
¿Hay dos polos extremos? La teoría de los dos demonios en el debate climático
¿Es verdad que en el debate climático hay dos extremos igualmente radicalizados y fanatizados?¿Quienes estarían en el medio de esa contienda?
Los 177 países reunidos en Busan (Corea del Sur) dejan claras sus diferencias acerca de cómo abordar el problema creciente de la contaminación por plásticos y pactan volver a reunirse en 2025
Politicas Ambientales05/12/2024Una semana de negociaciones en Busan (Corea del Sur) no ha sido suficiente para que la mayoría de países del mundo acercase posturas y se pusiese de acuerdo en el texto definitivo del tratado global contra la contaminación por plástico. Las grandes desavenencias siguen estando en los límites a la producción de este material: una mayoría de países los pide, pero otro grupo (liderado por algunos de los grandes productores de petróleo y polímeros plásticos) no quiere fijar objetivos obligatorios y vinculantes. El encuentro, eso sí, termina con un pequeño acuerdo: todos se volverán a reunir en la primera mitad de 2025.
La de Busan era la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5, por sus siglas en inglés) y debía ser la definitiva. Ahora habrá que esperar a un INC-5.2. En él, explican desde Climática, el debate partirá de un documento base que fue distribuido por la presidencia del comité y en el que se aprecia que, aunque la estructura y la organización del texto del acuerdo parecen haberse ya fijado, las cuestiones polémicas siguen abiertas: la mayoría de artículos cuentan con varias opciones y posibilidades recogidas entre corchetes. La sensación al leer el documento, disponible en abierto, es de que todavía queda mucho por hacer.
Dejando las negociaciones políticas a un lado, la montaña de la crisis del plástico sigue creciendo. La producción mundial de plásticos se duplicó entre el año 2000 y el 2019 hasta alcanzar los 460 millones de toneladas anuales, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De acuerdo con otro informe del mismo organismo, si nada cambia, la cantidad de residuos plásticos producidos en el mundo va camino de triplicarse de aquí a 2060. Hoy, la mitad de los desechos plásticos acaba en vertederos, un 19% se incinera y menos del 10% se recicla. La cuarta parte restante no se sabe bien cómo se gestiona y acaba, en su mayoría, en ríos y océanos.
Más allá de las cifras de la OCDE, algunos estudios científicos indican que la magnitud del problema es todavía mayor. Una investigación publicada en Nature en septiembre concluyó, tras hacer un inventario de la contaminación plástica en 50.702 ciudades, que cada año acaban en la basura 52 millones de toneladas de plástico. Otro estudio, recién publicado en Science, señala que la generación de residuos plásticos alcanzará los 121 millones de toneladas en 2050 si no se hace nada para evitarlo. Además, esta investigación concluye que la contaminación se podría reducir un 90% si se aplicasen, a nivel global, estas medidas:
Volvamos a las negociaciones.
“Hemos logrado avances significativos en Busan en nuestro esfuerzo colectivo para abordar la contaminación por plástico”, señaló al cierre del INC-5 el presidente del comité de negociación, el diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso. “Sin embargo, nuestro trabajo está lejos de completarse”. Todos en Busan saben que, además, la próxima vez que se reúnan el clima negociador será todavía más complicado. La postura de Estados Unidos, que desde el principio ha estado enfocada en retrasar y diluir el acuerdo final, podría volverse todavía más extrema bajo el mandato de Donald Trump. Además, el futuro presidente de Estados Unidos rechaza abiertamente el multilateralismo, lo que podría dar alas a otros países contrarios a un acuerdo ambicioso, como Arabia Saudí o Rusia.
El desacuerdo, tal como refleja el texto de 22 páginas que salió del INC-5, sigue estando principalmente en estos cuatro puntos:
“Esta es la situación ansiada por el grupo de países productores de combustibles fósiles en el que se engloban los productores de plástico”, señala Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) a Science Media Centre (SMC).
El problema del plástico no debe abordarse desde una única perspectiva, sino que deben combinarse varias medidas conjuntas. Es evidente que el límite de producción de plástico virgen debe ser la primera medida a tomar. Todos los países deberían estar de acuerdo en ello y lo que se debería decidir en estas reuniones es qué tope de producción se va a establecer. Lamentablemente, tendremos que seguir esperando a que los países productores de plástico acepten lo que la evidencia indica.
“España y Europa se han posicionado dentro del grupo de alta ambición en el tratado. Y hemos escuchado algunas intervenciones muy potentes de Panamá, Ruanda y México. Los países han avanzado y hay un documento base, propuesto por el presidente, para trabajar en el futuro”, añade también para SMC Carmen Morales, profesora de la Universidad de Cádiz y miembro de la Scientists Coalition for an Effective Plastics Treaty, que ha asesorado a las delegaciones y a los observadores durante el INC-5.
Queda trabajo por hacer, pero hemos visto más ambición en lo referente a incluir el ciclo de vida completo del plástico, no solo los deshechos, y a incluir la gestión de las sustancias químicas asociadas.
“Está claro que persisten las diferencias. Esa ha sido la realidad de las negociaciones”, concluyó, en su discurso final, Inger Andersen, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP). “Pero también está claro que hay cientos de participantes en esta sala que exigen que logremos que se apruebe este tratado. No he oído a ningún delegado decir que no quiere este tratado. Solo necesitamos más tiempo para acordar un instrumento que ataque con fuerza el problema en lugar de uno que no esté a la altura de las expectativas. Así pues, puede que hoy cerremos esta sesión, pero el mundo seguirá observándonos mañana. Y la contaminación plástica seguirá llegando a nuestras costas”.
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