Mala clasificación a Argentina por su accionar sobre el Cambio Climático

Un paper en Science cuestionó la falta de un plan para reducir la emisión de gases contaminantes

Cambio Climático09/06/2023Marcos BachMarcos Bach
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Manifestantes frente al Congreso, en una convocatoria mundial contra del cambio climático en 2019. Foto EFE / Archivo

MARCOS BACH

“En cuanto a las estrategias de largo plazo, aparte de vagas explicaciones, no se ha publicado ningún plan de política detallado”. El impersonal “se” alude amablemente al Gobierno argentino. El lugar de la publicación: la prestigiosa revista Science. El tema: hasta qué punto, además de objetivos, hay un plan de acción concreto contra el cambio climático.

El texto del que hablamos es un paper (“La brecha de credibilidad en los objetivos climáticos netos cero deja al mundo en alto riesgo”) y fue publicado este jueves en Science, una de las revistas científicas más prestigiosas. Analiza la brecha entre los objetivos políticos y las acciones gestionadas por los países, con miras a evitar la suba de la temperatura mundial más allá de 1,5 grados, algo que, por más que se omita en la agenda política y de noticias, afectará al planeta. Con él, a la biodiversidad y obviamente a nosotros.

Clarín, autores del artículo original, pudo sostener un breve ida y vuelta con el primer autor del trabajo, el belga Joeri Rogelj, climatólogo que trabaja como investigador del Centro de Política Ambiental del Imperial College de Londres, en Inglaterra, que se refirió a la Argentina. También se estableció comunicación con la secretaría de Gobierno de Cambio Climático, liderada por Cecilia Nicolini.

Qué dice el paper de Science

El trabajo mide la credibilidad de los planes esbozados por los países, tanto a corto como a largo plazo, con miras a lograr lo que en el sector llaman “emisiones netas cero”, que es lo que en definitiva hará que la temperatura media no suba más de lo tolerable por los ecosistemas.

Más allá de los detalles técnicos del breve paper, hay una interesante evaluación en una grilla complementaria, donde figuran 15 países, a los que se suma la Unión Europea como bloque.

Según una descripción del grupo argentino Periodistas por el Planeta (PxP), que son quienes difundieron el paper a nivel local, Argentina está incluida en ese listado porque figura entre los primeros emisores de gases que causan el cambio climático. Los gases de efecto invernadero son generados por distintos procesos productivos y el transporte. 

Science y una alusión a la Argentina

El paper describe un escenario mundial preocupante (pero “salvable”, si de una vez se toma el toro por las astas) en cuanto a la suba de la temperatura media del planeta. Para 2050, la media no debería subir más de 1,5 grados.

Hablan de la importancia de haber establecido objetivos claros de mitigación del cambio climático (de otro modo sería imposible avanzar; no habría un horizonte claro, dicen), pero, para expresarlo coloquialmente, plantean que el mundo no puede dormir arriba de esas metas.

Además de objetivos, hay que definir planes de acción. Luego, llevarlos a la práctica.

Describen cinco escenarios climáticos posibles con subas diversas de la temperatura global de acá a mediados y fines del siglo XXI. Para analizar esas “pantallas” (signadas por distintos niveles de optimismo), los autores entrecruzan tres variables.

Un marco legal contra el cambio climático

La primera variable es si el marco legal que cada país estableció con miras a lograr el “net zero target” (el objetivo del “cero emisiones netas”) es vinculante. Es decir, si hay una ley o norma de cumplimiento obligatorio relacionada con ese objetivo central.

De no ser vinculante, explican, la bajada desde las intenciones hasta las acciones podría desfasarse, sin contar las dificultades de sostener las medidas a largo plazo, más aun cuando las autoridades de gobierno cambien. A Argentina no le fue bien en este punto.

Los nombres de los organismos y convenciones son largos, pero vale la pena atender: más allá de que en diciembre de 2019 se sancionó la ley 27.520 “de presupuestos mínimos de adaptación al cambio climático global”, los planes de mitigación posteriores al Tratado de París que el país vino presentando ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) no son satisfactorios. O, más bien, pobres.

