
"Creamos electricidad de la nada": la nueva fuente de energía renovable fruto del azar y que se basa en aire húmedo
Captar la humedad y transformarla en electricidad no solo es posible, sino que cada vez es más sencillo
Krajete quiere ofrecer pronto a los hogares una solución al contaminante gas fósil. Está desarrollando un proceso de fermentación de residuos orgánicos que puede reducir la factura de gas de las familias
Energía renovable06/02/2023Desde Eco Inventos, hablan sobre Krajete GmbH, que es el propietario de una patente para la formación microbiana de metano (metanogonesis) y de un proceso de purificación de gases (tecnología de adsorción avanzada). Es líder mundial en la combinación de estos dos procesos.
Los precios de la energía se han disparado y ahora el metano está ahora a la altura del gas natural.
El primer reactor que desarrolló Krajete no ha salido del laboratorio. Ahora han desarrollado un sistema que funciona con componentes mucho más baratos y que puede hacer funcionar cualquiera.
En la agricultura, la producción biológica de gas a partir de residuos orgánicos ya está bien desarrollada.
Normalmente, el biogás se produce en grandes fermentadores y se utiliza en plantas especiales de cogeneración para generar electricidad y calor. A diferencia del gas natural, el biogás contiene impurezas y tiene un alto contenido de CO2. Por esta razón, no puede usarse de la misma manera que el gas natural, ni puede transportarse y almacenarse en la infraestructura disponible para el gas natural.
Krajete es capaz de eliminar los óxidos de nitrógeno y otras impurezas mediante una tecnología de adsorción desarrollada por ellos mismos.
Esta tecnología es extremadamente versátil y también puede usarse para purificar el gas de la fermentación.
Sólo eliminando los gases extraños, el biogás alcanza la pureza y la calidad necesarias para su uso como gas natural.
Un elemento central del concepto del fermentador interno es la tecnología de refuerzo biológico. Se trata de la adición de microorganismos especiales que producen metano.
Las bacterias de las plantas de fermentación convencionales producen el llamado biogás, la mitad del cual consiste en metano y la otra mitad en CO2. Este último suele eliminarse en complejos procesos de depuración para luego liberarlo al aire ambiente. Este residuo también es caro y perjudicial para el clima. Cuando convierten el CO2 en metano, aumentan simultáneamente el rendimiento del gas casi al doble, de forma eficiente y respetuosa con el clima.
En el fermentador doméstico, diseñado para un hogar medio, el digestor puede producir unos 1.000 kWh de gas al año con un aporte de 1.000 kg de residuos orgánicos.
Krajete sitúa el precio del digestor doméstico entre 5.000 y 10.000 euros. Esta cantidad aún podría reducirse simplificando y estandarizando los componentes necesarios.
El digestor casero es una bolsa en forma de cuba que contiene agua y puede llenarse diariamente con residuos orgánicos. Mide aproximadamente 2 m de ancho, 1 m de alto y 1 m de profundidad y se coloca idealmente al sol. La biomasa fermentada se convierte en gas y líquido. El líquido puede usarse como fertilizante orgánico.
El adsorbedor para la purificación del gas es un cilindro sobre rodillos que se conecta semanalmente al fermentador para vaciar la burbuja (de gas). Sólo hay que abrir un grifo en el proceso. El hidrógeno entra en juego a través del electrolizador. El hidrógeno se sifonea en una botella y se almacena. El electrolizador produce unos 500 litros de hidrógeno por hora. Eso supone más de 1,5 kWh de contenido térmico para el que se utilizan algo más de 2 kWh de electricidad. Los 2 kW de electricidad se convierten en 1,5 kWh de energía química.
Si tienes un sistema fotovoltaico, este biodigestor doméstico ofrece una ventaja adicional. A menudo se encuentran en la situación de tener que inyectar el exceso de electricidad producida en la red eléctrica por poco dinero, especialmente en verano. Con este proceso, pueden almacenarla en forma de hidrógeno de alta calidad.
El exceso de electricidad permite dividir el agua en sus dos elementos, H2 y oxígeno, y usarla posteriormente para promover la fermentación de la producción de gas. De este modo, se incrementa en gran medida el rendimiento de metano y se convierte el exceso de electricidad en un proveedor de energía valiosa.
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