La COP28 se cierra con un acuerdo que no conforma

La Cumbre del Clima logró compromisos tibios sobre combustibles y un refuerzo de las energías renovables

Politicas Ambientales14/12/2023Marcos BachMarcos Bach
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MARCOS BACH

Los países representados en la Conferencia del Clima que convoca Naciones Unidas (COP28) adoptaron el “Balance Global”, el acuerdo con el que aspiran a reforzar su acción climática para contener el aumento de temperatura y que no supere el grado y medio respecto a los niveles preindustriales.

Cerca de 200 países alcanzaron un nuevo acuerdo sobre el clima en las conversaciones de la COP28 llevadas a cabo en Dubai, tras dos semanas de negociaciones caracterizadas por la controversia y las agrias divisiones sobre el futuro de los combustibles fósiles.

En el diario argentino La Gaceta, aunque muchos países y analistas califican el acuerdo de “histórico” y de señal de que la era de los combustibles fósiles está llegando a su fin, pero otros expertos y países en primera línea de la lucha contra el cambio climático critican el acuerdo por insuficiente, plagado de lagunas y los compromisos “tibios”.

Pero ¿qué incluye el acuerdo climático de la COP28? El documento concluyente de esta edición menciona por primera vez a los combustibles fósiles pero de manera muy acotada e insuficiente.

El acuerdo “pide” a los países que “contribuyan” a los esfuerzos mundiales para reducir la contaminación por carbono. Enumera una serie de acciones que pueden elegir para hacerlo, entre las que se incluyen: “Abandonar los combustibles fósiles en los sistemas energéticos... acelerando la acción en esta década crítica para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, de acuerdo con la ciencia”. Es la primera vez en las tres décadas de historia de las negociaciones sobre el clima que la declaración final hace referencia explícita a la adopción de medidas sobre los “combustibles fósiles”. Pero se queda corta en el compromiso de “eliminación progresiva” de los combustibles fósiles, que más de 100 países apoyaron.

Se propone triplicar la capacidad mundial de energías renovables para 2030 y duplicar la eficiencia energética. Además, llama a acelerar los esfuerzos para reducir progresivamente la utilización incesante de la energía basada en carbón.

Impulsará también la aceleración de las tecnologías con cero o bajas emisiones de carbono, incluida la captura y almacenamiento de carbono, un conjunto de técnicas que se están desarrollando con el objetivo de extraer la contaminación por carbono de la atmósfera.

Muchos científicos han expresado su preocupación por el hecho de que la captura de carbono no se haya probado a escala, sea cara y suponga una distracción de las políticas de reducción del uso de combustibles fósiles.

La Agencia Internacional de la Energía considera que la captura de carbono tiene un papel limitado en sectores que consumen mucha energía, como la siderurgia, que aún no puede alimentarse eficazmente con energías renovables como la eólica y la solar.

El acuerdo también reconoce un papel continuado para los “combustibles de transición”, interpretados en gran medida como gas metano, un combustible fósil que calienta el planeta.

Sobre el tema de la adaptación, el acuerdo pide a los países que tengan un plan detallado para adecuarse a los impactos actuales y futuros de la crisis climática en sus propios países para 2025, y que para 2030 hayan progresado en la aplicación de esos planes.

En el tema de la financiación, uno de los que más rispideces generó durante las conversaciones, el acuerdo reconoce que los países pobres no disponen de los fondos necesarios para la transición hacia las energías renovables, pero tampoco exige a los países ricos (los que más contaminan y emiten gases de efecto invernadero) que aporten más.

Los pasos a seguir, ahora que se alcanzó el acuerdo, implican que los países deben actualizar sus planes nacionales de reducción de emisiones para 2030, por lo que se verán presionados para alinear sus planes con el nuevo acuerdo.

El acuerdo, aprobado por consenso en el plenario, llama a los estados a iniciar una transición para alejarse de los combustibles fósiles, “de manera ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, con el fin de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050, de acuerdo con la ciencia”.

Abrir una senda de abandono de estos tipos de energía era la prioridad en esta cumbre para la Unión Europea y otras economías industrializadas, así como para países muy vulnerables al cambio climático, como muchos Estados en desarrollo.

Sin embargo, hasta el plenario había en la COP28 incertidumbre sobre si un acuerdo que marcara el fin de la era de los combustibles fósiles sería aceptado por países petroleros como Arabia Saudí, a quien señalaban como la principal oposición.

“Es un logro histórico y sin precedentes”, señaló en el plenario el presidente de la COP28, el emiratí Sultán Al Jaber, quien agradeció el “trabajo duro” de las delegaciones durante las últimas dos semanas y especialmente en las últimas horas en las que los países negociaron hasta la madrugada para lograr el consenso.


Somos lo que hacemos, no lo que decimos. Debemos tomar las medidas necesarias para convertir este acuerdo en acciones tangibles.

dijo ante el concurrido plenario de la cumbre. 


Después de dos semanas de duras negociaciones, el objetivo era enviar un poderoso mensaje a los inversores y responsables políticos de que el mundo está unido en su deseo de romper con los combustibles fósiles, la última esperanza para evitar de la catástrofe climática.

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