“Vagos”, dice el apartado del paper. Y, en efecto, cualquiera que lea las 11 páginas -donde abundan trazos gruesos importantes, pero sin una bajada a tierra real-, que incluye el último documento presentado por Argentina ante la ONU (“Estrategia de desarrollo resiliente con bajas emisiones a largo plazo a 2050”, de noviembre de 2022), se dará cuenta de que no es una exageración.

En la grilla de Science se aclara que Argentina presentó estrategias de largo plazo ante la CMNUCC en 2022, pero éstas “no fueron consagradas por ley”.

Credibilidad del plan contra el cambio climático

La segunda variable evalúa si existe una política plausible para implementar las acciones propuestas por cada país. Hay un ítem en la grilla mencionada que alude a la “robustez” de cada plan publicado. Otra vez, Argentina falla con un “no es creíble”.

Hay que decir que Australia obtuvo la misma calificación y que Brasil directamente recibió un “no hay plan disponible”. Respecto de la explicación de la mala nota local, es la enunciada al comienzo de esta nota: “En cuanto a las estrategias de largo plazo, aparte de vagas explicaciones, no se ha publicado ningún plan de política detallado”.

Todo esto vuelve lógica la calificación recibida en la tercera variable, que se basa en una evaluación de si ya se está viendo un camino “hacia abajo” en materia de emisiones. La respuesta para Argentina es un claro “no”.

Qué dice el Gobierno del cambio climático

Clarín habló con la Secretaría de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación (a cargo de Cecilia Nicolini), área dependiente del Ministerio de Medio Ambiente.

Desde esa dependencia contestaron a través de un texto escrito. “Si bien contribuye con el 0,7% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, la Argentina ha aumentando su ambición climática significativamente”, arrancan.

Pusieron énfasis en los objetivos definidos, precisamente lo que critica el paper. Explicaron que las metas planteadas en 2021 son casi un 30% más ambiciosas que las de 2016 para reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y aseguraron que todos los sectores de la economía están en condiciones de cumplir con el compromiso “no exceder la emisión neta de 349 megatoneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) para 2030”.

También informaron que tras “el pico registrado en 2007, las emisiones se mantienen estables y con tendencia decreciente”.

Aludieron a las “grandes oportunidades” que tiene el país “en lo que refiere a la transición de su matriz productiva y energética, y estimaron que esto “permitirá un ingreso de divisas para acelerar la implementación de esas medidas”.

Por fin, en un comentario breve, aludieron al objetivo de “alcanzar la neutralidad de emisiones al 2050”.

La mirada de Argentina de los autores del paper

En un intercambio por mail, el climatólogo belga Joeri Rogelj dijo a Clarín que “el mundo está lleno de promesas de cero emisiones netas y promesas de reducción de emisiones. Sin embargo, lograrlo no es fácil: requiere una planificación y políticas cuidadosas para traducir las promesas en acciones".

La pregunta que se hizo es "¿qué tan creíble es que se alcancen las promesas de cero emisiones netas" en un país como la Argentina?


La respuesta fue clara

Argentina se ha comprometido a un objetivo neto cero, pero este objetivo aún no se ha convertido en ley. Eso significa que actualmente no tiene una base legal muy sólida. Además, tampoco tenemos conocimiento de un plan de implementación claro. Dicho plan es importante para que todos los sectores de la economía argentina entiendan cuál es su papel y hacia dónde se dirige el país.


Duro, Rogelj dedujo que “se espera que las emisiones aumenten hasta 2030".

"Esa es claramente la dirección equivocada, si uno tiene la intención de llegar a cero neto en 2050. Estos indicadores juntos significan que tenemos una confianza mucho menor de que, tal como está ahora, se logre el objetivo de cero emisiones netas de Argentina”, apuntó.

Y, con un toque de esperanza, matizó explicando que, “por supuesto, esta perspectiva puede cambiar rápidamente. Por ejemplo, si Argentina traduce su compromiso en ley y comienza a redactar y publica un plan de implementación”.

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