Revertir el cambio climático

Mitigar el cambio climático es crucial. Los daños económicos del cambio climático en 2022 arrojan la astronómica cifra de 168.100 millones de euros. Pero la realidad de esa cifra es mucho mayor y de lo que podemos estar seguros es de que no la podemos pagar

Cambio Climático24/04/2023Marcos BachMarcos Bach

MARCOS BACH

Es mayor porque los datos vienen de las aseguradoras, no todo se asegura y, especialmente en el sur global, hay poco dinero para asegurar nada así que ahí hay daños que no se computan. Los daños humanos tampoco se computan, como recolectan en el video de YouTube de La salud de la Humanidad.

No es lo mismo saltarse los valores del Acuerdo de París por unas pocas décimas que por algún grado ni hacerlo durante unos pocos meses o durante toda una década. El estudio de Wunderling y colaboradores (Nature Climate Change 2022) muestra que los riesgos climáticos por efecto dominó disparados por la fusión de los glaciares de Groenlandia y el colapso del bosque amazónico crecen rápidamente con apenas unas décimas y un breve tiempo fuera de los límites térmicos de seguridad.

Evitar un cambio climático catastrófico requiere una rápida descarbonización de la economía y mejorar la gestión de los ecosistemas. Para lograr esto último, los ecosistemas deben priorizarse en función de su capacidad de respuesta a acciones directas y localizadas y de la magnitud y recuperabilidad de sus reservas de carbono. Goldstein y colaboradores (2020) demostraron que una serie de ecosistemas contienen un "carbono irrecuperable" que es vulnerable a la liberación tras la conversión del uso de la tierra y que, una vez perdido, no es recuperable en escalas de tiempo relevantes para evitar impactos climáticos peligrosos. A escala mundial, los ecosistemas más afectados por las decisiones humanas sobre el uso de la tierra contienen al menos 260 Gt de carbono irrecuperable, con densidades especialmente elevadas en turberas, manglares, bosques antiguos y marismas. Para alcanzar los objetivos climáticos, debemos salvaguardar estas reservas irrecuperables de carbono mediante un conjunto ampliado de estrategias políticas y financieras.

Conservar los almacenes terrestres y marinos de carbono y los ecosistemas que actúan de sumidero, es decir, de lugares donde se almacena más de lo que se emite, es clave para que no se acumule en la atmósfera demasiado CO2, el principal gas de efecto invernadero. Los seres humanos han tenido un impacto sustancial en el ecosistema marino y en sus sumideros de carbono. A nadie se le escapa el impacto humano en la abundancia, biomasa y estructura de tamaños de las poblaciones de peces y ballenas. Sin embargo, debido a su escasa abundancia en comparación con el plancton, los vertebrados marinos no se incluyen en los modelos de biogeoquímica marina. A pesar de ser una pequeña parte del balance total de carbono del océano, los vertebrados marinos son importantes ya que contribuyen al movimiento y almacenamiento de carbono orgánico e inorgánico.

No es solo una cuestión ética. La desigualdad económica nos sale ambientalmente carísima. Millward-Hopkins (2022) ha calculado que en términos energéticos supone el doble de consumo que una sociedad igualitaria. El colapso ecológico y la desigualdad económica se encuentran entre los mayores retos globales contemporáneos, y ambas cuestiones están completamente entrelazadas, y lo han estado a lo largo de la historia de las distintas civilizaciones. Sin embargo, la economía mundial sigue avanzando hacia la crisis ecológica y las desigualdades siguen siendo mucho mayores de lo que los ciudadanos consideran justo. Los costes energéticos de la desigualdad son mucho más significativos que los de la cantidad de población. Incluso los más moderados niveles de desigualdad que la ciudadanía considera aceptables aumentan la energía necesaria para proporcionar una vida digna universal en un 40%. En ese grado tolerado socialmente de desigualdad un 1% mundial superrico consume la energía necesaria para una vida digna a 1.700 millones de personas. Mitigar el cambio climático requiere cambios sociales profundos que reduzcan las desigualdades económicas.

Las subvenciones a los combustibles fósiles constituyen una carga para las finanzas públicas y contribuyen al cambio climático y a la contaminación atmosférica. Las subvenciones a los combustibles fósiles también distorsionan el comercio. Eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles es, por tanto, importante y urgente para la mitigación y para que las políticas de tarificación del carbono sean eficaces. Las pruebas sustanciales de la aceleración de los riesgos para los sistemas naturales y humanos a 1,5 °C y 2 °C apunta a un cambio climático de gran impacto en las próximas tres décadas. Todo esto requiere la implantación urgente de medidas de adaptación. Pero no podemos olvidar ni por un momento la mitigación: no es lo mismo superar los umbrales de seguridad por unas décimas de grado que hacerlo por un grado o más. 

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