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Es una herramienta clave para alcanzar la neutralidad de carbono que el mundo necesita y también trae consigo grandes oportunidades económicas
Residuos12/10/2023La transición a una economía circular no es sólo una posibilidad, es una necesidad urgente y al mismo tiempo, una gran oportunidad para alcanzar objetivos económicos, sociales y ambientales.
La economía circular es la economía de la sostenibilidad, una herramienta clave para alcanzar la neutralidad de carbono que el mundo necesita. La transición a una economía circular también trae consigo grandes oportunidades económicas. Podría agregar 2 billones de dólares adicionales a la economía global para 2050 gracias al uso más eficiente de materiales, energía y reducción de desechos.
Además, puede aumentar el bienestar social, generando más de 4,8 millones de empleos en América Latina y el Caribe, así como reducir la informalidad en el mercado laboral mejorando la vida y las condiciones laborales de miles de personas, especialmente mujeres.
Pero una transición hacia una economía circular necesita una visión compartida integral a largo plazo. Para acelerar esta transformación es esencial incorporar al sector privado como motor de la innovación a lo largo de toda la cadena de valor de productos y servicios, empezando por el diseño, la reutilización, la reducción de residuos, la absorción de materias primas secundarias y la mejora de la durabilidad y la reparabilidad.
Por ejemplo, elevar la tasa de recuperación de residuos generados en Argentina, que hoy está en 5%, es un desafío que solo se puede hacer de manera articulada. En este sentido, es interesante relevar el caso de Chile. Allí me tocó liderar en el 2021 el desarrollo de una política de estado para la transformación a la circularidad, la “Hoja de Ruta para un Chile Circular al 2040″. Esta fue elaborada mediante un proceso participativo que logró el consenso acerca de una visión, metas y acciones concretas entre los principales gremios productivos del país, las organizaciones de la sociedad civil y la academia. Esta aspira a aumentar la tasa de reciclaje doméstico del 4% actual al 65% para 2040 y generar 180.000 empleos verdes.
El consenso que alcanzamos es que la economía circular requiere una serie de cambios que deben suceder en paralelo. Lo primero es una transformación cultural, puesto que todos estamos llamados a adoptar nuevas prácticas de consumo, como la reutilización, y separación de residuos que son parte de nuestros hábitos diarios. Lo segundo es la inyección de enormes dosis de innovación a los modelos de producción y consumo, donde las empresas juegan un rol fundamental. Lo tercero es la necesidad de actualizar los marcos normativos para facilitar y agilizar las transformaciones anteriores. En el Encuentro de Triple Impacto –28 de septiembre organizado por Dirección de Micro Pequeñas y Medianas Empresas del Gobierno de la Ciudad– expondré profundizaré acerca de estos desafíos, que son comunes a todos los países.
En este contexto, es destacable que Ciudad de Buenos Aires también esté en el proceso de crear junto con los actores clave su primera Estrategia de Economía Circular. La ciudad ya puede exhibir notables avances en la materia: una gestión inclusiva e integral de residuos sólidos urbanos que recupera más del 50% de los desechos diarios generados, reintroduciendo miles de toneladas al sistema productivo; la prohibición de bolsas en supermercados y del sorbete a nivel general; una Red de Economía Circular con más de 360 organizaciones; la única Ley de Responsabilidad Extendida al Productor local para las pilas en desuso del país y diversos programas que buscan alargar la vida de los materiales.
La economía circular es la economía del futuro. Es una economía colaborativa que reúne a diferentes industrias haciendo que los residuos se conviertan en insumo, aumentando la productividad, cuidando mejor los recursos naturales, afrontando el cambio climático, regenerando el suelo y mejorando el bienestar social.
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