Basura espacial: un problema sin solución

Además de la basura espacial, también hay gran cantidad de micrometeoritos y meteoritos de distintos tamaños que no se sabe que están y también son un peligro para las naves y los astronautas

Contaminaciones 12/12/2023 Marcos Bach Marcos Bach
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MARCOS BACH

El primer cohete autopropulsado se lanzó en 1926 y fue diseñado por Robert Hutchings Goddard en Estados Unidos, pero recién en 1957, la Unión Soviética lanzó el Sputnik-1, comenzando una historia de lanzamientos cotidianos, que ha llevado miles de naves, de todo tipo y tamaño al espacio.

Muchas de estas naves siguen en funcionamiento. Algunas se precipitaron a Tierra y otras, que cumplieron su ciclo, siguen en el espacio. Las que quedaron inutilizadas y los restos de satélites y cohetes son lo que llamamos basura espacial.

Como describe la Dra. en Física Olga Inés Pintado en el diario argentino La Gaceta, algunas naves que caen a Tierra de manera controlada y se trata de que caigan en un lugar que no causen daño, como ocurrió con la estación espacial MIR que cayó en el océano Pacífico. Las naves pequeñas o los trozos de naves, cuando entran en la atmósfera se queman y lo que llega a la superficie terrestre no causan daño.

La basura espacial es un problema porque pueden caer a Tierra de manera descontrolada y causar daños, y las que quedan en el espacio pueden perjudicar a otras naves o a astronautas que hacen caminatas espaciales.

Hay proyectos para tratar de eliminar la basura espacial, desde poner redes, destruirlos con disparos de láser, hasta naves con brazos robóticos para capturarla y traerla de vuelta a la Tierra. Sólo en 2025 se tratará capturar un satélite en desuso.

La basura espacial es monitoreada permanentemente con radares y se puede predecir si existe peligro de que choquen con alguna nave en uso. Hay más de 20.000 piezas que se están monitoreando. Pero no toda la basura espacial puede ser detectada por los radares, porque algunas son pequeñas. Si bien esas piezas no son un peligro para la Tierra, porque en el caso de ingresar en la atmósfera se desintegrarían, son peligrosas para las naves espaciales. Una pieza de 10 centímetros podría poner en peligro la Estación Espacial Internacional e incluso a su tripulación.

También pueden afectar a los astronautas que realizan caminatas espaciales. Si un cuerpo del tamaño de un grano de arena que se mueve a alta velocidad impacta en el traje de un astronauta sería letal, porque tiene una gran energía y lo perforaría.

Hace unos años, las naves espaciales eran enviadas por agencias espaciales de algunos pocos países. En los últimos años, muchos países están lanzando satélites y cohetes y hay muchas empresas privadas que entraron en la actividad espacial. Se ha incrementado la cantidad de naves y también la cantidad de basura espacial. Es indispensable que se encuentre una manera disminuirla. Además de las capturas, quizás se podría pensar en naves que regresen a la Tierra cuando termine su vida útil. Sin embargo todo esto se puede pensar para piezas de cierto tamaño, no para las más pequeñas.

Como vemos, moverse en el espacio no es tan simple e implica ciertos peligros que por ahora es muy difícil evitarlos.

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