Advierten que en 30 años la mitad de la población mundial tendrá problemas con el agua

Un estudio asegura que la polinización de los cultivos y la deforestación afectarán a diferentes zonas. Asia y África serían los continentes más complicados

Cambio Climático07/09/2022Marcos BachMarcos Bach
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En Malawi, se secó un lago importante en 2018. (Foto: AFP/AMOS GUMULIRA)

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En 30 años, más de la mitad de la población mundial sufrirá las consecuencias de una naturaleza malherida, así sintetiza el artículo el medio TN de Argentina. Un amplio estudio recreó, a partir de lo que los distintos ecosistemas y procesos biológicos ofrecen hoy a los humanos, lo que podrán darles en 2050. Por diversas causas, la mayoría antropogénicas, procesos naturales como la polinización de los cultivos o la renovación del agua reducirán su aportación al bienestar humano. La peor parte se la llevarán regiones que hoy tienen un mayor capital natural, como África y buena parte de Asia.

Los autores de la investigación determinaron la contribución natural de los diversos ecosistemas a tres procesos claves para los humanos: la polinización por parte de insectos y aves, la regeneración del agua mediante la retirada del exceso de nitrógeno procedente de la ganadería y la agricultura o la protección que diversas barreras naturales dan en la línea de costa. "La naturaleza ofrece mucho más a los humanos, en un anterior trabajo planteamos 18 grandes familias de contribuciones naturales, pero no hay datos de todas ellas y para todo el planeta", dice el investigador Ikerbasque en el Basque Centre for Climate Change (BC3) y coautor del estudio, Unai Pascual, para explicar la elección de estas tres contribuciones.

Solaparon aquellos datos con los de la población actual y la prevista en 2050. El modelo incluyó también los distintos factores que más están deteriorando la naturaleza, como los cambios en el uso de la tierra en forma de deforestación y avance de la agricultura, la acelerada urbanización o el cambio climático. Por último, aplicaron su modelo a tres posibles escenarios: uno en el que las sociedades seguirán basadas en el uso de los combustibles fósiles como ahora, otro emergente que denominaron de rivalidad regional y un tercero protagonizado por la sustentabilidad.

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El trabajo, publicado en Science, concluye que, en el peor de los escenarios, hasta 4450 millones de personas podrían tener problemas con la calidad del agua por la incapacidad de los distintos ecosistemas de regenerarla. Además, casi 5000 millones de humanos tendrán que soportar una significativa merma en los rendimientos de sus cultivos por una deficiente polinización.

Solo una apuesta por una trayectoria sostenible podría reducir el número de personas afectadas por el deterioro de los ecosistemas entre tres y diez veces. Sin embargo, sea cual sea el escenario que se dé dentro de 30 años, unos 500 millones de habitantes de las zonas costeras tendrán un mayor riesgo de erosión del litoral o de inundaciones.

El trabajo, que se plasmó en una potente herramienta visual del Proyecto Capital Natural, permite saber quiénes serán los que más pierdan. Hasta 2500 millones de personas del este y sur de Asia y otros 1100 en África sufrirán una reducción en la calidad de su agua. Los riesgos costeros se concentrarán en el sur y el norte de Asia. Mientras, los mayores problemas con la polinización natural los tendrán de nuevo en el sudeste asiático y África, pero también en Europa y América Latina. En ambas regiones las personas afectadas podrían acercarse a los 900 millones.


Los países en desarrollo, que ya estaban en desventaja social y económica, contaban con la supuestas ventajas del mayor capital natural, pero es aquí donde se degrada más rápidamente.

señala Pascual.


Aunque la tecnología está suplantando un número creciente de servicios que antes prestaba la naturaleza, esta vez es la respuesta. "Si nos referimos a tecnologías como aquellas que reemplacen por completo las contribuciones de la naturaleza, como puede ser la polinización manual de cultivos que hacen en China, o plantas de tratamiento de agua para eliminar el nitrógeno, o la elaboración de estructuras sólidas para proteger las costas, no me parece que sean solución", explica en un correo la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Patricia Balvanera, no relacionada con el estudio.

La concentración de las mayores pérdidas de capital natural en las zonas más pobres que revela el estudio también hace inviable la apuesta tecnológica. Así lo argumenta la investigadora mexicana: "No es realista que Madagascar pueda invertir en construcciones costosas para la protección costera. No es realista que la India pudiera poner cientos o miles de plantas de tratamiento de agua. Tampoco es realista que China compense toda la polinización con trabajo manual".

Más realista parece conservar la biodiversidad allí donde más ofrece. Y, como dice en una nota la científica del Proyecto Capital Natural y coautora del estudio Becky Chaplin-Kramer, "contamos con la información que necesitamos para evitar los peores escenarios que proyectan nuestros modelos y avanzar hacia un futuro justo y sostenible".

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