La Argentina en default ambiental: ¿qué podemos hacer?

Meses atrás se conoció que nuestro país comenzó a funcionar en “default ambiental”, es decir, a consumir más que los recursos que poseemos. A esta conclusión se llegó a partir de un análisis en el que se miden los bienes naturales disponibles en comparación con un indicador que es la huella ambiental, o impacto que produce la actividad humana

Energía renovable 03/08/2022
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¿Y ahora qué?

Para empezar, debemos aclarar que, lamentablemente, este no es un hecho nuevo. En el estudio sobre el “Día del exceso de la Tierra” se desglosan una serie de posibles acciones o medidas a tener en cuenta referidas a los residuos urbanos, el desperdicio de alimentos, así como propuestas de conductas individuales asociadas a alternativas más sustentables referidas a nuestros consumos, tanto de energía como de bienes materiales y recursos naturales.

El conjunto de acciones pequeñas es importante desde el punto de vista cultural y conceptual, genera ejemplos, establece una agenda y tiene su impacto. Sin embargo, si realmente queremos lograr resultados concretos significativos desde el punto de vista del desarrollo sustentable, es necesario entender que el logro de la sustentabilidad es una estrategia transversal a todas las actividades. En efecto, no debemos olvidar que el desarrollo sustentable es aquel que satisface las necesidades actuales de una sociedad sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer necesidades equivalentes.

En consecuencia, requiere que toda la sociedad: ciudadanos, organizaciones no gubernamentales, empresas y gobiernos planifiquen y adopten estrategias de corto, mediano y largo plazo para hacerse cargo y actuar proactivamente frente a los impactos que sus propias prácticas tienen sobre el ambiente y la sociedad en la cual desarrollan sus actividades.

En función de su propia definición, resulta obvio entonces que el peor enemigo de la sustentabilidad es la pobreza, dado que en esta condición la discusión sobre lo social y lo ambiental pierde totalmente sentido.

Se necesitan políticas e inversiones inmediatas destinadas al crecimiento sustentable. Si están bien diseñadas y aplicadas, las políticas deben disminuir la pobreza y la desigualdad, pero también un crecimiento bajo en carbono. Podrán encararse también los dos grandes problemas ambientales de nuestro país, la gestión y disposición de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) así como el acceso y disponibilidad de agua potable y servicios de saneamiento (cloacas y desagües).

En consecuencia, el logro de un desarrollo económico es crítico y debe, y puede, ser planificado en equilibrio con lo ambiental, aunque esto no es posible de realizar de la noche a la mañana.

Desde una mirada global, somos un país de relativamente bajas emisiones de gases de efecto invernadero, aunque hemos acordado ser carbono neutral para 2050.

Pongamos el foco, por ejemplo, en la cuestión energética, responsable en nuestro país de aproximadamente un 50% de las emisiones. Según los datos de 2020, casi el 55% de la energía se genera en base a gas natural y un 30% a petróleo. El contexto internacional de guerra en Ucrania, inflación y alineamientos geopolíticos, deja como conclusión, además del incremento del costo de la energía, el rol del gas natural como combustible clave en la transición energética. En nuestro país la primera alternativa para los transportes urbanos, así como de media y larga distancia, es pasar del uso de gasoil a un combustible ambientalmente más amigable como son el gas natural y el gas natural licuado.

La Argentina tiene actualmente un déficit en la producción de energía. Para resolverlo es necesario alcanzar no sólo una producción sustentable en Vaca Muerta, sino también favorecer inversiones en gasoductos, así como en plantas de licuefacción para producir gas natural licuado.

Por su parte, si bien los vehículos eléctricos son una buena alternativa para el transporte de corta distancia, solo lo son en la medida en que la matriz general de energía eléctrica del país sea más sustentable.

Desde el punto de vista del consumo energético debemos ser concretos, realistas y eficientes. El precio de un recurso escaso es el gran ordenador de la eficiencia en su uso, como en este caso, debería ser relativamente alto, justamente, por su finitud.

Al abordar este tema, en el plano de la política, aparece la cuestión de los subsidios. Cada estado tiene la potestad para establecer si los aplica, cómo lo hace y a quienes beneficiar con tarifas especiales. Sin embargo, su implementación debe ser eficiente de forma tal de no destruir el valor ordenador del precio y poder hacerlo llegar a quienes realmente están destinados. El esquema actual de subsidios a la oferta de energía no cumple con esa condición pues no es sustentable, en primer lugar, desde el punto de vista económico. Tampoco lo es desde el punto de vista ambiental, pues desalienta tanto la eficiencia como la transición energética hacia energías más sustentables. Y, desde el punto de vista ambiental, favorece al que más consume.

En resumen, la clave consiste en entender realmente el concepto y las implicancias de la Sustentabilidad; comenzar a implementar, tanto a niveles micro como macro, acciones concretas, tanto de mediano como largo plazo y medir los resultados, para poder saber en qué parte del plan estamos.

La capacitación es fundamental para aquellos que ocupan lugares importantes de gestión, sean estatales o privados. No vale la pena preguntarnos si es tarde o no, sino si somos capaces de avanzar, superando nuestros paradigmas históricos.

No es una produccion propia, la fuente es Francisco Decono para el diario La Nacion (Argentina)

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