problemática. Según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, sus siglas en inglés), se encuentra entre los 11 lugares más deforestados del mundo y con niveles más altos de degradación. Y el panorama no parece muy alentador.
Necesitamos restaurar el Amazonas, pero también necesitamos políticas públicas que protejan a todos los bosques nativos de nuestro planeta, incluyendo desde ya a los de la Argentina.
Mientras la deforestación continúa, perdemos bosques, culturas, biodiversidad, servicios ambientales y oportunidades de un real desarrollo sustentable. Es hora de asumir los compromisos y salvar nuestros bosques. Sin bosques, no hay vida. (Télam)
Brasil combatirá los incendios con soldados
Brasil dispone de unos 44.000 soldados apostados en la norteña región amazónica. Todos están disponibles para luchar contra los incendios forestales y, además, el Gobierno podría enviar más fuerzas desde otros lugares del país, anunció ayer el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Incendio en la Amazonia: riesgo comercial, político y hasta militar
En una conferencia con periodistas, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Raul Botelho, no detalló cuántos soldados, efectivamente, participarían de las tareas. A la vez, entregó pocos detalles operativos acerca de cómo serían utilizados los soldados y dónde.
El presidente Jair Bolsonaro autorizó el apoyo militar para combatir la cifra récord de incendios que actualmente consumen la Amazonia en respuesta a las críticas internacionales, las cuales demandan por una mayor protección a la selva tropical más grande del mundo.
Petitorios estatales
Bajo las leyes brasileñas, los estados que componen la república federativa deben solicitar ayuda para que los soldados de la Nación sean desplegados en sus territorios.
Precisamente, el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, manifestó que hasta el momento son cuatro de nueve estado brasileños en la Amazonia los que han pedido ayuda al Gobierno central: Pará, Rondônia, Roraima y Tocantíns. En tanto, los estados de Mato Grosso y Acre están preparando tales solicitudes.
Durante la jornada de ayer, medio centenar de personas fueron enviadas desde Brasilia hasta Porto Velho, en el estado de Rondônia, para apoyar las operaciones. La cifra incluye a 30 bomberos y a 18 especialistas en comunicaciones, puntualizó Botelho en una presentación. (Reuters)
Paraguay perdió 22 millones de hectáreas en los últimos 19 años
Incendios, como los que se han propagado en la última semana en el norte de Paraguay, han consumido desde 2001 unas 22 millones de hectáreas de vegetación en el país, de las cuales el 60 % corresponde a bosques autóctonos, según los datos recabados por la Universidad Nacional de Asunción (UNA). El último incendio arrasó esta semana 39.000 hectáreas en dos grandes focos en el Pantanal paraguayo. (Télam)
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